"Hemos hecho un trato salvaje y descuidado de la base de nuestra vida, no somos sin la naturaleza" ¿Sabios y entendidos? La sabiduría amazónica (Conversaciones con Patricia Gualinga)

Patricia Gualinga, defensora de la Amazonía
Patricia Gualinga, defensora de la Amazonía

Desde todos los ámbitos sociales, políticos, culturales, religiosos se nos está llamando a volver la mirada a nuestro mundo, a la humanidad, a la historia. Es un grito de urgencia, tenemos que volver a lo profundo, a las fuentes de la sabiduría de lo humano para poder recobrar el aliento de lo auténtico, de lo verdadero

Occidente está preso de su miedo, el miedo a perder lo que tiene, sus comodidades, sus seguridades, no se arriesga a vivir de verdad, a compartir la vida, a entregarse a lo verdadero, se esconde tras el mercado, el consumo

Hoy en el día internacional de la amazonia es buena ocasión para reflexionar sobre esta realidad y no hacerlo desde lo que ellos necesitan de nosotros, sino desde lo que nosotros necesitamos de ellos. Nos conviene acercarnos y descalzarnos ante su vida y su historia, porque en ellos podremos encontrar ese tesoro del que nos habla el evangelio que no lo tienen los sabios y entendidos, sino solo los sencillos y limpios de corazón.

Necesitamos una mirada creativa y sincera sobre las claves vitales que encierran con limpieza, en su seno, las comunidades indígenas, claves que nuestro mundo de mercado, consumo, eficacia, poder, tecnicista, ha olvidado y perdido. Ellos guardan un verdadero tesoro de ecología integral y de vida.

Reflexionemos hoy desde esta perspectiva. Para que luchemos en su defensa, sabiendo que al hacerlo estamos contribuyendo a nuestra salvación, a la necesidad que nosotros mismos tenemos de salud y de vida en una sociedad que está enferma por su modo salvaje de vivir.

Volver a las fuentes de lo natural y lo humano

Desde todos los ámbitos sociales, políticos, culturales, religiosos se nos está llamando a volver la mirada a nuestro mundo, a la humanidad, a la historia. Es un grito de urgencia, tenemos que volver a lo profundo, a las fuentes de la sabiduría de lo humano para poder recobrar el aliento de lo auténtico, de lo verdadero.

Muchas de las claves para volver al a fuente de la vida está en pueblos que han conservado la sabiduría de lo natural y lo humano, aquellos que considerábamos salvajes y que ellos no pueden entender cómo masacramos lo más sagrado de la tierra y de lo humano. Mucha de esta sabiduría está escondida en comunidades indígenas del Amazonas y tienen sus profetas que alzan la voz, no desde el rencor ni la ofensa, sino desde la justicia y la verdad, queriendo servir a la humanidad entera.

Patricia Gualinga
Patricia Gualinga

Una de Ellas es Patricia Gualinga, a quien he conocido personalmente, que vino a recibir un premio de la prensa española en Tenerife y se dirigía a Alemania por cuestiones de proyectos de cooperación. Le pedimos que hiciera escala en Madrid, para hacer coloquio -habla desde su lugar, realidad, y escucharla poniéndonos en ella, desde nuestro vivir-, ella lo hizo gustosa.

Aprender a vivir desde ellos

Recuerdo cómo los jóvenes universitarios y graduados de la JEC trabajaron, en las jornadas de formación, en Losar de la Vera, la idea de vida que habíamos descubierto en estancias y relaciones con el Amazonas, desde la universidad de Extremadura y la diócesis de Mérida-Badajoz, y los jóvenes llegaban a estas conclusiones:

- Vivir con sencillez es un lujo y no tiene precio porque se puede vivir mucho con poco.

-La naturaleza es tu hermana aprende de ella y vive con ella, vive natural y saludablemente.

-Que la armonía contigo, con los otros y la naturaleza te envuelva de trascendencia y así puedas encontrar el sentido y lo divino.

-Disfruta con lo necesario y no te hagas esclavo del capricho, hay un consumo felicitante y solidario, apúntate.

-Si escuchamos a la naturaleza aprenderemos una ingeniería más natural y posible para todos, especialmente los pobres.

- Escucha sin prisas y valorarás cada ser, descubrirás que toda vida merece un respeto, siente que todos somos de todos, porque la naturaleza y todos los seres tienen “supai” -espíritu y bondad-

- Por estos caminos de vida y espíritu te abrirás al Dios de la armonía y en ella está la salvación y el gozo de todos.

Se trata de la sabiduría de los sencillos que tanto necesita nuestro mundo sabio y entendido, en ellos está lo que puede curarnos a nosotros. Es curioso los que consideramos pobres o salvajes han de ser nuestros maestros si queremos salvar la creación, nuestro propio yo, y la verdad del humanismo creativo y justo.

Mujeres de la tierra, del pueblo y del Espíritu

La lideresa Patricia Gualinga nos confirmó en estas verdades tan sencillas, ella se mueve con esas claves y es una mujer llena de luz para el mundo y la Iglesia, ya no tiene miedo a nada ni a nadie, ha encontrado espíritu y verdad y la proclama a los cuatro vientos. Ahora en Roma se está oyendo su reflexión de cara al Sínodo que habrá en Octubre.

Es una mujer tan fuerte como sencilla que se mueve con ese espíritu de la amazonia y que está comprometida con la causa de la ecología integral desde su pueblo, su gente y su tierra. Se trata de una activista ecuatoriana, que lleva más de 20 años dedicada a la resistencia contra la explotación petrolera en el territorio de Sarayaku, en el centro de la Amazonía ecuatoriana.

La lucha de los indígenas ecuatorianos
La lucha de los indígenas ecuatorianos

Participa en espacios sociales, políticos, eclesiales en esa lucha por la justicia y la dignidad de su pueblo y la defensa de la naturaleza. Una inyección para despertarnos y sumarnos a lo que de natural, sabio y humano hay en estos pueblos, que tanto necesitamos hoy en nuestra cultura y nuestra sociedad. Ella compartió su saber desde su vivir y u lucha y ahí encontré verdades humanas y evangélicas de primer orden.

El mensaje de Patricia Gualinga

De lo que dijo y compartió yo me quedaría con tres claves que para ella son los cimientos de la sabiduría que ha recibido y defiende. Habla de los pies en la tierra. La humanidad se ha desnaturalizado, se ha alejado radicalmente de la naturaleza. Hemos pasado del convivir y connaturalizar a la artificialidad de lo tecnológico y de la superproducción y consumo. Hemos hecho un trato salvaje y descuidado de la base de nuestra vida, no somos sin la naturaleza.

Lo que le infligimos a ella se vuelve en nuestra contra, no podemos seguir destruyendo, porque nos asfixiaremos y moriremos en nuestro propio tener abandonando el ser. Hemos de volver a poner los pies en la tierra, a caminar desde ella, a hacernos naturales, escuchando esa naturaleza que nos da la vida y de la que formamos parte, ella tiene sus derechos porque quiere proteger los nuestros.

Pero la cabeza ha de estar en el cielo. Lo dice claramente Patricia, sin espiritualidad no hay vida, si trascendencia no es posible la humanidad, la comunidad viene del espíritu, de creer en la humanidad y en la vida, más allá del individualismo y la posesión. Unos desarrollarán su espiritualidad en el campo religioso, como es su caso y el de sus padres, otros serán en sus propios interiores y su silencio abierto a la vida, a la naturaleza y a la historia, pero sin cielo no hay deseo de un mundo mejor y hermanado.

Mujeres e Iglesia
Mujeres e Iglesia

Y todo un reto es vencer el miedo. Ante la pregunta sobre lo que tenemos que hacer en occidente para vivir de verdad, en las claves que nos decía de una ecología integral, ella respondió sin dilación y con fuerza: perder el miedo. Ella ha perdido el miedo, amenazada de muerte, ya no la para nada ni nadie. Su vida tiene valor y por eso no puede perderla entregando su autenticidad y verdad. Y Occidente está preso de su miedo, el miedo a perder lo que tiene, sus comodidades, sus seguridades, no se arriesg

a a vivir de verdad, a compartir la vida, a entregarse a lo verdadero, se esconde tras el mercado, el consumo.  Sin embargo ella tiene esperanza y le pone dos nombres: la mujer y los jóvenes. Lo está notando, las mujeres cuando pierden el miedo avanzan con los pies en la tierra y el corazón en el cielo. Los movimientos de jóvenes del mundo comienzan a moverse y se les nota que están dispuestos a vivir sin miedo, en libertad, por eso ella cree en la esperanza y sigue caminando por todos los países del mundo gritando su verdad, pero volviendo siempre a su tierra, a su pueblo, a su Dios y sus hermanos.

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