El extremeño Javier Travieso, nuevo vicario apostólico de San José Melodía de primavera en el Amazonas peruano

(César Luis Caro, corresponsal en Perú).- El pasado 1 de febrero la pequeña localidad de Indiana, sede del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, al noreste del Perú, se vistió de fiesta para recibir a su nuevo obispo, el claretiano español José Javier Travieso Martín, natural de Don Benito (Badajoz), que había recibido su nombramiento del Papa Francisco el pasado 1 de noviembre.

Javier Travieso lleva más de un cuarto de siglo como misionero en Perú. Ha desarrollado su labor primero en Lima, destacando como profesor de teología, y luego en Trujillo, donde continuó su labor pastoral y docente. Allí, en "la ciudad de la eterna primavera", fue consagrado obispo auxiliar en 2009. "El padre Javier" posee una gran experiencia en el trabajo con jóvenes y además es cantautor.

El Vicariato que lo acoge llevaba varios años atendido por el agustino Miguel Olaortúa Laspra, también español, vicario apostólico de Iquitos.

Tras la recepción a cargo de las autoridades locales, la fiesta de presentación tuvo como centro la Eucaristía, concelebrada por dieciocho obispos encabezados por el nuncio apostólico en Perú y Mons. Salvador Piñeiro, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

Asistieron además unos cincuenta sacerdotes, numerosos miembros de la vida consagrada y una gran multitud de laicos, entre ellos representantes de las comunidades indígenas de la zona, que pusieron un punto de colorido con sus danzas y atuendos tradicionales.

Con gran emoción, Mons. Javier recibió el báculo y en la homilía se dirigió a la asamblea pidiendo ayuda y oraciones para llevar a cabo su tarea. Siempre muy sonriente y confiado, a pesar de que ha asumido una circunscripción de más de 150.000 kilómetros cuadrados que abarca los ríos Amazonas, Napo, Putumayo y Yavarí, con una población de 160.000 habitantes.

Cuenta con un equipo misionero excepcional integrado por 8 sacerdotes, 30 religiosos y 13 laicos. Sin duda un desafío para este misionero, llamado a seguir sembrando la primavera de Francisco ahora en tierras amazónicas, con la melodía de la humildad, la bondad y el compromiso que siempre ha demostrado.

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