Teresa Freixes, Rafael Arenas, Joaquim Coll: El nacionalismo y la enseñanza separatista.

El catedrático Rafael Arenas García y el historiador Joaquim Coll denuncian como un delito contra los derechos humanos el que los separatistas instalados en el poder del "Govern" hayan utilizado sistemáticamente la escuela para favorecer la penetración del nacionalismo en la sociedad.
→ Lo han hecho insidiosa y obstinadamente mediante la defensa torcidera y a ultranza del monolingüismo, lingüístico y cultural, maquillado mediante el discutible concepto pedagógico de la inmersión lingüística, para justificar la exclusión del castellano como vehículo de aprendizaje de otros conocimientos. ←
La catedrática Teresa Freixes ofrece los remedios previstos por los derechos y obligaciones de la Constitución Española para obviar este abuso de poder en el futuro.
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Penetración escolar del nacionalismo
Rafael Arenas García.

Dentro de unos años, cuando se mire con serenidad lo sucedido en Cataluña en los últimos cuarenta años, sorprenderá que tantos hubieran mirado para otro lado cuando se estaba utilizando la escuela para favorecer la penetración del nacionalismo en la sociedad.
No es una cuestión de lo que hacen o dejan de hacer los maestros (aunque casos hay también de docentes a los que se les ha ido la mano; afortunadamente, casos aislados), sino de un sistema que asume como eje un planteamiento que solamente se entiende desde el nacionalismo: que la única lengua vehicular sea solamente una de las dos oficiales (dejando aparte el caso del Valle de Arán), lo que excluye del carácter del vehicular la materna de la mayoría de la población.
Si a esto sumamos unos contenidos cuidadosamente preparados como "lluvia fina" (en terminología de Joaquim Coll) para que vaya calando la idea de que Cataluña y España son dos realidades distintas ya tenemos preparado el escenario perfecto para que cualquiera con un mínimo de sensibilidad comenzara a preocuparse.
Joaquim Coll, desde luego se preocupa y lo explica todo con una claridad y ponderación que deben ser alabadas sin reservas.
Difundan, por favor, este artículo
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La 'escola catalana' y el 'procés'
Joaquim Coll.

No es exagerado afirmar que en los colegios hay injerencias ideológicas y una instrumentalización política
La sucesión de acontecimientos desde septiembre y el hecho de que el destituido Govern colocase a los centros escolares en el foco del 1-O ha permitido sacar a la luz dos cuestiones que se entremezclan pero que son diferentes: la instrumentalización política de la escuela y el más complejo debate en torno al adoctrinamiento. De la misma forma que sería absurdo pretender que el mundo educativo viviese al margen de los debates sociales, hay razones de sobra para preguntarse si es aceptable la politización rampante que hay en no pocos centros escolares de Catalunya y si las voces críticas se pueden acallar afirmando que se trata de un ataque a la «escola catalana».
Un sintagma como escudo
De entrada, el problema es con el sintagma escola catalana que utilizan un amplio abanico de entidades integrantes del "Marc Unitari de la Comunitat Educativa" como escudo para el debate. Todos hemos visto dentro de los centros educativos pancartas llamando a preservar el modelo de «escola catalana» (en lengua y contenidos, se añade), que significa dos cosas. Primero, una defensa a ultranza del monolingüismo, es decir, la escuela que se defiende tiene sólo el catalán como lengua vehicular obligatoria en todas sus etapas educativas. Ahora bien, como la apuesta monolingüe no puede ser considerada moderna ni inclusiva, se maquilla con otro concepto de connotaciones positivas, la inmersión lingüística, una técnica de aprendizaje convertida en un artefacto ideológico para justificar la exclusión del castellano. Entendámonos bien, por supuesto que se estudia la asignatura de lengua castellana, pero se la proscribe como vehículo de aprendizaje de otros conocimientos. El monolingüismo obligatorio es un modelo insólito en una sociedad bilingüe y con dos lenguas oficiales. Otra cosa es que la realidad del profesorado sea compleja y la inmersión completa no se acabe de imponer.
Interferencias en forma de lluvia fina
Y, segundo, la escola catalana lo es también en «contenidos». Esto último significa que tiene una función nacionalizadora. Un examen de la mayoría de los manuales en ciencias sociales refleja una voluntad no sólo de singularizar nacionalmente a Catalunya y a los catalanes como «un sol poble» sino de presentar la relación con España de forma conflictiva, negativa, alimentando el resentimiento e incluso la hispanofobia. Hablar de adoctrinamiento es delicado, generalizar es injusto, pero afirmar que hay fuertes injerencias ideológicas no es exagerado. A veces son muy claras (la prueba es que ya hay requerimientos abiertos ante la alta inspección educativa y denuncias en los juzgados por delitos de odio), pero la mayoría de interferencias forman parte de una lluvia fina de simbología, mapas, canciones y lenguaje nacionalista que se filtra tanto en las actividades lectivas como en las extra-escolares. Hay muchos ejemplos perfectamente documentados por entidades como Asamblea por una Escuela Bilingüe o SCC.
Una alta tasa de abandono escolar
¿Es entonces la escuela la razón del incremento del independentismo en los últimos años?, preguntan algunos con desdén sabiendo que la respuesta es negativa. Evidentemente, las razones son multicausales y la radicalización nacionalista no es exclusiva de los más jóvenes. Pero ¿cuántas malas praxis educativas se necesitan para reconocer que estamos ante un grave problema? ¿Por qué atrincherarse detrás de consignas falaces como la cohesión social en lugar de abrir un debate sereno? Más aún cuando resulta que la tasa de abandono escolar en Catalunya es una de las más altas de Europa, según datos de la Fundació Bofill. Seamos sinceros: ¿qué diríamos si el Gobierno español propugnara una «escuela castellana en lengua y contenidos»? Acaso no afirmaríamos que es culturalmente asimilacionista y persigue el adoctrinamiento. ¿Y con la escola catalana no sucede lo mismo?
Es indudable que el modelo educativo catalán es nacionalista
La otra cuestión que se ha hecho evidente es la instrumentalización política de la escuela como institución. El Govern intentó convertir los centros educativos en una trinchera con el apoyo de buena parte del profesorado y de los equipos directivos. Recuerden el acto simbólico de entrega de llaves, dos días antes del 1-O, en la Generalitat por los responsables de 700 escuelas o la gran cantidad de centros educativos que colgaron comunicados en sus redes sociales animando a participar, así como la instrumentalización de las AMPAS para ocupar los colegios el fin de semana de la votación.
→ El debate sobre la escuela está siendo uno de los ejes de la campaña electoral de C’s y el PP frente al rechazo del resto de partidos. Hablar de «adoctrinamiento» es problemático al ser un concepto demasiado rígido, pero es indudable que el modelo de escola catalana es nacionalista. La tensión sociopolítica ha acabado por romper todos los consensos y tras la caída del procés, en la tarea de desprocesar a Catalunya, necesitamos recuperar la neutralidad de todas las instituciones, también las educativas. ←
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¿Qué podemos hacer con la educación?
Teresa Freixes

Estamos dolorosamente hartos de que la educación esté sirviendo como instrumento manipulador de nuestros jóvenes y no les prepare para una vida adulta basada en el libre desarrollo de su personalidad, fundado en derechos y obligaciones.
Desde que pudimos, trabajosamente, instaurar la democracia y aprobar la Constitución de 1978, la enseñanza ha constituido el caballo de batalla más ideologizado del debate social y político. Izquierda, derecha, nacionalistas… cada cual ha centrado sus intereses en el ámbito de la educación, sin tener a veces en cuenta que el modelo educativo es el pilar fundamental no sólo para la formación de la persona, sino para la construcción de la ciudadanía. Según como se han ido formando las sucesivas generaciones se han ido construyendo o destruyendo sociedades, pueblos, naciones, estados e imperios. El problema que hemos sufrido es que, siendo o no conscientes de ello, los impulsores de las sucesivas reformas y contrarreformas han tenido más en cuenta sus intereses partidistas, intentando construir sociedades a su medida, que la formación de lo que Bobbio definía como ciudadanos participativos, libres y conscientes y Habermas reclamaba como democráticos sujetos de derechos constitucionales de los cuales se pudiera estar patrióticamente orgullosos.
→ Tenemos instrumentos que nos permiten abordar el problema, pero es necesario tener la decisión de usarlos. Fíjense:
Art.149.1 CE. El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:
1. La regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes constitucionales.
30. Regulación de las condiciones de obtención, expedición y homologación de títulos académicos y profesionales y normas básicas para el desarrollo del art. 27 de la Constitución, a fin de garantizar el cumplimiento de las obligaciones de los poderes públicos en esta materia.
Art. 27.8 CE: Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes.
Además, las facultades de Alta Inspección sobre el cumplimiento de las leyes, que se prevé en el art. 27 de la Constitución, a partir de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (desde 1982), corresponden al Estado. ←
No queremos que nuestros jóvenes sean adoctrinados y no se les garantice una formación adecuada a los tiempos en que vivimos. No queremos que nuestros niños tengan que bajar al patio para hacer minutos de silencio por los "presos políticos". No queremos que la educación constituya el germen del odio, de la incultura, del reduccionismo intelectual al que nos vemos abocados, no sólo en Cataluña, aunque aquí sea más acuciante el problema.
→ Tenemos que hacer algo al respecto. Sin prisas, pero sin pausas. Es necesario que los gobiernos y los parlamentos, todos, se pongan a ello. Nos jugamos el futuro. ←
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Fuentes:
Rafael Arenas García:Penetración escolar del nacionalismo
Joaquim Coll:La 'escola catalana' y el 'procés'
Teresa Freixes:¿Qué podemos hacer con la educación?
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