El Gobierno de la Nación se niega a ello El alcalde de Alicante sigue con el plan de que la ciudad sea bendecida por la Santa Faz

Acto de prueba de las cerraduras que custodian  la Santa Faz.
Acto de prueba de las cerraduras que custodian la Santa Faz.

La devoción de los alicantinos hacia la Santa Faz viene desde el 17 de marzo de 1489, fecha del primer milagro conocido. Todos los años, el segundo jueves después del Jueves Santo, los alicantinos marchan en masa hasta el monasterio de la Santa Faz, recorriendo a pie los 7 kilómetros que le separan de la capital, romería que ha sido suspendida por la epidemia, y de ella se quiere salvar la tradicional bendición de la ciudad desde santa Bárbara, sin público, cosa a lo que se está negando el Gobierno de la Nación a través de sus representantes en Alicante y Valencia.

El alcalde de Alicante, Luís Barcala, sigue adelante con su plan de que la ciudad de Alicante sea bendecida con la reliquia de la Santa Faz  desde lo alto del castillo de Santa Bárbara, el jueves 21 de abril, como es tradicional, pese a la primera negación de permiso para el acto dictada por la subdelegada del Gobierno, resolución que ha recurrido en reposición y espera una nueva respuesta que desea sea positiva, pue simplemente se trata de que tres personas, una de ellas el oficiante de la bendición –probablemente el canónigo custodio de la reliquia- participen en el acto, con las debidas medidas de seguridad, lo cual no estaría reñido con el espíritu y la letra del Real Decreto de Alarma.

La devoción de los alicantinos hacia la Santa Faz viene desde el 17 de marzo de 1489, fecha del primer milagro conocido. Todos los años, el segundo jueves después del Jueves Santo, los alicantinos marchan en masa hasta el monasterio de la Santa Faz, recorriendo a pie los 7 kilómetros que le separan de la capital, romería que ha sido suspendida por la epidemia, y de ella se quiere salvar la tradicional bendición de la ciudad desde santa Bárbara, sin público, cosa a lo que se está negando el Gobierno de la Nación a través de sus representantes en Alicante y Valencia.

 De momento, el edil Manuel Villar, Concejal Síndico del Ayuntamiento de Alicante, ha participado en la tradicional prueba de la apertura de la hornacina donde se guarda la Reliquia de la Santa Faz. En la ceremonia también han estado presente el secretario del Ayuntamiento de Alicante, Gonzalo Canet, el deán del Cabildo de San Nicolás, Ramón Egío, y el capellán del monasterio, José Luis Casanova, han informado fuentes municipales.

De acuerdo al protocolo establecido, Villar ha aportado dos de las cuatro llaves que abren la hornacina. Las otras dos las custodian las religiosas de clausura del convento, en la actualidad Monjitas de la Sangre. Con las cuatro llaves en las cerraduras de la hornacina, ha sido el capellán del monasterio, José Luis Casanova, el encargado de la apertura de la urna donde se custodia la reliquia.

Este año y a diferencia de los anteriores, la tradicional prueba de llaves, se ha celebrado en un acto a puerta cerrada y guardando estrictamente las medidas de seguridad y distanciamiento a que obliga el decreto del estado de alarma establecido por el gobierno. Sólo han participado en la ceremonia de apertura las cuatro personas indicadas.

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, ha firmado e interpuesto hoy un recurso de reposición contra la decisión de la Subdelegación del Gobierno en Alicante de no permitir el traslado de la Santa Faz desde su monasterio al castillo de Santa Bárbara para bendecir a los alicantinos el jueves próximo, coincidiendo con el día que cientos de miles de personas celebran la tradicional romería y que este año ha tenido que ser suspendida por las restricciones de movimientos establecidas tras decretarse el estado de alarma por la pandemia provocada por el virus Covid 19.

En el escrito, además de plantear que se levante la prohibición y se permita un acto que contemplaba una presencia mínima de personas, se abre la puerta a que la Subdelegación, en caso de ser necesario, establezca otras medidas de seguridad que no impidan que se lleve a cabo.

En el documento presentado se argumenta en primer lugar que la solicitud se formuló con la finalidad de obtener autorización expresa para trasladar, en vehículo y por la vía pública, la Reliquia de la Santa Faz desde el Monasterio en el que es custodiada, hasta el Castillo de Santa Bárbara, con la finalidad de celebrar en el mismo una ceremonia de bendición general a la población de la ciudad de Alicante y su comarca, tras la cual la Reliquia sería reintegrada directamente al Monasterio.

Ceremonia no pública

 Se trata pues de una ceremonia religiosa, no pública, y en cuya solicitud se detallaba y justificaba el número de los asistentes, tanto para el traslado como para la ceremonia en sí misma. En lo relativo al traslado, se detallaba en la solicitud que la comitiva constaría de un vehículo para la Reliquia y su portador, y cuatro más para los custodios (3) estatutariamente obligatorios. Añadir que el número total de vehículos y participantes, se redujo aún más según se comunicó a la Delegación del Gobierno para la Comunidad Valenciana en escrito remitido por el Cabildo de la Concatedral de Alicante de fecha 17 de abril de los corrientes.

El recurso plantea que existe un régimen de limitación de movilidad general para las personas a título individual, y otro específico y distinto para la celebración de ceremonias civiles y religiosas. A este respecto, se especifica que la celebración de ceremonias civiles y religiosas es una actividad permitida, promovida a instancia de administraciones o instituciones civiles o religiosas y que la movilidad para la asistencia a dichas celebraciones no está prohibida, siempre que se cumplan las condiciones de seguridad en los traslados y en la celebración, y ni lo uno ni lo otro impliquen la aglomeración de personas.

Se explica también en el recurso el dispositivo previsto para la celebración de la bendición y que establece una mínima intervención de personas, que queda limitada al portador de la Reliquia, los custodios estatutarios, más la escolta policial que asegura el traslado y desplazamiento. Se añade que la ceremonia se realiza en un recinto monumental cerrado al público, como es el Castillo de Santa Bárbara, y sin asistencia de público. Por las mismas características del emplazamiento, señala el recurso, se trata de una fortaleza ubicada en lo alto del Monte Benacantil. Por su propia naturaleza resulta de entrada imposible para el público si sus accesos están, como se detallada, cerrados y custodiados por la Policía Local de Alicante. Por sus dimensiones, que por notorias se obvian, permiten cumplir con las normas de distancia entre los partícipes con suficiencia.

En el propio recurso se deja la puerta abierta a que sea la Subdelegación del Gobierno la que establezca, si lo considera oportuno, medidas de seguridad complementarias a las ya adoptadas. En consecuencia, con este Recurso de Reposición se pretende que sea revocada la resolución recurrida y sea dictada otra por la que se autorice la celebración de la ceremonia propuesta y los traslados inherentes a la misma en los términos propuestos o, alternativamente, se autorice indicando las medidas de seguridad que se entienda deben ser adoptadas para ello y no hayan sido propuestas.

Historia de la reliquia

Cuenta en su  libro «La verdad sobre la Santa Faz”  Federico Sala Seva, que nada nos dicen los evangelios sobre aquella piadosa mujer que, compadecida del sufrimiento de Jesús, le ofreció su velo para que limpiase su rostro ensangrentado, pero una ininterrumpida tradición ha llegado hasta nuestro tiempo, venerando las imágenes de aquel rostro que quedó grabado en las tres dobleces de aquel velo. Una se encuentra en Roma, otra en Jaén y la tercera, que es la que a nosotros nos ocupa, en el Monasterio de la Santa Faz de Alicante.

 La reliquia permaneció en Jerusalén hasta el siglo VI, en el que empezaron las primeras invasiones musulmanas y los cristianos por miedo a que fuera profanada, juntamente con otras reliquias, la trasladaron a la isla de Chipre, donde permanecieron hasta el año 640, en el que fueron llevadas a Constantinopla, en busca de un lugar más seguro, siendo depositadas en la Iglesia de santa Sofía, donde el santo lienzo quedó expuesto al culto y veneración de los fieles.

 El 29 de Mayo de 1453, siendo Emperador de Constantinopla Constantino XII, la ciudad fue tomada por los turcos y, según cuenta la tradición, los hijos del Emperador, huyeron a Roma, llevado consigo varias reliquias, entre ella la de la Santa Faz, que entregaron al Pontífice Nicolás V, que guardó el Santo Lienzo en su oratorio privado.

 Siendo Papa Sixto IV, hubo en Venecia una tremenda epidemia y el Papa les envió, por medio de un Cardenal, la reliquia de la Santa Faz que guardaba en su oratorio, (con la expresa orden de que pasada la epidemia la devolviesen a sus manos) quedando poco después totalmente extinguida la epidemia. Repetidas veces el Papa reclamó la devolución de la Reliquia y sólo cuando los venecianos se vieron amenazados de graves sanciones canónicas accedieron a devolverla por el mismo Cardenal que la había llevado. Poco antes de su llegada Roma falleció el Papa y el Cardenal guardó la reliquia en su oratorio privado.

 Acompañando a un Cardenal (no se ha conservado su nombre), de paso en Alicante, el sacerdote D. Pedro Mena, viajo a Roma y al ser nombrado Cura de San Juan, el Cardenal le regaló el sagrado lienzo que custodiaba en su oratorio, recomendándole la veneración y estima merecidas a dicha reliquia.

Pedro Menala depositó en el fondo de un arca en la guardaba objetos de valor del Templo. Algún tiempo después, al abrir el arca, encontró el lienzo desplegado y colocado en la parte superior sobre la ropa que lo cubría. Al repetirse este hecho, colocó el lienzo sobre una tabla quedando expuesta a la veneración pública.

 En el año de 1489 y con motivo de una fuerte sequía se pensó en organizar una procesión de rogativas, en la que se llevaría el lienzo de la Santa Faz. Dicha procesión se organizó el 17 de Marzo de 1489, desde el pueblo de San Juan hasta el santuario de Ntra. Sra. de los Ángeles. «Después de haber caminado como un cuarto de legua, al pasar el pequeño barranco de Lloixa, el sacerdote que llevaba la Santa Faz en sus manos (P. Villafranca), sintió tal peso en sus brazos que no pudo mantenerlos en alto, al mismo tiempo que perdía el movimiento de sus pies, teniendo que ser auxiliado por otros sacerdotes, que le llevaron hasta una pequeña altura más allá del barranco.

  Una vez allí todos los presentes pudieron ver como del ojo derecho de la Santa Faz salía una lágrima que se paró en la mejilla, creciendo de tal manera que aún los que estaban más apartados pudieron verla. Impresionados regresaron a San Juan, acordando repetir la procesión de rogativa el viernes siguiente.»

 En este mismo lugar, en el año 1490, se levantó un nuevo templo de 34 metro de largo por 10 de ancho, al que se agregaron las dependencias necesarias para la comunidad encargada de la custodia del lienzo de la Santa Faz. Esta Comunidad pertenecía a la orden de San Jerónimo, que permaneció en el monasterio muy pocos años, instalándose en él el 17 de Julio de 1518 una comunidad de cuatro religiosas Clarisas, procedentes del Monasterio de Gandia.

 Este templo se declaró ruinoso y fue demolido en el año de 1748, construyéndose el actual que fue terminado en el año de 1766. El 16 de Julio de ese año era depositado el lienzo de la Santa Faz en el nuevo templo.

 Desde entonces, el Monasterio de la Santa Faz ha sido lugar de peregrinaciones desde todos los confines de España siendo numerosos los Reyes y Jefes de Estado que han orado en el Templo. La festividad de la Santa Fazes en un acontecimiento anual del que no se sustrae prácticamente ninguno de sus vecinos.

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