San Roque, peregrino y sanador, revivido en piedra por una artista que ha encontrado en Tarragona su inspiración Béatrice Bizot, la escultora tarraconense que llevará a San Roque a la capilla de la Asunción de la Sagrada Familia

Béatrice Bizot en su taller
Béatrice Bizot en su taller Agencia Flama

En el silencio del taller de Béatrice Bizot, escultora francesa, ha nacido una de las obras más singulares de los últimos años dentro del monumental proyecto de la Sagrada Familia

Se trata de San Roque, el peregrino venido de Montpellier, representado por primera vez en el exterior del templo de Gaudí con un gesto cercano, humano y acogedor

El silencio del taller deBéatrice Bizot, en el corazón de la Part Baixa de Tarragona, es casi palpable. Las herramientas descansan sobre la mesa como si esperaran nuevas órdenes, mientras una maqueta de San Roque parece observar con una serenidad antigua. No es la pieza definitiva —esa ya ha sido trasladada al taller de Granits Barbany, en Llinars del Vallès, para ser esculpida en piedra—, pero conserva el latido original del gesto, la intención primera de la artista.

Es desde este pequeño refugio de creatividad donde ha nacido una de las obras más singulares de los últimos años dentro del monumental proyecto de la Sagrada Familia. Una escultura de piedra de más de 2 metros de altura que, a partir de 2026, dará la bienvenida a los visitantes en la capilla de la Asunción. Se trata de San Roque, el peregrino venido de Montpellier, representado por primera vez en el exterior del templo de Gaudí con un gesto cercano, humano y acogedor.

Creemos. Crecemos. Contigo

Bizot, escultora de origen francés y establecida en Tarragona desde hace más de dos décadas, ha recibido este encargo como una revelación. Hasta ahora, había trabajado esencialmente en bronce, explorando los límites entre el cuerpo humano y la arquitectura. Pero esta es su primera escultura religiosa, un paso más allá de su universo artístico habitual. “Me ha hecho salir de mí misma”, explica, añadiendo que la pieza conserva su mirada, su pensamiento, a pesar del cambio de registro.

Béatrice Bizot
Béatrice Bizot

Una figura entre la historia y la espiritualidad

La figura de San Roque, que presidirá la hornacina que habrá en el acceso a la capilla, se alza con una expresividad contenida. Es un santo agachado, cercano a la gente, con la mano izquierda abierta en señal de acogida y la derecha acariciando a un perro fiel que lo mira con devoción. No es una escultura contemplativa desde la distancia; es una figura que parece vivir a la misma altura de los fieles, casi a su mirada, y que busca establecer una conexión emocional.

Su rostro muestra barba descuidada y dos conchas, símbolos del peregrinaje, decoran su vestimenta. Una de sus piernas deja ver la herida típica de las iconografías del santo, aquella misma que, según la tradición, fue sanada por un ángel en medio del bosque mientras un perro le llevaba pan cada día.

San Roque, nacido en Montpellier en el siglo XIV, hijo de una familia noble, decidió seguir el camino de la fe al estilo de San Francisco de Asís. Lo dejó todo y partió hacia Roma. En el camino, asistió a los enfermos de peste con señales de la cruz y una sorprendente sensibilidad sanadora, probablemente heredada del entorno científico de la antigua facultad de medicina de su ciudad natal. Su labor lo llevó a contagiarse, pero ni eso lo detuvo. Rechazado por todos, solo un perro se le acercaba. Y fue este compañero de cuatro patas quien le aseguró la supervivencia, día tras día.

La pieza de Bizot, a pesar de su modernidad formal, se mantiene fiel a esta narrativa. Elperro, inspirado en dos animales conocidos por la artista, transmite una ternura casi palpable. En él, como en el santo, puede leerse la fidelidad, el consuelo y el amor mudo, aquellos que se convierten en santuarios silenciosos para el alma.

Vínculos con Francia, Roma y Cataluña

Con este encargo, el destino ha cerrado un círculo poético. Una artista francesa, nacida cerca de las tierras que pisó San Roque, lo reconstruye ahora en piedra para una de las basílicas más singulares del mundo. Y lo hace desde Tarragona, ciudad donde ha encontrado las raíces que buscaba tras haber vivido en Francia, Estados Unidos e Italia.

Béatrice Bizot
Béatrice Bizot

"Bizot: Ha sido como un regalo. Muchas veces pienso que esta responsabilidad me llega tras un don concedido por la vida"

Cuando Jordi Faulí, arquitecto director de la Sagrada Familia, la invitó a presentar propuestas para la capilla de la Asunción, Bizot lo asumió como un desafío vital. Ha sido como un regalo. Muchas veces pienso que esta responsabilidad me llega tras un don concedido por la vida”, confiesa. De entre las esculturas propuestas para el conjunto —que incluye también a San José Oriol y unos ángeles—, finalmente se decidió que ella sería la autora de la primera pieza: San Roque.

El arte como puente entre cuerpos y almas

En la obra de Bizot, hija de escultor, a menudo la figura humana se abre en puertas, ventanas o escaleras. El cuerpo como arquitectura, como espacio habitable. Esta mirada ha dejado huella también en su San Roque: un cuerpo herido pero acogedor, una mano que habla, un perro que ama, una escultura que invita a mirar hacia dentro.

Cuando la escultura se instale, a unos 5 metros de altura, entre el cielo que perfilan las bóvedas de la capilla y la tierra que pisan los fieles, San Roque volverá a ser camino. Camino de sanación, de acogida y de silencio. Y, como en su vida, volverá a estar al lado de quienes sufren. Esta vez, desde la piedra viva de la Sagrada Familia.

Béatrice Bizot
Béatrice Bizot Agencia Flama

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