Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común invita a luchar por la justicia climática Monseñor Lizardo Estrada: "No hay salud, ni futuro, sin una tierra habitable"

"Como Iglesia latinoamericana, no podemos callar cuando nuestros pueblos sufren desplazamientos, enfermedades, pérdida de sus raíces y cultura, como consecuencia directa de la degradación ambiental", afirmó el prelado
Fue durante la reunión de la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común efectuada del 20 al 24 de mayo en Río de Janeiro
Estrada recordó la importancia del rol que tienen universidades y universitarios, especialmente las situadas en América Latina: "Ustedes son el corazón pensante de nuestras sociedades, sembradores de esperanza y transformadores del presente"
En el marco de los primeros diez años de la promulgación de la encíclica Laudato Sí', a un mes de la partida del Papa Francisco y de cara a la COP30, el secretario general del Celam recordó que el clamor de la tierra es el clamor de los pobres
Estrada recordó la importancia del rol que tienen universidades y universitarios, especialmente las situadas en América Latina: "Ustedes son el corazón pensante de nuestras sociedades, sembradores de esperanza y transformadores del presente"
En el marco de los primeros diez años de la promulgación de la encíclica Laudato Sí', a un mes de la partida del Papa Francisco y de cara a la COP30, el secretario general del Celam recordó que el clamor de la tierra es el clamor de los pobres
(ADN Celam).- “Como Iglesia latinoamericana, no podemos callar cuando nuestros pueblos sufren desplazamientos, enfermedades, pérdida de sus raíces y cultura, como consecuencia directa de la degradación ambiental”, afirmó Mons. Lizardo Estrada durante el acto de incidencia en el cual la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común hizo un llamado global por la justicia climática al cierre de su reunión efectuada del 20 al 24 de mayo en Río de Janeiro.
Superar la indiferencia
En el marco de los primeros diez años de la promulgación de la encíclica “Laudato Sí”, a un mes de la partida del Papa Francisco y de cara a la COP30, el secretario general del Celam recordó que el clamor de la tierra es el clamor de los pobres.
Al dirigirse a los rectores de 230 universidades privadas, públicas, confesionales y laicas de América y Europa, congregados en el monumento del Cristo del Corcovado, el obispo peruano aseguró que “no podemos seguir ignorando que atravesamos una sola crisis, tanto climática como social. Esta no es una preocupación solo ecológica, ni tampoco exclusivamente moral: es una cuestión de justicia, de vida y de fe”.

Consciente de la gravedad de la realidad que enfrenta el planeta, el prelado afirmó que “el deterioro del medio ambiente no es un fenómeno aislado, sino un síntoma visible de un profundo desorden antropológico y social”. Es por eso, que ve en “la destrucción de los ecosistemas, una forma más de violencia, contra la dignidad humana”.
Corazón pensante
Consciente de los alcances de la crisis socioambiental, Estrada recordó la importancia del rol que tienen universidades y universitarios, especialmente las situadas en América Latina. “Ustedes son el corazón pensante de nuestras sociedades, sembradores de esperanza y transformadores del presente. Su compromiso con el medio ambiente no puede reducirse a gestos simbólicos”, insistió.
Para el obispo auxiliar de Cusco “es urgente que asuman con valentía la misión de proteger la creación como una expresión concreta del respeto a la vida y de defensa de la dignidad de cada persona”, agregó al remarcar que el Pacto Educativo Global invita a aprender con la cabeza, las manos y el corazón. Sólo así sostiene el prelado, “podremos enfrentar con valentía y compasión los diversos retos que tenemos actualmente”.
Un pronunciamiento con el que aclara que el cuidado del medio ambiente es “cuidar de la vida misma, pues no hay salud, ni futuro sin una tierra habitable”. Así, insiste en vivir una ecología integral como “una conversión personal y estructural, donde aprendamos a vivir reconciliados con nosotros mismos, con los demás, la naturaleza y con Dios”.

Responsabilidad compartida
Si bien el obispo reconoce la interdependencia de las realidades que enfrentan los rectores universitarios, líderes sociales y religiosos, es la propia conciencia la que “obliga a actuar desde la solidaridad global y la responsabilidad compartida”, porque “no basta con saber que el planeta está en peligro; es hora de actuar, de educar con el ejemplo, vivir con sobriedad y exigir con justicia un nuevo modelo de desarrollo centrado en el bien común”.
Un panorama que podría considerarse desalentador y grave. No obstante, Estrada declara que “no perdemos la esperanza cristiana, que no es ingenuidad, ni resignación, sino una fuerza activa que nos impulsa a construir lo nuevo”. Esencialmente porque es necesario entender que “toda crisis es una oportunidad de conversión por lo que confiamos en que el Espíritu de Dios seguirá soplando en los corazones dispuestos, especialmente en los jóvenes, para que broten iniciativas transformadoras, generosas y profundamente humanas”.
Reflexiones que Lizardo Estrada cerró señalando que frente a la tarea por hacer el anhelo es que “el Dios de la vida nos conceda la fuerza, la sabiduría y la compasión para responder, con valentía profética ante el desafío ecológico de nuestro tiempo”.

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