Qué suave cefirito



La palabra puede parecerte rara... pero la música es una de las más bellas que jamás se han compuesto, ¡y no exagero! Hay momentos en que uno se encuentra con esta música y solo puede admirarse, callar y escucharla una y otra vez. Admirar al genio que la compuso... y volver a admirarlo. Desde el momento que empiezan las notas surge una cascada de sentimientos y emociones. Una semana que empieza con esta música no puede, sin duda, ir demasiado mal.

Ese genio que la compuso es Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), maestro de entre los maestros austríacos nacido en Salzburgo. Quisiera hablar ahora un poco sobre el padre, Leopold. Era un experimentado músico y eso permitió que desde pequeño transmitiese a su hijo sus conocimientos, obviamente sobrepasados con creces por el retoño. Tenían ambos un carácter tan opuesto que se necesitaban irremediablemente. El noviazgo de Mozart con Aloysia Weber debió de ser algo insoportable para su padre, que tuvo que resignarse a ir perdiendo poco a poco a su hijo. Sin embargo, siempre mantuvieron el contacto epistolar. El hijo escuchaba los consejos de su padre pero los aceptaba según sus conveniencias. ¿Quizá como cualquier relación padre-hijo? No es aventurado afirmar que gracias a los desvelos de Leopold Mozart conocemos hoy día a ese prodigio de la naturaleza que fue Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus.

Una de las óperas más gloriosas jamás compuestas es su Le nozze di Figaro, K.492, es decir, "Las bodas de Fígaro". Fue estrenada en 1786 y cuenta con libreto de Lorenzo da Ponte. Cuenta cómo el conde Almaviva está casado con Rosina y Fígaro, el barbero del conde, está enamorado de Susana, doncella de la condesa, y a quien el conde corteja. En un momento del acto tercero la condesa le dicta a Susana una cita que está dirigida al conde, para exponerle su infidelidad. Mozart la compone en forma de "duettino" titulado Sull'aria... che soave zeffiretto, es decir, "Sobre la brisa... qué suave cefirito". Escuchamos cómo la condesa dicta y luego la doncella repite lo escrito. ¿Qué decir de esta página inmortal? Mejor nada, sino solo disfrutar de ella.

La interpretación es de Gundula Janowitz y Edith Mathis (sopranos) y la Orquesta de la Ópera Alemana de Berlín dirigidos por Karl Böhm.

Volver arriba