Encontrar al Resucitado es el objetivo de la Pascua. Con símbolos (el fuego, la luz, el agua, el pan y el vino, la comunidad viva, palabras y gestos de Jesús...) despertamos la fe en Jesús resucitado. Sólo la fe experimenta la alegría de la Pascua, la presencia de Jesús animando y fortaleciendo nuestra vida. Pidamos sentir esta presencia, diciendo: “danos, Señor, tu luz, tu amor, tu alegría”.

Por la Iglesia:
- que sea ámbito de la sinceridad, del amor comprometido, de la alegría;
- que centre su vida en la vida de Jesús, en su Evangelio...
Roguemos al Señor: “danos, Señor, tu luz, tu amor, tu alegría”.

Por los cristianos:
- que vivan como Jesús: anuncien el Evangelio, socorran a los desamparados, den vida...
- que sientan la presencia de Jesús en lo más profundo de su vida.
Roguemos al Señor: “danos, Señor, tu luz, tu amor, tu alegría”.

Por los más débiles (sin salud, sin techo, sin tierra, sin patria, sin familia...:
- que sientan la fuerza del Resucitado en nuestra ayuda y preocupación por ellos;
- que den a respetar su dignidad y sus derechos y deberes humanos.
Roguemos al Señor: “danos, Señor, tu luz, tu amor, tu alegría”.

Por el cuidado de la naturaleza:
- que vivamos ecológicamente, sin dañar el agua, la flora y la fauna;
- que colaboremos por defender la tierra y cuidar nuestro entorno.
Roguemos al Señor: “danos, Señor, tu luz, tu amor, tu alegría”.

Por nuestra comunidad:
- que nos aceptemos, perdonemos, colaboremos...;
- que “tratemos y decidamos entre todos lo que afecta a todos”.
Roguemos al Señor: “danos, Señor, tu luz, tu amor, tu alegría”.

Por esta celebración:
- que nos dé a sentir la presencia de Jesús en medio de nosotros;
- que “arda nuestro corazón” al escuchar y celebrar la palabra y los gestos de Jesús.
Roguemos al Señor: “danos, Señor, tu luz, tu amor, tu alegría”.

Cristo resucitado, bendice nuestros deseos y ayúdanos a hacerlos realidad. Tú que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Rufo González