Cambio de ritmo: Es necesario experimentar el alivio de no tener las mismas obligaciones sociales y profesionales.
Descanso físico:Frente al estrés y las prisas del ámbito laboral, es importante saber aprovechar el tiempo de descanso.
Tiempo complementario: Se refiere a un tiempo alternativo a las tareas cotidianas.
Paz interior: Para que el cuerpo descanse, es necesaria la paz en la conciencia, que se obtiene al acoger la misericordia.
Tiempo propicio para el espíritu: El ser humano no es solo alma o cuerpo, sino una unidad. Las vacaciones son un tiempo ideal para cultivar la dimensión espiritual.
Tiempo de lectura: Aunque puede suceder que, terminado el descanso, el libro siga sin leerse, en el equipaje de vacaciones no debe faltar uno.
Tiempo de amistad:El reencuentro con la tierra natal, con el pueblo de origen y con los amigos de siempre favorece el descanso y la salud mental.
Tiempo de contacto con la naturaleza: Aunque no siempre es fácil convivir con la naturaleza —necesidad esencial del ser humano, colocado por Dios en medio del jardín—, las vacaciones son un momento propicio para adentrarse en el mar, la montaña, el mundo rural o incluso en entornos más poblados.
Tiempo de conocimiento: Es una oportunidad ideal para visitar y disfrutar de manifestaciones culturales y artísticas, así como para conocer monumentos, museos, paisajes y ciudades soñadas.
Tiempo de maduración:Uno se conoce más a sí mismo en los cambios de circunstancias. Cuando el ritmo es normalizado, es más fácil acomodarse; pero es en el cambio donde se descubre la capacidad de relacionarse con lo diferente.