DOMINGO 26º TO B (27.09.2015)

Introducción:El que no está contra nosotros está a favor nuestro” (Mc 9,38-43.45.47-48).
El evangelio de hoy está ubicado en Cafarnaún, “una vez en casa”. Sigue la conversación de Jesús con los discípulos. Juan reivindica para su grupo la exclusiva en “echar demonios en nombre de Jesús”. Se trata de un exorcista que al estilo de Jesús, con su mismo espíritu, “en su nombre”, expulsa demonios (libera del mal como Jesús). Sería algún sanador o curandero, que cura como Jesús, incluso aludiendo a la misma actividad (“yo curo como cura Jesús”). Han intentado impedírselo “porque no es de los nuestros” (tal vez porque no es judío, o porque creen que sería un contrincante a la hora de reivindicar el mesianismo que ellos esperan). La respuesta de Jesús es paradigmática: “No se lo impidáis”. El espíritu de Jesús, su amor a todos, como el del Padre Dios, no es monopolio de los discípulos, ni de los israelitas. El Espíritu sopla donde quiere. Toda persona puede hacer caso al Amor, y dejarse conducir por actos de amor gratuito a favor de los necesitados de salud o de liberación de cualquier mal.

El que no está contra nosotros está a favor nuestro”, les dice taxativamente
Sienta así un principio de tolerancia a favor del bien. Todo lo bueno, todo lo que hace bien al hombre, lo haga quien lo haga, tiene valor ante Dios Padre. No está en contradicción con otra sentencia de Jesús, de la fuente Q, (Mt 12, 30; Lc 11, 23): “el que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo desparrama”. Según algunos exégetas, señalaría la radicalidad de ciertos profetas itinerantes defensores de un exclusivismo como el de Juan. Se está hablando de la lucha contra el mal, no de la tolerancia ante buenas acciones. Contra Jesús está cualquiera que hace mal a su prójimo, y con él está cualquiera que hace bien. El bien es expresión del Amor, que el Padre ve y recompensa: “El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no quedará sin recompensa” (Mc 9,41). Concuerda con “cada vez que lo hicisteis con uno de esos hermanos míos tan insignificantes lo hicisteis conmigo” (Mt 25, 40).

El segundo tema abarca cuatro sentencias de Jesús, pronunciadas en dos ocasiones distintas. La primera en torno al cuidado exquisito que hay que tener con “los pequeñuelos que creen”. Ponerles obstáculos a su fe es negar, contradecir, el amor del Padre que tanto les quiere. Inducir a los creyentes a apartarse del amor del Padre es una grave responsabilidad. También los otros sinópticos se hacen eco de este dicho de Jesús (Mt 18, 6-7; Lc 17,1-2). La imagen de la piedra molar resalta la responsabilidad personal tan grave.

No todos los llamados “escándalos” son perversos
El evangelio nos cuenta que Jesús “escandalizó” a sus paisanos (Mc 6, 3). Suelen llamarse escándalos farisaicos. La vida de Jesús estuvo salpicada de ellos : por amor al hombre, Jesús se salta las leyes judías, admite mujeres en su grupo, toca leprosos, se sienta a la mesa con descreídos y gente de mala fama, no respeta el descanso sabático, no se lava ritualmente las manos, se deja tocar por mujeres de mala reputación, etc. etc. Proclama “¡feliz el que no dé un mal paso a causa de mí!” (Mt 11,6). Reconoce que la entrega final de su vida, el amor sin medida, va a ser causa de escándalo para los discípulos: “todos vosotros, a causa de mí, daréis un mal paso esta noche” (Mt 26,31).

Para los apegados a las instituciones, los fanáticos de hoy y de siempre, la vida de Jesús y de las personas amorosamente libres, es siempre un escándalo. Como aquel “poseído” de la sinagoga de Cafarnaún, piensan: “¿has venido a destruirnos?” (Mc 1,24). Son los apegados a “lo de siempre”, opiniones, prácticas, leyes o normas “venerables”... Están “tan seguros de tener razón en el cielo que prescinden no sólo de tener razón en el mundo, sino incluso del mundo de la razón” (Cita de Maurice BLANCHOT, aportada por J. García Roca: Claves y estrategias del tradicionalismo actual. Iglesia Viva, nº 235, julio-septiembre 2008, pp. 27-48). La pregunta que podemos hacernos sería: ¿qué induce hoy a los creyentes a apartarse del amor del Padre, de la vida entregada al modo de Jesús, del Espíritu de fraternidad universal? Buena pregunta personal y eclesial.

Las otras tres sentencias ejemplifican el escándalo en el interior de la persona. Se trata de expresiones literales de exageración semita para llamar a la radicalidad de no provocar el alejamiento del amor de Dios. La mano (actividad), el pie (conducta) y el ojo (deseo), puestos al servicio del egoísmo, nos llevan al olvido del amor del Padre, a la acumulación de riqueza, a la tiranía, al encumbramiento, a honores no evangélicos...

Oración:el que no está contra nosotros está a favor nuestro” (Mc 9,38-43.45.47-48).

Jesús de la libertad guiada por el amor:
Hoy tu evangelio es un estallido de amorosa libertad.
Como Moisés, gran creyente, que desde el Amor original:
- le duelen los quebrantos de sus hermanos en Egipto;
- se compromete a liberarlos en nombre de la voluntad divina;
- desea que todos fueran profetas del Espíritu de bien;
- incita a todo el pueblo a vivir y proclamar el Amor...

Así, Tú, Jesús, lleno del Espíritu sin medida, enseñas a los discípulos:
- a respetar la libertad del Espíritu que “va y viene y sopla donde quiere” (Jn 3,8);
- a no impedir a nadie actuar en tu nombre (aunque no se sepa), en tu amor;
- a respetar a personas y grupos que liberan y ayudan a realizarse;
- a “echar demonios en tu nombre”, a expulsar lo que hace daño;
- a reconocer que “el que no está contra nosotros está a favor nuestro”:
toda bondad, todo lo que hace bien al hombre,
lo haga quien lo haga, colabora con el Reino del Padre.

También hoy, Jesús del amor, tu evangelio incita a no escandalizar:
- a quienes creen de verdad que Dios les ama gratuita e incondicionalmente;
- a quienes actúan en su vida movidos por este amor;
- a quienes renunciaron al acaparamiento egoísta...;
- a quienes lloran y acompañan a los más débiles...;
- a quienes tienen hambre y sed de justicia para todos...;
- a quienes dan su corazón incluso a quien no se lo merece...;
- a quienes ven sinceramente en todos la huella del Creador...;
- a quienes trabajan por la paz como hijos y espejos de Dios...;
- a quienes sufren persecución por vivir el Reino del Amor.

Estos son los “pequeñuelos”, “la gente sencilla”, que confía en el Padre:
- no los que dicen “Señor, Señor”, sino los que viven en su Amor;
- no los que se apegan a la letra de la ley, sino al Espíritu que vivifica;
- no los que por ir al templo, dejan al hombre herido en el camino;
- no los que condenan, sino “los que disculpan, se fían, esperan, aguantan... siempre”.

Es difícil entender, desde este evangelio, tantos momentos oscuros de tu Iglesia:
- violencia contra los no católicos, la inquisición...;
- la esclavitud tolerada, el ateísmo de la vacuna...;
- la oposición a la reforma evangélica de la Iglesia...
[“No consideramos que sean homicidas los que, ardiendo en el celo de su católica madre contra los excomulgados, resulte que han destrozado a algunos de ellos” (Urbano II en 1090: Epist. 132. PL 151,394. Ver también MANSI, XX, 713). La proposición de Lutero: “...quemar herejes es contra la voluntad del Espíritu Santo” está condenada, reprobada y rechazada por el papa León X en 1520 (DS 1483, Dz 773)].
[Hábilmente, para no incordiar a los católicos ricos, la iglesia americana “lamenta, deplora...”, pero acepta que “no se debe actuar contra las leyes ni hacer ni decir nada que contribuya a que lleven su yugo de mala gana”. ¡Qué profetismo! (Cf. J. I. González Faus: La autoridad de la verdad, pp.149)].
[“Quienquiera que recurre a la vacuna deja de ser hijo de Dios... La viruela es un juicio de Dios... la vacuna es un desafío lanzado al cielo” (León XII en 1829; cf. J. I. González Faus: La autoridad de la verdad, pp.166-167)].
[“Es completamente absurdo e injurioso en alto grado decir que sea necesaria cierta restauración y regeneración para volverla [a la Iglesia] a su incolumidad primitiva, dándole nuevo vigor, como si pudiera ni pensarse siquiera que la Iglesia está sujeta a defecto, a ignorancia o a cualesquiera otras imperfecciones” (Gregorio XVI: encíclica “Mirari vos”, n. 6. 15 agosto 1832. Cf. o.c. p. 168)].


Personal y comunitariamente este evangelio nos pregunta:
- ¿animamos y acercamos el Reino o desanimamos y alejamos de él?
- Nuestra vida, costumbres, ideas, sentimientos...:
¿“están contigo, Jesús del Reino”, “te siguen”?
¿tenemos tu misma credibilidad ante los pobres y sencillos?

Ábrenos, Jesús de todos, a tu mismo Espíritu:
- de hijo de Dios y hermano universal;
- de libertad para respetar y amar, cambiar e inventar nuevos caminos;
- de audacia para enfrentarnos al egoísmo en sus diversas formas;
- de desprendimiento para socorrer a los más débiles;
- de servicio a la realización plena de cualquier persona;
- de gratitud, respeto y compromiso por el Reino.

Rufo González
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