El Papa recibe al presidente del Consejo Indigenista Misionero Francisco escucha el clamor de los pueblos indígenas brasileños
(Luis Miguel Modino).- Ser voz de los sin voz es un desafío para quien se dice discípulo de Jesucristo. Si a esto unimos que se trata del Obispo de Roma ese desafío se acrecienta. Francisco es una persona a quien le gusta conocer las problemáticas humanas, especialmente las que hacen referencia a aquellos que viven en las periferias, aquellos que son ignorados, explotados, pisoteados por una sociedad injusta.
En este sentido, el Papa ha dado un paso más al recibir al Presidente del Consejo Indigenista Misionero, Don Erwin Kräutler, obispo de la Prelatura del Xingú, en la región amazónica brasileña, acompañado del asesor teológico de este Organismo de la Conferencia Episcopal Brasileña, Paulo Suess. En este encuentro fue tratado sobre la constante violación de los derechos indígenas por parte del capital privado con el apoyo del gobierno brasileño, promoviendo emprendimientos en el campo agrícola y ganadero, la extracción de recursos minerales, construcciones, muchas veces ligadas a la explotación turística..., invadiendo territorios indígenas.
En el texto entregado al Papa se relata el sufrimiento de los Guaraní-Kaiowá en el estado de Mato Grosso do Sul, hacinados en un pequeño espacio de tierra ante la presión de grandes empresarios del sector ganadero, los Tupinambá en el sur del estado de Bahía, cuyas tierras continúan invadidas por el ejército, los pueblos indígenas del Vale do Javarí, en la frontera peruana, de donde el gobierno quiere expulsarlos para explorar el petróleo existente, los pueblos afectados por la Central Hidroeléctrica de Belo Monte, en el estado de Pará, y la paralización de la demarcación de tierras indígenas por parte del gobierno de la Presidenta Dilma Roussef, contraviniendo a la propia Constitución Brasileña.
Existen en la región amazónica brasileña alrededor de 90 grupos de pueblos indígenas en situación de aislamiento, sin contacto con la sociedad nacional. Muchos de ellos se encuentran en gran riesgo de destrucción a causa de proyectos como embalses de empresas hidroeléctricas, proyectos de minería y deforestación a gran escala para la cría de ganado y plantaciones de soja en la región.
Estar de lado de los pueblos indígenas y luchar por sus derechos ha sido motivo de persecución a la Iglesia Católica brasileña, al Consejo Indigenista Misionero y los que forman parte de este organismo, religiosos y religiosas, misioneros laicos, sacerdotes, obispos. Si cabe destacar a alguien en este sentido es al propio don Erwin Kräutler, nacido en Austria, perteneciente a la Congregación de la Preciosísima Sangre y que fue enviado como misionero a Brasil en 1965, el mismo año en que fue ordenado sacerdote.
Desde 1980 es obispo de la Prelatura del Xingú, primero como obispo coadjutor e desde 1981 como titular. Desde el principio fue perseguido. En 1987 sufrió un "accidente" de coche, con altas sospechas de haber sido provocado, en el que murió el padre Salvatore Deiana. Fue con él que durante muchos años trabajó la hermana Dorothy Stang, asesinada en 2005 y que motivó que desde poco tiempo después sea escoltado por la policía brasileña.
Conocí a Don Erwin en 2009, en el 12º Intereclesial de las CEBs y su testimonio de vida me dejó profundamente marcado, pues descubrí en él la presencia de un Dios que está al lado de quien está dispuesto a entregar su propia vida a favor de la construcción del Reino.
Estoy seguro de que este encuentro dará sus frutos, que a partir del interés mostrado por el Papa, como relataba Don Erwin, Francisco será una vez más voz de los que no tienen voz, de los indígenas brasileños, perseguidos y violentados por una sociedad y un gobierno que visando el lucro se ha olvidado de los derechos que la propia Constitución reconoce. El compromiso de Don Erwin Käutler y de tantos hombres y mujeres que a través del Consejo Indigenista Misionero dedican su vida a la defensa de los pueblos indígenas debe ser un estímulo para una Iglesia que siempre debe estar al lado de los que la sociedad quiere colocar al margen, ahora más que ésta ha reconocido la santidad de aquel que se hizo santo viviendo entre los indios, San José de Anchieta.