Desde Mérida-Badajoz COP30: Ecología y conversión integral
Nos sumamnos desde nuestra iuglesia diocesana a las reflexiones y a la invitación a una conversión integral ante la COP30. Se trata de la vida, de lo humano y de lo natural. Todo está interconectado y no podemos callar y dejar de trabajar por la ecología integral en claves de justicia, de paz, de libertad e igualdad.
| Trinidad Ruíz y José Moreno -Delegación diocesana para la ecología integral-.
La COP30: ECOLOGÍA Y CONVERSIÓN INTEGRAL
“Nada de lo humano no es ajeno”, así reza la máxima del humanismo cristiano que desea poner la humanidad en el centro de sus preocupaciones y que por ello mismo se preocupa del hogar universal en el que habita que es común y único. En estos días las reflexiones de muchos cristianos, por lo que tienen de ciudadanos y por la opción clara por la cultura del “cuidado”, unen su clamor a los que sufren la situación de males provocados por el descuido ecológico y se suman a los gritos y sueños proféticos, también a las denuncias, para invocar ante la conferencia de Brasil una conversión integral con urgencia.
El cambio climático actual, causado sobre todo por el aumento de los gases efecto invernadero, es una evidencia científica. Para entenderla hay que comprender bien el funcionamiento del sistema climático basándose en la física y las matemáticas y desde ellas interpretar las leyes hidrodinámicas que rigen los fluidos, en un planeta en movimiento como es la tierra. Las políticas climáticas que se han ejecutado en las últimas décadas en los países más desarrollados van conduciendo a un calentamiento que causará un fuerte impacto personal, especialmente en los países del Sur Global.
Sobre esta problemática, se celebra en estos días la trigésima Conferencia de las Partes (COP30) de Naciones Unidas, a la que acuden líderes mundiales, negociadores gubernamentales, científicos, líderes indígenas, jóvenes activistas, periodistas y también grupos de presión, procedentes de los 198 países de la ONU que firmaron años atrás la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). No existe otro foro mundial donde tan diversos colectivos sean convocados a sentarse en la misma mesa para forjar acuerdos. Luego no todos los cumplen con igual rigor, pero mirando retrospectivamente las COP realizadas hasta la fecha, se han logrado avances que habría sido imposible conseguir sin esta herramienta de diálogo. Así por ejemplo, en la COP21, los gobiernos acordaron mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C y aspirar a 1,5 °C; en la COP27 se creó el Fondo para Pérdidas y Daños, para apoyar a los países más vulnerables frente a desastres climáticos; en la COP 28 hubo un compromiso de establecer antes de febrero de 2025, planes de acción de los gobiernos para limitar el calentamiento a 1.5 °C; en la COP29 los gobiernos abordaron la cuestión de cómo articular fondos para financiar la lucha contra el calentamiento global, y en la COP30 los debates están centrándose en el llamado Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado o NCQG (por sus sigla en inglés), que trata de cuantificar y concretar las aportaciones económicas necesarias. Organizaciones de diversas confesiones religiosas, participan también en este encuentro, y dado que la Doctrina Social de la Iglesia tiene escritos oficiales donde se describe la perspectiva institucional de la Iglesia Católica en esta cuestión, muchas entidades eclesiales están siendo especialmente activas en grupos de trabajo denominados “constituencies” que a su vez son participantes directos de la COP30:
Existe un compromiso institucional global de la Iglesia Católica con la crisis ambiental. Está articulado a través de un marco teológico claro, basado en situar la crisis ecológica como un asunto de justicia social, económica y antropológica urgente. Por ello la Iglesia Católica ha propuesto el concepto de conversión integral como una transformación espiritual que abarca todas las dimensiones del ser humano o de un sistema, involucrando cambios profundos en aspectos personales, sociales, culturales y ecológicos. Es un a llamado a una transformación profunda en la relación de la humanidad con la naturaleza. Este enfoque integral entiende que no es posible cuidar el ambiente sin atender las desigualdades sociales, ya que los mismos mecanismos de explotación de los recursos suelen llevar a la explotación de las personas y comunidades más pobres.
Nos alegra este esfuerzo por llevar este diálogo teológico y pastoral a uno de los foros de decisión global más importantes, la COP30. Con este gesto, la Iglesia no solo busca influir en las negociaciones políticas, sino también demostrar que la fe ofrece una motivación profunda y un marco ético indispensable para construir un futuro verdaderamente sostenible y justo para la "Casa Común".
Desde la archidiócesis de Mérida-Badajoz nos sumamos a la iniciativa que ha sido liderada por organizaciones católicas inspiradas en la encíclica papal Laudato Si’, a la que se han sumado organizaciones de la sociedad civil comprometidas con los objetivos con la lucha contra el cambio climático y el cumplimiento del Acuerdo de París, instan a los gobiernos a abandonar las “promesas vacías”, acelerar la transición ecológica y adoptar una “ecología integral” que dé prioridad a los pobres y al planeta.
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