Domingo 27º TO A 2ª Lect.(08.10.2017): la alegría y el gozo del amor
Introducción: “nada os preocupe: vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4, 6-9)
Recomendaciones finales a los filipenses
La lectura de hoy (Flp 4, 6-9) viene precedida por unas recomendaciones prácticas, fruto del buen entendimiento entre Pablo y los filipenses. “Hermanos queridos y añorados, mi alegría y corona” (v. 1) son estos cristianos para Pablo. Les ruega mantenerse fieles. Pide a dos mujeres –Evodia y Síntique- que “estén acordes (el conocido verbo fronein: “envueltas”) en el Señor” (v. 2). A un compañero le pide que las ayude a reconciliarse: “y a ti, mi leal compañero de fatigas: ayúdalas, ya que combatieron a mi lado por el Evangelio con Clemente y otros colaboradores” (4, 3). Algunos traducen la palabra griega “sízigo” (“unido en el yugo”: compañero) como nombre propio: Sízigo. Repite que vivan alegres y saboreen la bondad adquirida al encontrarse con Jesús, porque “Jesús está cerca” (v. 5). Los versículos, leídos hoy (6-9), son consecuencia lógica de esta reflexión.
La cercanía del Señor produce alegría y paz (vv. 6-7)
- “Nada os preocupe”. Es el eco del evangelio: “no andéis preocupados... buscad el reino y su justicia...” (Mt 6, 25ss). Si el Señor está cerca, si habéis aceptado su reino, haced presente vuestra vida ante Dios sin miedo. Es la relación de hijo con el Padre-Madre, todobueno, perdonador...
- “Con acción de gracias y súplica”. Son actitudes de quien cree en el amor de Dios. Reconoce la situación de gracia en que nos encontramos (Rm 5, 2), confia en Jesús, Mesías de Dios.
- “La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio (nous: mente), custodiará corazones y pensamientos”. La paz divina no es fruto de nuestro razonamiento. Al creernos el amor divino, lo vivimos como un regalo. La oración pone en manos del Padre que guarda el corazón y la mente “en Cristo Jesús”. La paz divina viene sobre quien acepta su amor: nos sentimos amados y amamos con su mismo amor.
Los valores humanos son también cristianos (vv. 8-9)
La segunda parte (vv. 8-9) recoge valores humanos (lo verdadero, noble, justo, puro, amable, digno de alabanza...) y “si algo hay virtuoso, si algo hay de mérito, eso tomadlo en consideración” (v. 8). La propuesta paulina es, pues, el discernimiento de los valores éticos desde el evangelio. Se usa el término estoico “virtud” (areté), no usado nunca en los evangelios, propio de la cultura helénica. Demuestra la apertura cultural de la comunidad evangélica. Todo lo humanamente bueno, de valor, hay que tenerlo en consideración: entra en el proyecto de amor pleno del Padre. Desde el amor (manifestado en la vida -la cruz- de Cristo -Flp 2,8; 3,10-11.18-) hay que discernir lo humano. Ese era el proceder pastoral de Pablo: “lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis” (v. 9). Como el de Jesús: “os he dado ejemplo para que también vosotros hagáis tal como yo os hice” (Jn 13, 15).
Oración: “nada os preocupe: vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4,6-9)
Jesús, buscador del Reino y su justicia:
a través de Pablo percibimos tus mismos sentimientos;
todos somos para ti “hermanos queridos y añorados, mi alegría y corona”;
a todos nos invitas a “mantenernos firmes en el Señor” (Flp 4, 1);
también a las mujeres, que tienen la misma dignidad cristiana:
- “Evodia y Síntique estén acordes en el Señor...,
y a ti, mi leal compañero, te pido que las ayudes,
ya que combatieron a mi lado por el Evangelio
junto con Clemente y otros colaboradores...”;
- “estad siempre alegres en el Señor...;
que todo el mundo note lo comprensivos que sois;
el Señor está cerca” (Flp 4, 2-5).
Nos parece estar escuchándote a ti, Jesús de todos:
- “mirad que yo estoy con vosotros cada día...” (Mt 28, 20);
- “permaneced en mi amor” (Jn 15, 9);
- “nada os preocupe” (Flp 4, 6);
- “no andéis preocupados por la vida pensando qué vais a comer o beber...;
buscad primero que reine su justicia, y todo se os dará por añadidura” (Mt 6, 25ss);
- “vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4, 6);
- “pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá” (Lc 11, 9);
- “La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará corazones y pensamientos” (Flp 4, 7);
- “Os doy mi paz... No se altere vuestro corazón ni se deje acobardar.
Me voy y volveré a vosotros...” (Jn 14, 27-28).
Desde esta sintonía contigo, Jesús de nuestra vida:
sentimos tu aliento amoroso cerca de todos;
creemos que Dios Padre ama a todos personalmente;
para todos quiere realización de vida, alegría y paz;
para todos “trabaja” (Jn 5, 17) un mundo de paz y bienestar;
a todos nos invita a vivir su reino, su voluntad;
a todos nos quiere entregar su Espíritu:
- el que nos intima su amor de Padre, dador de vida;
- el que nos vincula contigo, habitado por el mismo Espíritu;
- el que nos hermana entre nosotros.
Gracias, Jesús, por habernos traído el Amor del Padre:
nos sentimos amados por Él de modo incondicional;
como un padre-madre ama a los hijos de sus entrañas;
siempre con nosotros, nos dice el Espíritu que nos habita;
de modo inmerecido, nos hace vivir con todos los seres del universo;
nos ha permitido llegar a la conciencia libre y amorosa:
- que nos hace responsables de toda realidad;
- que pone en nuestras manos un mundo de posibilidades inmensas;
- que nos abre a la libertad de nuestra inteligencia y amor.
Jesús, buscador del Reino y su justicia:
modela nuestro espíritu con tu Espíritu;
que tengamos hambre y sed de tu Reino;
que nos sintamos guardados por el amor del Padre;
que no tengamos miedo al desamparo y la soledad,
- sabemos que “nada nos puede separar del amor de Dios” (Rm 8,39);
que tengamos un corazón desprendido, comunitario;
que luchemos por suprimir el sufrimiento, la opresión, la miseria;
que seamos leales al amor a todos, como Tú;
que plantemos cara al desamor, al egoísmo, a la intolerancia...,
- aunque tengamos que sufrir tu misma cruz;
que gustemos tu paz que “sobrepasa todo juicio”,
- no fruto de nuestro razonamiento,
sino regalo de tu amor que nos pone en las manos del Padre
y nos guarda en su corazón y en su mente.
Desde tu vida amorosa queremos orientar la vida:
lo verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable...;
todo lo valiosamente humano encuentra eco en nuestro corazón.
Como Tú queremos dar vida a quien no la tiene.
Queremos ser fieles a tu amor siempre.
Rufo González
Recomendaciones finales a los filipenses
La lectura de hoy (Flp 4, 6-9) viene precedida por unas recomendaciones prácticas, fruto del buen entendimiento entre Pablo y los filipenses. “Hermanos queridos y añorados, mi alegría y corona” (v. 1) son estos cristianos para Pablo. Les ruega mantenerse fieles. Pide a dos mujeres –Evodia y Síntique- que “estén acordes (el conocido verbo fronein: “envueltas”) en el Señor” (v. 2). A un compañero le pide que las ayude a reconciliarse: “y a ti, mi leal compañero de fatigas: ayúdalas, ya que combatieron a mi lado por el Evangelio con Clemente y otros colaboradores” (4, 3). Algunos traducen la palabra griega “sízigo” (“unido en el yugo”: compañero) como nombre propio: Sízigo. Repite que vivan alegres y saboreen la bondad adquirida al encontrarse con Jesús, porque “Jesús está cerca” (v. 5). Los versículos, leídos hoy (6-9), son consecuencia lógica de esta reflexión.
La cercanía del Señor produce alegría y paz (vv. 6-7)
- “Nada os preocupe”. Es el eco del evangelio: “no andéis preocupados... buscad el reino y su justicia...” (Mt 6, 25ss). Si el Señor está cerca, si habéis aceptado su reino, haced presente vuestra vida ante Dios sin miedo. Es la relación de hijo con el Padre-Madre, todobueno, perdonador...
- “Con acción de gracias y súplica”. Son actitudes de quien cree en el amor de Dios. Reconoce la situación de gracia en que nos encontramos (Rm 5, 2), confia en Jesús, Mesías de Dios.
- “La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio (nous: mente), custodiará corazones y pensamientos”. La paz divina no es fruto de nuestro razonamiento. Al creernos el amor divino, lo vivimos como un regalo. La oración pone en manos del Padre que guarda el corazón y la mente “en Cristo Jesús”. La paz divina viene sobre quien acepta su amor: nos sentimos amados y amamos con su mismo amor.
Los valores humanos son también cristianos (vv. 8-9)
La segunda parte (vv. 8-9) recoge valores humanos (lo verdadero, noble, justo, puro, amable, digno de alabanza...) y “si algo hay virtuoso, si algo hay de mérito, eso tomadlo en consideración” (v. 8). La propuesta paulina es, pues, el discernimiento de los valores éticos desde el evangelio. Se usa el término estoico “virtud” (areté), no usado nunca en los evangelios, propio de la cultura helénica. Demuestra la apertura cultural de la comunidad evangélica. Todo lo humanamente bueno, de valor, hay que tenerlo en consideración: entra en el proyecto de amor pleno del Padre. Desde el amor (manifestado en la vida -la cruz- de Cristo -Flp 2,8; 3,10-11.18-) hay que discernir lo humano. Ese era el proceder pastoral de Pablo: “lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis” (v. 9). Como el de Jesús: “os he dado ejemplo para que también vosotros hagáis tal como yo os hice” (Jn 13, 15).
Oración: “nada os preocupe: vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4,6-9)
Jesús, buscador del Reino y su justicia:
a través de Pablo percibimos tus mismos sentimientos;
todos somos para ti “hermanos queridos y añorados, mi alegría y corona”;
a todos nos invitas a “mantenernos firmes en el Señor” (Flp 4, 1);
también a las mujeres, que tienen la misma dignidad cristiana:
- “Evodia y Síntique estén acordes en el Señor...,
y a ti, mi leal compañero, te pido que las ayudes,
ya que combatieron a mi lado por el Evangelio
junto con Clemente y otros colaboradores...”;
- “estad siempre alegres en el Señor...;
que todo el mundo note lo comprensivos que sois;
el Señor está cerca” (Flp 4, 2-5).
Nos parece estar escuchándote a ti, Jesús de todos:
- “mirad que yo estoy con vosotros cada día...” (Mt 28, 20);
- “permaneced en mi amor” (Jn 15, 9);
- “nada os preocupe” (Flp 4, 6);
- “no andéis preocupados por la vida pensando qué vais a comer o beber...;
buscad primero que reine su justicia, y todo se os dará por añadidura” (Mt 6, 25ss);
- “vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4, 6);
- “pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá” (Lc 11, 9);
- “La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará corazones y pensamientos” (Flp 4, 7);
- “Os doy mi paz... No se altere vuestro corazón ni se deje acobardar.
Me voy y volveré a vosotros...” (Jn 14, 27-28).
Desde esta sintonía contigo, Jesús de nuestra vida:
sentimos tu aliento amoroso cerca de todos;
creemos que Dios Padre ama a todos personalmente;
para todos quiere realización de vida, alegría y paz;
para todos “trabaja” (Jn 5, 17) un mundo de paz y bienestar;
a todos nos invita a vivir su reino, su voluntad;
a todos nos quiere entregar su Espíritu:
- el que nos intima su amor de Padre, dador de vida;
- el que nos vincula contigo, habitado por el mismo Espíritu;
- el que nos hermana entre nosotros.
Gracias, Jesús, por habernos traído el Amor del Padre:
nos sentimos amados por Él de modo incondicional;
como un padre-madre ama a los hijos de sus entrañas;
siempre con nosotros, nos dice el Espíritu que nos habita;
de modo inmerecido, nos hace vivir con todos los seres del universo;
nos ha permitido llegar a la conciencia libre y amorosa:
- que nos hace responsables de toda realidad;
- que pone en nuestras manos un mundo de posibilidades inmensas;
- que nos abre a la libertad de nuestra inteligencia y amor.
Jesús, buscador del Reino y su justicia:
modela nuestro espíritu con tu Espíritu;
que tengamos hambre y sed de tu Reino;
que nos sintamos guardados por el amor del Padre;
que no tengamos miedo al desamparo y la soledad,
- sabemos que “nada nos puede separar del amor de Dios” (Rm 8,39);
que tengamos un corazón desprendido, comunitario;
que luchemos por suprimir el sufrimiento, la opresión, la miseria;
que seamos leales al amor a todos, como Tú;
que plantemos cara al desamor, al egoísmo, a la intolerancia...,
- aunque tengamos que sufrir tu misma cruz;
que gustemos tu paz que “sobrepasa todo juicio”,
- no fruto de nuestro razonamiento,
sino regalo de tu amor que nos pone en las manos del Padre
y nos guarda en su corazón y en su mente.
Desde tu vida amorosa queremos orientar la vida:
lo verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable...;
todo lo valiosamente humano encuentra eco en nuestro corazón.
Como Tú queremos dar vida a quien no la tiene.
Queremos ser fieles a tu amor siempre.
Rufo González