Dios nos acompaña Mensaje de Navidad
Dios sabe que estás aquí
Carta de Navidad
Buenafuente 2019
Quiero acercarme a ti en Navidad para ofrecerte el obsequio amistoso de compartir la experiencia íntima de que Dios nos ha hecho misericordia.
No sabré decirte la verdad del acontecimiento de la Navidad de forma convincente, ni sabré demostrarte con argumento dogmático el hecho más impensable, Dios hecho Niño. Pero sé que no te engaño si te digo que es verdad el Nacimiento del Emmanuel. Que el amor de Dios nos acompaña.
Las fiestas de familia, el encuentro con los amigos, el cruce de mensajes de buenos deseos, los buenos augurios para el próximo tiempo, tienen una razón entre creyentes, el acontecimiento de Belén.
Es verdad que Dios nos quiere, que no puede desear nuestro exilio. Él se ha hecho tierra para que todos habitemos en su presencia. Solo puedo desearte que te abras a la cálida presencia amiga, la que Jesús, hecho niño en un pesebre, quiere ofrecerte. En tu anonimato, en la prueba silenciada, con tu herida oculta, en el despojo del amigo, en esa cueva íntima en la que parece que nadie te comprende ni te acompaña, si te abres al misterio, el Hijo de la Nazarena nace en tu corazón.
Es distinto saberse solo que caminar sintiéndose acompañado. Es diferente sentirse abandonado que sostenido cada día, especialmente en la hora de la prueba. Te podrá parecer palabra de circunstancias, y sin embargo, quien da fe a que el Niño Jesús es el Hijo de Dios y que ha deseado compartir nuestra fragilidad, siente el estremecimiento, al saberse reflejo del Primogénito de todos los hombres.
Me ha impresionado un relato que cuenta el cardenal José Tolentino: “Fernando Silva dirige el hospital pediátrico de Managua. En la víspera de Navidad recorrió por última vez las salas para cerciorarse que todo estaba en orden, y oyó que unos pasos lo seguían. Era un niño que estaba solo. Diga a… -susurró el niño- Diga a alguien que estoy aquí” (Elogio de la sed, 29). Y comenta el cardenal: “Dios sabe que estamos aquí”.
Quiero desearte la experiencia más honda en estos días de fiesta navideña, la de saberte amado por Dios mismo, sumergido en su abrazo más íntimo. Tú también puedes convertirte en motivo de alegría para otros, si compartes tus dones.
¡Feliz Navidad! Que no sea fórmula vacía. Felices jornadas, que celebran el amor de Dios a cada uno.