La procesión del Rocío



Pensando sobre qué poner hoy y puesto que ayer puse una de las obras más famosas de Joaquín Turina, se me ocurrió que hoy podría poner la otra que también es igual de famosa. Quizá es un punto más conocida que la anterior. Por tanto, vamos a hacerle homenaje a este maestro español a ver si así nos animamos a escuchar más su música.

Ese maestro es, como ayer, Joaquín Turina Pérez (1882-1949), compositor español nacido en Sevilla. No me resisto a copiar y pegar una anécdota que contó el mismo Turina. En los comienzos de Octubre del año 1907 se estrenaba mi primera obra en el Salón Otoño de París: mi quinteto para piano e instrumentos de cuerda. Colocados ya en el escenario vimos entrar, algo sofocado por la carrera, a un señor gordo, de gran barba negra y con un inmenso sombrero de anchas alas. Al poco rato el señor gordo se volvió hacia su vecino, un joven delgadito y le preguntó: ¿Es inglés el autor?. No, señor, es sevillano, le contestó el vecino completamente estupefacto... Terminar la interpretación y aparecer el señor gordo, acompañado del joven delgadito, fue todo uno. Avanzó hacia mí y, con la mayor cortesía, pronunció su nombre: Isaac Albéniz. Media hora más tarde caminábamos los tres cogidos del brazo por los Campos Elíseos grises de aquel atardecer otoñal. Nos instalamos en una cervecería... y ante una copa de champagne sufrí la transformación más importante de mi vida. Allí salió a relucir la patria chica, allí se habló de la música con vistas a Europa y de allí salí completamente cambiado de ideas. Éramos tres españoles y, en un rincón de París, debíamos hacer grandes esfuerzos por la música nacional y por España. Aquella escena no la olvidaré jamás, ni creo que la olvide el joven delgadito, que no era otro que el ilustre Manuel de Falla.

De Turina te ofrezco hoy su también famosa La procesión del Rocío. Aunque no se trata de una obra compuesta específicamente para la aldea de Rocío sí está relacionada con ella. En realidad está dedicada digamos que a Sevilla. El maestro quedó fascinado por el colorido, la alegría y el bullicio que se forma en Sevilla (concretamente en Triana) cuando salen los romeros para ir a la aldea del Rocío. Con su especial predilección por describir cosas, Turina aquí compone una música luminosa, alegre y que describe con total fidelidad las distintas sensaciones, aromas, sonidos y ambientes de ese día.

La interpretación es de la Orquesta Nacional de España dirigida por Ataúlfo Argenta.

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