Una experiencia terrible en el confesionario

Leyendo el artículo publicado en Religión Digital sobre la polémica de los confesionarios, quiero puntualizar que algunas de las barbaridades que han llegado a decir los confesores ni me sorprenden.

La barbaridad mayor para mí ha sido el que un sacerdote aconsejara a un seropositivo casarse con una mujer y follar sin condón. El disparate es tremendo, y creo que merece la pena denunciarse al cura por una cuestión de salud pública.

Malos confesores en la iglesia tenemos, algunos carecen del don de liberarte de tus pecados aun absolviéndote, resultan por ello incapaces totalmente de liberar de sus pecados a un pecador. Esto mismo me pasó a mí con un cura hace ya cinco años.

Resulta que acudía a una comunidad de jóvenes, y en esta estaba asignado un sacerdote joven aunque me sacaba casi un lustro. Un día nos habló del llamado consejo espiritual, y nos lo llegó a vender como si de una confesión se tratase, entusiasmado con la idea, e ingenuo como muchas veces soy, no lo niego, me animé a recibir consejo espiritual durante cerca de seis meses, siempre le contaba todo, hasta la masturbación debía contarse. Tras esos meses viene un día y me dice que aquello que yo le he ido contando se lo tengo que contar en confesión, entonces me sentí engañado y le dije que era absurdo repetírselo todo si el ya conocía mis pecados y mis debilidades, aun así insistió y entonces otro día le conté que me arrepentía de esto y aquello. Lo que ocurrió a continuación se me ha quedado bien gravado, me dio la absolución y acto seguido empezó a hablarme del diablo, que el diablo estaba rabioso conmigo y que iba a venir a perseguirme para hacerme pecar. Aquello me hizo sentir peor, creí que vendrían tras de mí todas las tentaciones posibles del diablo. Acudí varias veces más a confesarme, y cada vez que acudía me sentía peor, más amargado, más culpable, creía que Dios no se portaba bien conmigo, que era cruel.

Coincidió para mi suerte visitar mi antiguo colegio y contarle a una amiga religiosa, que fue mi profesora de religión en el BUP, mi caso, se quedó horrorizada y me aconsejó dejar de confesarme con aquel cura y buscar a otro que fuera verdaderamente liberador, por suerte los encontré y hoy tengo una lista de curas con los que confesarme, que te animan a seguir adelante, que te hacen sentir el perdón de Dios ante los pecados, y que no me envían tras de mí a las legiones de Satanás como aquel borrego.

Todavía recuerdo cuando anunció que no le había querido dar la absolución a una parroquiana por haber abortado, cuando él no tiene esa autorización del señor obispo para hacer de penitenciario y perdonar dichos pecados, en cambio va jactándose de no absolver lo que no tiene permiso para absolver. Debía haber mandado a esa mujer a un canónigo de la catedral de la Almudena o a algún penitenciario nombrado por el obispo. Pero ni se imaginan lo que disfrutó negándole la absolución mientras nos lo contaba.

No le pienso denunciar desde el blog, aunque a este borrego de sacerdote le deseo su secularización voluntaria, le haría mucho bien a la iglesia y a posibles víctimas, por ello no diré su nombre.
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