Desde el “Extra Omnes” al “Habemus Papam”: León XIV

Papa León
Papa León

Roma, ya se ha vaciado de periodistas, y recupera la calma hasta que el día 18 de mayo, el Papa León XIV, inicie oficialmente su Pontificado. No obstante, sus gestos y palabras están siendo, como es natural, seguidas de cerca por la prensa y los analistas en estos primeros días. Nos podemos preguntar: ¿Qué quedará de todo esto?

La aparición del Papa León XIV en el balcón de San Pedro fue muy significativa. Leyó un texto escrito, no improvisado, aunque aprendido, fruto de sus primeros pensamientos y de su corazón. Su rostro denotaba emoción contenida y tensión.

Es esperanzador la elección de un Papa relativamente joven, ya que, “inch allah”, tiene tiempo por delante. Un Papa, que se siente muy apoyado. Un Papa con experiencia y reflexivo, y por lo tanto con capacidad de escucha y discernimiento. Por eso confiamos en que no se le duerman los “dossieres” calientes en la mesa de su despacho.

Sin nostalgias, pero con seriedad y valentía tenemos que afrontar los retos que el mundo nos lanza. La “irrupción” de las redes sociales y, ahora, la inteligencia artificial, sin demonizarlas, nos invitan a reflexionar seriamente sobre el sentido comunitario y la comunicación entre las familias y en la Iglesia y a utilizar responsablemente la IA para no generar confusión y situaciones no deseadas.

Sin duda alguna, en base a las insinuaciones de algunos participantes en el Cónclave, los analistas, más o menos tienen claro, lo que sucedió en la Capilla Sixtina. A final, lo importante es que el Cardenal Prevost, ha sido elegido como Papa por una amplia mayoría, lo que nos satisface, ya que denota una aceptación muy importante. El mundo católico ha sufrido unos meses de una vorágine mediática extraordinaria. Primero con la larga hospitalización del Papa Francisco, su fallecimiento y su funeral y, a continuación con las Congregaciones de Cardenales y el Cónclave. Casi podríamos afirmar que los acontecimientos de la Iglesia Católica han interesado a tirios y a troyanos. Y la cobertura mediática ha sido sin parangón. Evidentemente, Roma, ya se ha vaciado de periodistas, y recupera la calma hasta que el día 18 de mayo, el Papa León XIV, inicie oficialmente su Pontificado. No obstante, sus gestos y palabras están siendo, como es natural, seguidas de cerca por la prensa y los analistas en estos primeros días. Nos podemos preguntar: ¿Qué quedará de todo esto?

Desde luego después de la tormenta viene la calma. La aparición del Papa León XIV en el balcón de San Pedro fue muy significativa. Leyó un texto escrito, no improvisado, aunque aprendido, fruto de sus primeros pensamientos y de su corazón. Su rostro denotaba emoción contenida y tensión. Probablemente nadie está preparado para asumir algo tan importante, cuando está ante casi cien mil personas en directo, y millones de personas en todo el mundo que te están viendo en la televisión. 

Por eso, después de este tiempo, es la hora de la calma y de la reflexión, que cuadran muy bien con la personalidad del nuevo Papa. Sin agobios, pero sin dormirse en los laureles. Una calma tensa y fecunda. Tensa, dado que hay temas encima de la mesa, que probablemente se habrán oído en las Congregaciones de los cardenales y en los Sínodos, que necesitan decisiones ya. Y no me refiero a la tan cacareada cuestión económica, sino a otros aspectos más esenciales. A la Iglesia le sienta bien una cierta precariedad.

¿Qué eclesiología va a plantear el Papa León XIV? ¿Cómo se articulará la relación entre Roma y el resto de las Iglesias? ¿Cómo gestionará la unidad y la pluralidad? ¿Caerá en la tentación de la uniformidad? ¿En que quedará, por ejemplo, el Sínodo de la Iglesia alemana? ¿Impulsará la “sinodalidad” como ADN de la Iglesia católica a todos los niveles? ¿Significará esto que una amplia mayoría de las comunidades cristianas, que son mujeres, tendrán representación ministerial y real en los órganos de poder de la Iglesia?

Por supuesto el cardenal Prevost, como obispo de Chiclayo, es un buen conocedor de la situación en la Amazonía, por su participación en la Conferencia Episcopal Peruana y por las visitas a algún Vicariato. ¿Habrá que esperar, más pronto que tarde, decisiones generosas para que las comunidades puedan vivir en plenitud su vida cristiana, ya que faltan sacerdotes, y los que hay son muchos de ellos misioneros  mayores y cansados? ¿Habrá que retomar seriamente, sin miedo y sin complejos, los “vir probati” u otras alternativas? ¿Saben en la Roma Curial, cuántas parroquias regentan algunos curas en los países de la vieja Europa? Por ejemplo, en la España profunda, hay curas que se limitan a decir la misa una vez al mes en algunas parroquias. No pueden más, y encima están frustrados, porque no pueden preparar catequesis de confirmación o comunión seriamente. 

No obstante, es esperanzador la elección de un Papa relativamente joven, ya que, “inch allah”, tiene tiempo por delante. Un Papa, que se siente muy apoyado. Un Papa con experiencia y reflexivo, y por lo tanto con capacidad de escucha y discernimiento. Por eso confiamos en que no se le duerman los “dossieres” calientes en la mesa de su despacho. Ahora sin duda le viene un tiempo de vorágine personal porque todo el mundo quiere conocer al Papa y el año jubilar, y con eso ya tiene bastante trabajo. ¡No le arriendo la ganancia! Pero que no descuide las luces largas, el pueblo cristiano, ahora sabe con quien camina, con Jesucristo, pero también con su Vicario, y le gusta, pero queremos saber hacia donde se dirige. No necesitamos un programa, ya tenemos el Evangelio para eso, pero sí un esbozo claro y preciso de sus intenciones tanto a nivel interno de la Iglesia como de la presencia de la Iglesia en el mundo. Las expectativas suscitadas por los acontecimientos eclesiales pueden ser un tirón para que la Iglesia recupere la relevancia perdida. Sin nostalgias, pero con seriedad y valentía tenemos que afrontar los retos que el mundo nos lanza. La “irrupción” de las redes sociales y, ahora, la inteligencia artificial, sin demonizarlas, nos invitan a reflexionar seriamente sobre el sentido comunitario y la comunicación entre las familias y en la Iglesia y a utilizar responsablemente la IA para no generar confusión y situaciones no deseadas.

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