Domingo 28º TO A 2ª Lect.(15.10.2017): “tu problema es también mío”

Introducción:Todo lo puedo en aquél que me conforta” (Flp 4,12-14.19-20)
Los cinco versículos que leemos pertenecen a la conclusión (4,10-23) de la carta. El denominador común es el agradecimiento a los filipenses por haberle enviado una ayuda económica y personal. Escuchamos un testimonio de “indiferencia cristiana” y el sentido cristiano de los donativos.

La solidaridad es parte de la fortaleza cristiana
El primer fragmento (vv. 12-14) está precedido de una expresión de moral estoica: “yo aprendí a bastarme a mí mismo en cualquier circunstancia” (v. 11b). Leemos la consecuencia estoica: “sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación” (v. 12). Parece oírse a un sabio estoico de su ciudad de Tarso, donde esta enseñanza tuvo uno de sus centros más brillantes, proclamando la “apatía” (“apático”: libre ante sentimientos y emociones) y la “indiferencia” (adiafora) ante vida y muerte, placer y dolor, salud y enfermedad, pobreza y riqueza, reputación buena o mala... La autosuficiencia estoica no es compartida por Pablo. Su “indiferencia”no procede de la autosuficiencia, sino del amor de Cristo: “todo lo puedo en aquél que me conforta” (v. 13). Literalmente: “domino todas las cosas en el que me fortalece”. “En” como causa de la fortaleza. Se refiere al Espíritu, que Cristo sigue entregando a todo el que se adhiere a él. Es el amor de Jesús, su “gracia”: “te basta mi gracia, pues la fuerza llega a su apogeo en la debilidad...” (2Cor 12, 9-10). Ha sido Cristo quien lo ha hecho fuerte para vencer las diversas tentaciones. La fuerza de Cristo incluye la ayuda de los hermanos. La comunión en las dificultades es también acción del Espíritu. Por eso les dice: “hicisteis bien en compartir mi tribulación” (v. 14). Dicho de otro modo: “me habéis hecho un favor al tomar como vuestro mi problema”. La solidaridad es parte de la fortaleza cristiana, es colaborar con el Espíritu de Cristo.

Dios os pagará con creces cualquier ayuda al bien
En los versículos siguientes (vv. 15-18), no leídos, se explica la bondad de la ayuda, económica y personal, en la tribulación. Aceptando dicha ayuda, que ya habían dado en otras ocasiones, Pablo reconoce que “no busca regalos sino la mayor ganancia para vuestra cuenta...” (v. 17). La ayuda a la causa del evangelio “es suave fragancia, sacrificio grato, agradable a Dios” (v. 18). Recuerda la motivación de la colecta para los pobres de Jerusalén (2Cor 9,1-15), y la entrega de Cristo “que nos amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave fragancia” (Ef 5,2). El amor en obras al necesitado es lo que quiere Dios y debe sustituir los sacrificios antiguos. Religión para Jesús es práctica de amor. Lo reconoce expresamente la carta a los Hebreos: “no olvidéis la solidaridad y el compartir, que tales sacrificios son los que agradan a Dios” (Hebr 13,16). Dios, que es Amor, “proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia conforme a su riqueza en Cristo Jesús” (v. 19). “A Dios, nuestro Padre la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (v. 20).

Oración:todo lo puedo en aquél que me conforta” (Flp 4,12-14.19-20)

Jesús fortaleza de nuestra vida:
Con admiración escuchamos hoy a Pablo decir:
todo lo puedo en aquél que me conforta”;
ante cualquier situación el cristiano tiene tu Espíritu-amor.

Pablo es una persona débil como nosotros:
no era orador brillante ni pensador imaginativo;
le envolvían la debilidad y el miedo;
su tesoro era haberte conocido a ti, Jesucristo crucificado (1Cor 2, 1-5);
es tu vida entregada por amor quien le pone en pie y le sostiene:
- tu vida animada por el Espíritu de Dios;
- tu oración al Padre pidiendo su reino;
- tu dedicación preferente a los enfermos y marginados;
- tu convocatoria a ser libres del dinero, el poder y el honor;
- tu mesa abierta a varones y mujeres, todos hijos y hermanos,
cada uno participando según el don recibido,
acogiendo hasta los no creyentes... (1Cor 14,23).

Es tu Espíritu de vida y amor quien inspira a Pablo:
en medio de la enfermedad y persecución oye tu amor:
te basta mi gracia, pues la fuerza llega a su apogeo en la debilidad...” (2Cor 12, 9-10).

Ante la ayuda personal y económica de los filipenses, reconoce:
estoy iniciado en todo y a todo:
hartura y hambre, abundancia y privación
” (v. 11);
tu amor le ha entrenado para vivir cualquier situación:
- come y disfruta de la vida en fraternidad;
- comparte el hambre y la privación...;
- como Tú, Jesús de todos, Pablo se acerca a toda casa;
- a todos anuncia el reino del amor del Padre;
- comparte con todos lo que tiene;
- percibe que tu amor fortalece la vida de quienes van creyendo.

Vive contigo la experiencia del Espíritu-amor:
te cree vivo y activo en su corazón;
se reúne a la mesa con tu corazón fraternal;
se motiva al anuncio del evangelio según el don recibido;
se endurece el rostro para correr toda clase de peligros;
se envuelve en tu mirar y sentir, en tu juzgar y actuar.

Pablo agradece profundamente la ayuda recibida:
no quiere regalos de los filipenses;
busca que los filipenses colaboren en el evangelio;
quiere que realicen libremente la solidaridad;
las ayudas en la tribulación las considera amor del Padre;
son “suave fragancia, sacrificio grato, agradable a Dios”.

Jesús fortaleza de nuestra vida:
aviva en nosotros tu Espíritu de energía y buen juicio;
ayúdanos a reconocer los dones de tu amor;
ilumina nuestra inteligencia amorosamente;
mueve nuestra voluntad siempre en favor de cualquier necesitado.

Que en todo encontremos tu Amor que invita a la comunión:
- de bienes,
- de sentimientos,
- de perdón,
- de ayuda mutua.

Rufo González
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