En la escuela, “Cultura Religiosa” para todos (VI)

El problema sigue
El año pasado (11-01 al 25-08 de 2013) escribí una serie de cinco artículos sobre la Enseñanza Religiosa en la Escuela. La tesis general venía expresada en el título de la serie. Creo que en esta tesis coincidimos muchos más ciudadanos que en la tesis eclesial. Ya sé que, por el mero hecho de numerosa coincidencia, no se está en la verdad o en la bondad mejor. Lo decisivo está en las razones o argumentos para optar por un camino u otro. Aquí no se trata de verdad revelada, sino de un proceder práctico que respete los derechos humanos, y sea bueno para lograr la finalidad de educar integralmente a los estudiantes.

Volver a reflexionar sobre el asunto lo ha precipitado el Informe del Anuario Estadístico, publicado por el Ministerio de Educación a primeros de enero de 2014. En la última década el número de alumnos matriculados en Religión Católica, en centros públicos, ha caído 14 puntos en Primaria, 17 en Secundaria y 23 en Bachillerato. Los nuevos porcentajes son: Primaria: 65%; Secundaria: 38,1%; Bachillerato: 20,4% alumnos que optan por la asignatura. Es claro que cada vez habrá más “analfabetos” religiosos en nuestro país. La responsabilidad está repartida.

La cultura es para todos
Creo que hay bastante coincidencia en reconocer al “hecho religioso” como “hecho cultural”. Ha sido el esfuerzo humano de buscar sentido a la vida, de cultivo de la conciencia moral, de progreso humano, de producir obras inmensas de arte en todos los géneros, de elevar la dignidad humana, etc. Narrar el “Hecho Religioso” y estudiarlo desde diversas vertientes (filosofía, sociología, arte, antropología, etc.) es una actividad que encaja perfectamente en la formación de cualquier persona actual. Por ello debe impartirse a todos, como “cultura”. Pero esto exige organizarlo al margen de las “Instituciones” religiosas. Profesores con oposiciones y los mismos derechos y deberes. Mientras sean nombrados por sus respectivas “instituciones”, a dedo, sujetos a despidos “ideológicos”, sin gozar de derechos laborales, etc. la asignatura de Religión no tendrá la dignidad que merece. Eso del “derecho de los padres” es sospechoso. Son los hijos los que tienen derecho a ser cultos y prepararse para poder decidir. Si un padre no quiere “historia” para su hijo, ¿se le va a respetar? ¡Qué bien le viene a la Iglesia apoyarse, cuando le interesa, en los padres para seguir dominando en un campo que no le pertenece!.

Merece la pena leer los comentarios que el referido Informe ha suscitado. Eso es oír los signos de los tiempos, “las diversas voces de nuestro tiempo”. Habrá que valorarlas y seguir la ruta que el Espíritu nos inspire. Aquí destaco los comentarios que me parecen más valiosos, y que, creo, van en la misma línea de la tesis defendida en mis artículos anteriores.

“La actual clase de religión: la mejor vacuna contra la religión cristiana”
Así se ve, cada día más, desde ambientes eclesiales. Lo revela claramente este comentario de un sacerdote zaragozano:
“Hoy somos ya muchos cristianos-seglares, miembros de congregaciones religiosas y sacerdotes- que estamos convencidos de una cosa: la clase de religión confesional-católica en los colegios públicos es, en términos generales, la mejor vacuna contra la religión cristiana. Tendría que haber clases de historia de las religiones, clases del "Hecho religioso", impartidas con competencia, con objetividad, imparcialidad y verdadero respeto a todas las religiones. Así quedaría abierto el camino para que los jóvenes pudieran ahondar en aquella opción que más les convenza. Tal como está el mundo de hoy, con una cantidad ilimitada de informaciones y con mayor libertad de movimiento, es contraproducente querer poner un único camino ante los ojos de unos muchachos que hoy están propensos, más que nunca, a la contestación y al rechazo. ¿No se darán cuenta los obispos y responsables de la enseñanza religiosa que la actual clase de religión es contraproducente?” (Sacerdote de Zaragoza. 22 enero 2014, 10:55)


Oportunidad perdida
Un “Antiguo Alumno” comenta que el sistema actual está desfasado y no comprende cómo aún ha gente que elige “este camino”:
“Desde luego, si la religión católica se sigue impartiendo como me la enseñaron a mí, todavía me parecen muchos los que eligen esta opción. La Iglesia perdió una oportunidad de oro para ofrecer una asignatura que tendría que ser apasionante. Pero prefirieron la moralina, el catecismo, la historia sagrada pura y dura y la religiosidad popular más castiza. Confundieron la catequesis de la parroquia con una herramienta fundamental para conocer nuestra cultura, desde el Románico hasta las canciones de Sabina. Y, sobre todo, se olvidaron, una vez más, de transmitir la alegría del Evangelio, que no es ni más ni menos que buscar lo divino en lo humano” (22 enero 2014, 08:46).


“En la escuela debe darse religión como cultura para todos”
Es la opinión de un “Profesor jubilado”, desencantado del poder eclesial, al que cree testarudo, dominado por la soberbia (super-bios: por encima de la vida), incapacitado para cambiar pase lo que pase, caiga quien caiga:
“Seguirán inventándose razones, hasta persecuciones, para justificar el descalabro. Es cuestión de poder y dinero. En democracia sólo vale la razón y la libertad. En la escuela, creo, debe darse religión como cultura para todos. Pero no controlada por ninguna instancia religiosa. Profesorado titulado, oposiciones como los demás, etc. Los que se amparan en los padres, que les abran sus puertas en la sinagoga, la mezquita, la parroquia... para que esos padres tan “exigentes” vean satisfechas sus necesidades. Es curioso esta necesidad de los padres, al menos los católicos, que no pisan la iglesia, y, si les ofrecen auténtica formación para ellos y sus hijos, la rechazan olímpicamente...” (22 enero 2014, 12:58).


“La clase de religión está sometida a caprichos políticos y eclesiales”
La cultura verdadera no puede estar manipulada. Ha de ser ofrecida como cultivo y progreso que ayude a la persona a construirse y a desarrollar sus capacidades. En el actual sistema de transmitir la Religión la manipulación vicia toda la materia. Así lo denuncia este comentarista:
“Cuesta mucho ser profesor de religión católica (grado en ciencias religiosas, Declaración Eclesiástica de Competencia Académica, y Declaración Eclesiástica de Idoneidad), para que luego en tu propia diócesis, el Delegado de enseñanza (cargo dependiente del Obispo de turno) te ningunee porque no eres "amiguete". Puedes tener el Grado y la DECA y a lo mejor no te conceden la DEI (requisito obligatorio para impartir la asignatura, renovado anualmente), y no te la conceden porque a juicio de alguien (por separarte, no ser de la cuerda del obispo, etc.) no mereces seguir impartiendo la asignatura y te mandan al paro sin ninguna explicación. La manera habitual en que se excluyen a candidatos o que no te renueven el contrato, año tras año, es que no te den la DEI.
No hay solidaridad alguna entre profesores de religión, importa la nómina y punto. No se dan los contenidos, se hacen excursiones; importa la matrícula” (22 enero 2014, 23:45).


De acuerdo con Antonio Gala
Poca gente, creo, habrá en desacuerdo con este deseo de Antonio Gala, gran poeta, a veces profeta, siempre culto y honrado:
“Vamos a enseñar a nuestros estudiantes materias que nos hagan madurar, conocernos, enriquecernos en todos los sentidos, fraternizar con todos los demás. La historia y las aspiraciones de cualquier religión, de lo que la variedad de ellas significa, sí es materia de cultura y de enseñanza” (LA TRONERA (El Mundo 29.05.2013).


Rufo González
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