Sadam Husein ha sido uno de los grandes asesinos del siglo XX y ayer mismo ha sido ejecutado. Como cristiano debo desaprobar una vez más la pena de muerte, pero para mi el culpable de esta muerte fue George Bush. Fue el ejército de los EEUU quien tras encontrar al exdictador lo puso en manos de aquellos que le pondrían en la horca. Bush sabía muy bien el destino que correría Sadam, y hasta seguramente le agradaba una vez más contemplar su obra de hacer justicia.
Hasta las narices estoy de los presidentes y políticos de los EEUU, ellos apoyan y crean criminales y luego los asesinan o se lavan las manos. Como el caso de Osama Ben Laden.
Me uno a la protesta de la Santa Sede y de los gobiernos europeos por este asesinato, que no es forma de hacer justicia. La verdadera justicia no reside en la ley del talión como cree el presidente Norteamericano, sino que debería ser corregir a los criminales y producir su sincero arrepentimiento por el mal que han ocasionado.