¡BARRENDEROS!

Bueno pues ya tenemos Sentencia.

Y ya sabemos, las Sentencias se respetan y acatan. Así que aquí se la respeta y se la acata. Pero, ¿estamos satisfechos?. Eso es lo de menos, ya sé, que la Sentencia ni pretende ni debe pretender satisfacer a la ciudadanía, pero aunque así sea, la ciudadanía opina porque es la que recibió el asalto y porque es la que tendrá también que soportar los efectos políticos de la Sentencia, que se quiera o no, también los tiene.

Y como parte de esa ciudadanía que opina, aquí está lo mío.
Vamos a ver, los Jueces se han encontrado con muchos problemas, algunos ajenos y otros propios: falta de unanimidad interna, tipicidad mal articulada, presiones incesantes que no me cabe duda de que han sido desoídas, filtraciones, la inoportunidad del momento de publicación… ¡muchas!, pero por encima de todo ello, han elaborado la Sentencia que, de acuerdo a los criterios jurídicos exigibles y manejados por ellos, correspondía.

Pero a muchos ciudadanos nos acaba de parecer poco. Y a mí me parece que nos sigue dejando indefensos. Y no me refiero a que se condene por una u otra tipificación, ni a que ello suponga más o menos años de privación de libertad, sino a que la gravedad de lo que vivimos y soportamos cada uno de nosotros aquellos terribles días (aquel miedo, aquella tensión, aquella incertidumbre sobré qué nos iba a suceder y qué iba a suceder a la España de la que en su presente y en su pasado formábamos parte, y en cuyo seno teníamos derechos), esa gravedad ha quedado diluida con la Sentencia, ha sido rebajada en su gravedad. Y ello nos convierte de nuevo en seres atemorizados y desamparados

Parece que pueda no ser excepcional que, de pronto, nuestros gobernantes más próximos, puedan seguir quebrando el orden jurídico que garantiza nuestros derechos, y nos pueda imponer otro con violencia o sin ella que luego, aunque no prospere, no tendrá terribles consecuencias. El “ho tornarem a fer” gravita ya sin remedio sobre nuestras cabezas sin que podamos esperar mayor amparo que escapar otra vez a lo mismo porque unos huyan y no se atrevan a culminar el propósito o porque el TS años después venga en auxilio librándonos durante un tiempo de sus autores. Nada más.

Así es que a los hoy sentenciados, con los beneficios penitenciarios contemplados en la Ley cuya aplicación tienen confiada sus correligionarios hoy en el poder que no han sido enjuiciados, y que será aplicada por los mismos con extraordinario mimo, les ha salido baratita la cuestión. Y muy cara para nosotros, los ciudadanos de a pie. Vamos, que cualquier Autonomía levantisca gobernada por el nacionalismo, puede animarse a lo mismo, que sabe que al final a ellos les pasa poquito. A nosotros, en cambio, … ¿pero que somos nosotros, simples ciudadanos casi sin derechos que por voluntad, ineficacia o imprevisión de unos y otros no acaban de encontrar amparo en ninguna institución?.

Aquí pusimos mucha esperanza en lo que no podía ser nuestra solución, la Sentencia. Por la propia limitación que tiene una Sentencia en el ámbito de un Estado de Derecho y por los inconvenientes antes citados con que se han encontrado los jueces, ya sabíamos que no podía serlo. También porque no puede pesar sobre ellos lo que es responsabilidad del Poder Legislativo en la correcta tipificación de los delitos, ni lo que es responsabilidad del Ejecutivo y de los Partidos políticos de la oposición en cuánto a gobernar y tomar decisiones políticas acertadas en interés de la ciudadanía. Pero cuando una tras otra iban fallando esas instituciones, nos íbamos encomendando a lo único que parecía se tenía en pie, aparte de la Corona, el Poder Judicial y la Sentencia del Supremo. Y no podía ser. Y no ha sido. Y lo lamentamos, aunque comprendamos y acatemos.

Los Jueces del Supremo han seguido escrupulosamente la Ley mal tipificada; han seguido escrupulosamente los criterios que puedan blindar la Sentencia ante el TC y ante Europa porque será el TS de España, el que estaría en juego; los jueces del TS han desatendido cualquier consideración que no sea estrictamente jurídica y por ello han obviado la inoportunidad del momento…; todo eso han considerado los Jueces. Pero se han olvidado del ciudadano, se han olvidado de esa persona anónima que se mueve cada día por las calles, atendiendo a su vida complicada, cumpliendo con sus obligaciones de ciudadano, resolviendo como puede lo que no le resuelve un Gobierno inoperante, una oposición sólo atenta al poder o un Legislativo incapaz de legislar ágilmente en su interés. Así que seguimos como estábamos, solos, con el enemigo al acecho y sin protección.

Dentro de poco es posible que nos crucemos en la calle con los hoy condenados; con sus amigos, nos cruzamos cada día. No; no serán ellos los que puedan encabezar listas electorales en nuestra democracia, pero serán otros iguales que ellos, con los mismos propósitos y las mismas formas de hacer; si acaso, un poco más experimentados para esquivar la Ley o rebajar los efectos de su incumplimiento. Nada habrá cambiado salvo los nombres

Y lo que es aún peor, que a los responsables de no haber sabido ni querido evitar tanto desaguisado durante tantos, tantísimos años, los tenemos ahí, enfrente, dispuestos a que en pocos días les elijamos otra vez como gestores de nuestro colectivo destino. Asusta. Sobre todo cuando todos van a intentar sacar provecho ante el obligado silencio de los Jueces, (alguno más que los demás, desde luego), de una Sentencia en cuyo juicio no habían comparecido como parte acusada pero de cuyos hechos son también moralmente responsables por dejación de funciones.

Así que, aquí seguimos; todos con la impotencia a cuestas, algunos haciendo maletas, y otros pensando que esta vez tampoco ha sido posible, que los unos por los otros, la casa se nos quedado irremisiblemente sin barrer. Y es que, lastimosamente, en esta casa y desde hace mucho tiempo, no sólo hoy, nos ha fallado una cosa primordial: los barrenderos.

Fuente: María-José Peña: ¡BARRENDEROS!

Comentarios:

Pepa Labrador: Como siempre, describes de maravilla la tristeza y la frustración que hoy sentimos muchos españoles en Cataluña.

Jose Maria Aldea Romero  a Maria Jose Peña: pero esto que solicitas es labor de los políticos y sobre todo de los gobiernos nacionales, que desde el Psoe y el PP no han hecho más que tragar y dar competencias, y el que  más Aznar, donde estaba también Abascal aplaudiendo con las orejas las cesiones que nos han llevado hasta aquí y luego Zapatero, Rajoy y Sanchez.

Maria Jose Peña Así es, Jose Maria Aldea Romero.

Jose Maria Aldea Romero : Es que Maria Jose Peña, las cosas no ocurren porque sí, sino que tienen una historia, y ésta es la realidad, para que ahora Torra y sus secuaces puedan hacer lo que hacen, o Puigdemont en su momento, o Mas, es porque el Psoe y principalmente el PP transfirieron competencias importantísimas, que nunca deberían haberlo hecho. Y todavía hay gente que quiere volver al bipartidismo.

Maria Jose Peña a Jose Maria Aldea Romero : ellos son también responsables. Moralmente más que nadie.

Jose Maria Aldea Romero a Maria Jose Peña : los principales responsables. Algunos lo venimos anunciando desde hace decenas de años.

Salvador García Bardón : Al 100% contigo, querida María-José. Un abrazo con mi agradecimiento.

Maria Jose Peña : Otro para ti, querido Salvador, que tanto contribuyes con tu difusión a que no cunda el desánimo.

Angeles Carod : Suscribo toda la reflexión de María José Peña.

Hipólito Amat Iborra : No hay que caer en la desesperanza, María José. Vienen semanas complicadas, manifestaciones, algaradas, desafíos y encima campaña electoral y elecciones. Los que tengan que gobernar España han de ser conscientes de que la sentencia trae un tiempo nuevo y por tanto basándose en lo sucedido legislar para evitar que se repita. ¿Lo entenderán así? , habrá que verlo. Pienso que unos cuantos cambios en el Código Penal, en cuanto a los delitos de rebelión, secesión y convocatorias de referéndums lo harían más fácil, y si además se recupera la centralidad en la educación y fuerzas del orden, los catalanes y el resto de los españoles viviríamos mucho mejor. Lo acordarán los que pueden hacerlo, no lo sé, pero habrá que empujar para que así sea. Y otra cosa. No estáis solos, los más, los de otras partes de España estamos con vosotros. Saludos.

Maria Jose Peña : Abrazo, Hipólito Amat Iborra.

López Blanco Rogelio : Un texto muy acertado en la forma y en el fondo, Maria Jose Peña, entendiendo el dilema con el que han tenido que lidiar los jueces y la realidad desnuda a la que quedan expuestos los ciudadanos frente al etnicismo cada vez más rampante en Europa (véanse los resultados en Polonia). La voluntad de los pueblos puros ha echado otra vez a andar para aplastarlo todo. Gracias por tu esfuerzo. ¡Comparto!

Maria Jose Peña : Gracias, López Blanco Rogelio. Abrazo.

López Blanco Rogelio Un abrazo, Maria Jose

Jose Cervera : Este vacío lo sentimos Marcela y yo cuando, después de escribir a todas las Autoridades del Estado, no hallábamos solución para nuestra hija autista, condenada a oír hablar siempre a sus “cuidadores” en lengua catalana, siendo su lengua familiar y única lengua reconocible el español, todo ello unido a las vendettas mafiosas de las bandas neonazis que ya hacían ruido (excepto para las sordas Autoridades estatales) en nuestra seguridad, trabajo y esperanza... Todo sigue igual, aunque sospecho que mucho peor. No hemos hecho más que luchar por la España del renegado Rufián y Sánchez, El Sucio, por el enriquecimiento de la banda supremacista catalana y sus palmeadores vascos, y por toda una pléyade de Autoridades altamente auto-pensionadas a lo largo de 40 años de fraude democrático, en el que han perecido un millar de españoles y muchos millones tenemos que sorber nuestras lágrimas de rabia e impotencia...

Maria Jose Peña a Jose Cervera : la vuestra fue una de las primeras tragedias. Cuántas veces pienso en ello, José!. Un abrazo inmenso para los tres.

Pepe Anguita Cervera a Maria Jose Peña : gracias María José

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