Soñar en tiempos de polarización mundial y nacional…

Los ciudadanos/as de nuestro mundo, en el cuarto del siglo XXI, nos encontramos atrapados por una serie de líderes tóxicos y nefastos: Trump, Putin, Xi Jinping y alguno más, que abiertamente en todos los planos manifiestan que son los dueños del mundo, por eso imponen políticas que afectan a todo el planeta.
Los Derechos Humanos están retrocediendo a la carrera, y los derechos medioambientales no existen para ellos. Ya pueden arder bosques enteros o que haya inundaciones terribles. No les para nada, ni nadie y están imponiendo de nuevo la fuerza del poder.
Y la Unión Europea asiste a este espectáculo desde una debilidad peligrosa y preocupante. Incapaz de encontrar una identidad propia para elaborar un proyecto común o mayoritario para responder a esos liderazgos que pueden llevar al planeta a catástrofes anunciadas. Europa ha dejado de creer en sí misma e intenta realizar acciones conjuntas torpes y legisladas, sin descuidar las políticas particulares de cada país. Y eso el resto del mundo lo sabe y lo explota.
¿Y que hay de España? Tristemente en nuestro país tenemos dos problemas muy graves, y que en algún momento pueden explotar. ¿Por qué se ha instalado la polarización política, fundamentalmente, entre los dos partidos más numerosos? Porque ambos sólo piensan en llegar al poder al precio que sea, por eso se están traspasando todas las líneas rojas, que avergüenzan a la mayoría de la ciudadania
En algún momento la ciudadanía proactiva y responsable debería movilizarse para elaborar propuestas por medio de movimientos ciudadanos para discernir tan sólo cinco temas de estado y obligar al Parlamento para que legisle, más allá de las cadencias electorales, sobre esas propuestas.
¿Y en todo esto la Iglesia Española que pinta? No espero nada de ella. Su incapacidad de tender puentes entre los partidos políticos es palmaria y ha desaparecido. Y, sobre todo después de la aventura política de Argüello.
De León XIV esperamos que, como líder mundial, a pesar de las payasadas de Trump, sin prisas, pero sin pausa y, por medio de las Iglesias locales punteras, pueda hacer llegar a la gente su mensaje profético de paz y solidaridad.
Y la Unión Europea asiste a este espectáculo desde una debilidad peligrosa y preocupante. Incapaz de encontrar una identidad propia para elaborar un proyecto común o mayoritario para responder a esos liderazgos que pueden llevar al planeta a catástrofes anunciadas. Europa ha dejado de creer en sí misma e intenta realizar acciones conjuntas torpes y legisladas, sin descuidar las políticas particulares de cada país. Y eso el resto del mundo lo sabe y lo explota.
¿Y que hay de España? Tristemente en nuestro país tenemos dos problemas muy graves, y que en algún momento pueden explotar. ¿Por qué se ha instalado la polarización política, fundamentalmente, entre los dos partidos más numerosos? Porque ambos sólo piensan en llegar al poder al precio que sea, por eso se están traspasando todas las líneas rojas, que avergüenzan a la mayoría de la ciudadania
En algún momento la ciudadanía proactiva y responsable debería movilizarse para elaborar propuestas por medio de movimientos ciudadanos para discernir tan sólo cinco temas de estado y obligar al Parlamento para que legisle, más allá de las cadencias electorales, sobre esas propuestas.
¿Y en todo esto la Iglesia Española que pinta? No espero nada de ella. Su incapacidad de tender puentes entre los partidos políticos es palmaria y ha desaparecido. Y, sobre todo después de la aventura política de Argüello.
De León XIV esperamos que, como líder mundial, a pesar de las payasadas de Trump, sin prisas, pero sin pausa y, por medio de las Iglesias locales punteras, pueda hacer llegar a la gente su mensaje profético de paz y solidaridad.
En algún momento la ciudadanía proactiva y responsable debería movilizarse para elaborar propuestas por medio de movimientos ciudadanos para discernir tan sólo cinco temas de estado y obligar al Parlamento para que legisle, más allá de las cadencias electorales, sobre esas propuestas.
¿Y en todo esto la Iglesia Española que pinta? No espero nada de ella. Su incapacidad de tender puentes entre los partidos políticos es palmaria y ha desaparecido. Y, sobre todo después de la aventura política de Argüello.
De León XIV esperamos que, como líder mundial, a pesar de las payasadas de Trump, sin prisas, pero sin pausa y, por medio de las Iglesias locales punteras, pueda hacer llegar a la gente su mensaje profético de paz y solidaridad.
De León XIV esperamos que, como líder mundial, a pesar de las payasadas de Trump, sin prisas, pero sin pausa y, por medio de las Iglesias locales punteras, pueda hacer llegar a la gente su mensaje profético de paz y solidaridad.
| José Luis Ferrando Lada
Los ciudadanos/as de nuestro mundo, en el cuarto del siglo XXI, nos encontramos atrapados por una serie de líderes tóxicos y nefastos: Trump, Putin, Xi Jinping y alguno más, que abiertamente en todos los planos manifiestan que son los dueños del mundo, por eso imponen políticas que afectan a todo el planeta. No les importan los acuerdos de nada, que en muchos casos han supuesto sudor y sangre. Los Derechos Humanos están retrocediendo a la carrera, y los derechos medioambientales no existen para ellos. Ya pueden arder bosques enteros o que haya inundaciones terribles. No les para nada, ni nadie y están imponiendo de nuevo la fuerza del poder. Señalan víctimas sin pudor: Canadá, Groenlandia, Taiwan, Gaza, Panamá, Ucrania…El mundo parece que les pertenece. Y Trump quiere que le den el premio Nobel de la Paz.
La guerra de los aranceles en el plano económico y la lucha entre Estados Unidos y China por los minerales como el kolton y el cobalto en el continente africano son dos ejemplos bien claros de neocolonialismos. Sin olvidar a Rusia, que vigila de cerca militarmente sus intereses políticos y económicos en la zona. Y la ridícula tablilla de los aranceles de Trump, elaborada por los fundamentalistas e iluminados de la casa Blanca, sólo ha servido para ridiculizarse a sí mismo ante la opinión pública mundial.
Y la Unión Europea asiste a este espectáculo desde una debilidad peligrosa y preocupante. Incapaz de encontrar una identidad propia para elaborar un proyecto común o mayoritario para responder a esos liderazgos que pueden llevar al planeta a catástrofes anunciadas. Europa ha dejado de creer en sí misma e intenta realizar acciones conjuntas torpes y legisladas, sin descuidar las políticas particulares de cada país. Y eso el resto del mundo lo sabe y lo explota. ¿Dónde están las políticas comunes en Asuntos Exteriores y Defensa, ahora que la Otan se tambalea y Trump nos exige un impuesto revolucionario a costa de nuestro bienestar? Por eso, cada país europeo por la mañana es europeo y por la tarde es francés, alemán o italiano. Y esto sin olvidar el “cáncer” que poco a poco avanza en nuestros países gracias a las políticas erráticas. Ese “cáncer”, con mis respeto a sus votantes, se llama emergencia imparable de la ultraderecha. Las políticas sobre la inmigración que anuncian y materializan son una clara réplica de las del Sr. Trump, que ha ligado una parte de su presupuesto a las detenciones y expulsiones. ¡Cuánto sufrimiento está creando! ¡Y cuantas muertes desde la supresión de USAID, la ayuda al desarrollo!
Todos estos datos, desde luego, no son el apocalipsis, pero no los podemos ignorar…Las cifras diarias de la economía global y medioambiental apuntan en una dirección muy negativa.
¿Y que hay de España? Tristemente en nuestro país tenemos dos problemas muy graves, y que en algún momento pueden explotar. ¿Por qué se ha instalado la polarización política, fundamentalmente, entre los dos partidos más numerosos? Porque ambos sólo piensan en llegar al poder al precio que sea, por eso se están traspasando todas las líneas rojas, que avergüenzan a la mayoría de la ciudadania. La impresión es que el odio y el rencor se anteponen a los intereses del país. Y así, entre unos y otros, al final lo reventarán. El segundo problema, directamente relacionado con lo anterior, es la inmadurez de nuestros políticos actuales, incapaces de autocriticarse y reconocer que no podemos seguir así…Los que detentan el poder responden a los aspirantes con el “y tú más”, y el círculo vicioso se desarrolla a diario hasta el punto que el hastío está poniendo una alfombra roja a la llegada de la ultraderecha. Los partidos políticos se están convirtiendo cada vez más en corralitos donde manda el “puto amo”, por eso no se tolera la sana crítica y, mucho menos la disidencia. Nadie contesta al líder, ni cuestiona las políticas que le susurran sus allegados.
Por eso habría que dejar que el Parlamento siga con su lógica nefasta, que cada día esta más alejada de la realidad y soñar algo distinto, utópico y por ello irreal. Pero nadie puede robarnos los sueños, ni las posibilidades de un mundo mejor, más humano, más fraterno…
En algún momento la ciudadanía proactiva y responsable debería movilizarse para elaborar propuestas por medio de movimientos ciudadanos para discernir tan sólo cinco temas de estado y obligar al Parlamento para que legisle, más allá de las cadencias electorales, sobre esas propuestas. Primero ponerse de acuerdo sobre esos temas y segundo preparar estrategias claras y precisas para que el Parlamento se sienta obligado a tomarlas en serio. Por supuesto que los partidos políticos prefieren una ciudadanía dormida y acomodada.
En los tiempos de Trump y compañía nos tenemos que preguntar si a España, con ese guirigay diario de la corrupción, nos pilla en buena posición para que en caso de un meneo peligroso nos vayamos al carajo. Y encima los políticos se limitan a echarse la culpa los unos a los otros, y la ciudadanía le toca sufrir las contrariedades. ¿No tuvimos bastante con la crisis del Covid, que desveló nuestra vulnerabilidad a toda lo niveles? ¿Qué lecciones hemos sacado de esa etapa? Nos estamos quedando solamente con los pelotazos de los desalmados, pero nos olvidamos de muchas muertes innecesarias.
Los políticos tienen que tomarse en serio este país, si no estamos aviados. Pero los ciudadanos también. El presente y el futuro de nuestros hijos y nietos está en juego.
En algún momento la ciudadanía proactiva y responsable debería movilizarse para elaborar propuestas por medio de movimientos ciudadanos para discernir tan sólo cinco temas de estado y obligar al Parlamento para que legisle, más allá de las cadencias electorales, sobre esas propuestas.
¿Y en todo esto la Iglesia Española que pinta? No espero nada de ella. Su incapacidad de tender puentes entre los partidos políticos es palmaria y ha desaparecido. Y, sobre todo después de la aventura política de Argüello. Nos falta un Tarancón que, en tiempos de tinieblas, fuera capaz de meterse en la guarida del lobo con discreción para provocar el diálogo y soluciones. Pero ni está, ni se le espera...
De León XIV esperamos que, como líder mundial, a pesar de las payasadas de Trump, sin prisas, pero sin pausa y, por medio de las Iglesias locales punteras, pueda hacer llegar a la gente su mensaje profético de paz y solidaridad. Y que Trump no olvide que, si Dios le da salud, el Papa permanecerá y el pasará, a no ser que quiera convertir a los Estados Unidos en una república bananera, que ya lo intentó… La Iglesia no tiene ni cañones, ni drones, pero posee una palabra con la suficiente carga ética para que la gente abra los ojos ante las arbitrariedades de las guerras.