Un piano de fantasía



¡Feliz martes! La música de hoy te va a encantar y, te adelanto ya, salió de las manos de una mujer cuya música ya ha aparecido por aquí. Además, proviene de un país que incluso uno tiene olvidado a la hora de la música pero nos equivocamos: como es obvio, mucha y buena música se produce en muchos lugares y lo más triste es que lo desconocemos, dejando pasar verdaderas maravillas como la de hoy. Evitemos esto hoy y disfrutemos de una obra llena de encanto y misterio.



Nos la trae Dora Pejačević (1885-1923), compositora croata nacida en Budapest. Provenía de una familia noble croata de gran importancia en su vida política. Su madre era una condesa húngara que tocaba el piano y pintaba de forma aficionada por lo que ella le inculcó desde pequeña el gusto por la música. Sin embargo, le imponía unas normas muy estrictas contra las que Dora se rebeló. Se le puso una tutora privada inglesa y así aprendió a hablar el idioma. No solo la joven Dora se interesó en la música sino también en la política. Pronto comenzó a componer (con doce años) y sus padres reconocieron su talento por lo que le permitieron estudiar en el extranjero para ir ampliando sus conocimientos y horizontes. A pesar de todo, siguió estudiando por su cuenta u mostró pronto una gran inventiva y creatividad que casi la igualaban a sus contemporáneos. Se dedicó también a viajar profusamente y en esos viajes pudo conocer a personajes importante dentro de la cultura europea, como por ejemplo a Rainer Maria Rilke, de quien posteriormente pondría en los pentagramas algunos de sus maravillosos poemas.

Hoy te traigo, para este mes de diciembre, su Fantasía concertante, op. 48, obra compuesta en 1919 para piano y orquesta. Es un fiero movimiento de concierto en el que claramente vemos la influencia del Rachmaninov de sus primeros conciertos para piano y también de la fuerza y el misterio de Franz Liszt. A pesar de que está compuesta en un solo movimiento, podemos apreciar rastros de una estructura interna en tres. La obra se abre con un lúgubre motivo de dos compases en registro grave que no son sino la puerta a miríadas de otros temas que van dotando a la composición de un carácter fuertemente dramático, con una intensa apoteosis final.

La interpretación es de Volker Banfield (piano) y la Deutsche Staatsphilharmonie Rheinland dirigida por Ari Rasilainen.

Volver arriba