El poder, la vanagloria, la intolerancia, las teologías, los ritos... han creado sectas, iglesias, leyes.. que nos separan del Evangelio. Necesitamos volver al Jesús del Evangelio, que, lleno del Espíritu, pasó haciendo el bien y liberando de todo mal. Oremos con “todos los que invocan el nombre de nuestro señor Jesucristo” (1Cor 1,2) diciendo: “queremos vivir tu mismo Espíritu”.

Por nuestra Iglesia:
- que vuelva al Evangelio en su pensar, sentir y actuar;
- que nos dejemos llevar de la libertad del Espíritu.
Roguemos al Señor: “queremos vivir tu mismo Espíritu”.

Por “todos los que invocan el nombre de nuestro señor Jesucristo”:
- que se unan en el Espíritu de Jesús, en el mismo amor;
- que se consideren hermanos, hijos del mismo Padre, hermanos de Jesús.
Roguemos al Señor: “queremos vivir tu mismo Espíritu”.

Por el trabajo ecuménico de los cristianos:
- que abandonen toda excomunión y desprecio mutuos;
- que se escuchen, dialoguen, busquen caminos de colaboración...
Roguemos al Señor: “queremos vivir tu mismo Espíritu”.

Por los más débiles:
- que sientan nuestro espíritu de amor práctico;
- que escuchen al Espíritu de Dios que les acompaña siempre.
Roguemos al Señor: “queremos vivir tu mismo Espíritu”.

Por la paz del mundo:
- que se cimiente en el respeto a los derechos y deberes humanos;
- que atendamos adecuadamente a las víctimas de toda violencia.
Roguemos al Señor: “queremos vivir tu mismo Espíritu”.

Por esta celebración:
- que nos una en lo esencial: en el Espíritu-amor de Jesús;
- que nos abra a los marginados, descartados sociales y eclesiales, necesitados...
Roguemos al Señor: “queremos vivir tu mismo Espíritu”.

Que tu Espíritu-amor nos conduzca hacia la unidad del Evangelio, hacia la fraternidad universal, hacia la libertad guiada por tu Amor, que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

Rufo González