Mirad el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo Viernes santo en Guadajira: la cruz de Matías

Me emociona recibir la cruz desnuda que ha creado Matías para nuestra comunidad cristiana de Guadajira … él sabe de cruz, dolor, lucha, recuperación y esperanza en su propia persona… por eso sus manos utilizando tablones ya inútiles saben hacer una cruz de novedad, ilusión y esperanza para nuestro pueblo. Será un orgullo celebrar la adoración en la cruz este viernes santo en nuestra parroquia de san José Obrero con este signo tan vivo. Le dije: “Si vienes y la llevas tú será ya inolvidable… una cruz de verdad con nombre e historia viva de nuestro pueblo querido”. Ha prometido participar. Os esperamos.
| José Moreno Losada
LA CRUZ DE MATÍAS… MIRAD EL ÁRBOL DE LA CRUZ

En septiembre de una forma muy sencilla me incorporé a la parroquia de San José Obrero en Guadajira (Badajoz). Pequeño pueblo de colonización con sesenta y seis años de vida –nacimos al mismo tiempo- que le caracteriza estar a medio camino en la autovía entre Badajoz y Mérida. De esos pueblos que siempre ves en lo alto y que nunca entras en ellos. Tiene unos quinientos habitantes, vienen de familias de pueblos distintos que se agruparon con este plan de Badajoz. Poco a poco trato de adentrarme e ir situándome entre ellos para caminar junto y hacer labor de evangelización.
A los pocos días de estar allí conocí un hombre de tez oscura, con bastón de seguridad, al que se notaba dolencia física, que casi siempre me lo encontraba caminando. Un nuestro primer encuentro ya comenzamos a hablar de vida y de sufrimientos. Me contaba como hace cinco años al terminar la jornada de trabajo al entrar en el lugar que debía aparcar su tractor, la puerta metálica se le vino encima y su vida se trastocó totalmente. A sus cincuenta y cinco años quedó roto en su cuerpo, incapaz de andar más de cinco o seis metros arrastrándose. Ahí estaba su cruz impuesta, todas las limitaciones para un esposo y padre de dos hijos, mellizos, que ahora cuentan con veintitrés años. Todo se le vino encima.
Desde ese momento comenzó su lucha y su compromiso por avanzar en la reconstrucción de su cuerpo y sus habilidades. Necesitaba incorporarse y dinamizar su cuerpo de nuevo para volver a ser él. Esfuerzo, dolor, sacrificio, tesón, constancia, decisión…Día a día, paso a paso. Ahora me comenta que pueda hacer cada día seis o siete kilómetros. Pero no ha quedado ahí toda su novedad, sino que comenzó a trabajar la madera, con viejos tablones, los recrea y les da forma sencillas y simbólicas que gusta de regalar y compartir. Al contármelo me dice que tiene que hacerme algo para la iglesia y para mí personalmente, desea regalar. La enfermedad le hizo recrearse de nuevo y reconstruir sus relaciones con las demás personas del pueblo desde su nueva situación, el trabajador incansable ahora es un jubilado muy limitado por enfermedad.
Noto en su relato la grandeza de la gente sencilla que ante el dolor se abrazan a él, pero no para doblegarse sino para darle forma y hacer con él algo que merezca la pena. Personas que cogen lo inservible y lo reforman para que sea de utilidad, para que tengan vida de nuevo y se comiencen una nueva etapa. José Mari al que se siente unido y con el que le gusta hacer cosas, como poner el alumbrado a los pasos de semana santa, hace alabanza de su persona y me cuenta cómo esa fuerza y ánimo que siempre tuvo de trabajar, cuidar su familia, ser vecino… se ha mantenido en él y le ha dado cauce en la lucha por conseguir su movilidad, para no perder el ánimo y seguir haciendo muchas cosas.

Recordando su ofrecimiento, un día al verlo le comento si nos podría hacer con esas maderas viejas una cruz para la celebración de la primera comunión, en la que los niños ponen sus pecados y pedimos perdón con ellos. Me pregunta algunas indicaciones para hacerla a nuestro gusto. Yo ya me olvido de esto. Pero he aquí que hace unos días en los preparativos de las cosas de semana santa, Matías vio la Iglesia abierta y trajo la cruz que había hecho con sus manos y sus tablones viejos. Me enviaron la foto en la que aparecía su obra y un pequeño sobre en el que me indicaba que se llamaba Matías. Me lo decía con gracia, porque siempre que lo veo lo llamo Juan.
Me alegré de corazón de tenerla para este triduo, porque nada mejor para tenerlo como símbolo de la cruz de Cristo, realizada por alguien que sabe de dolor, cruz y limitaciones, pero que ha sabido hacer de ello algo nuevo, transformado, vivo y auténtico. No lo digo por su trabajo con la madera, sino por su lucha vital. Me habla de sus hijos mellizos, de su esposa, de sus amigos, de sus quehaceres…y rebosa ternura y cuidado. Le encantan los pequeños y hacer cosas con ellos, y proclama sin rubor que él se acerca donde encuentra cariños y acogida, los niños son así también. Qué buena lección de vida la de crear ambientes de cariño y de acogida, especialmente para los que más lo necesitan. El me ha recibido a mí con la sencillez y la confianza de su relato, deseando estar cerca de mí y colaborar en todo lo que pueda. Eso me toca mi corazón también y lo cuento ya como uno de los apóstoles de paz y de la unidad en la población.

Desde ahí quiero yo este año entender la cruz de Cristo, desde la lucha y creatividad de Matías y desde su aserto de verdad sobre el cariño y la cercanía. Entiendo que Dios nos habla de la cruz de su hijos, desde las cruces de sus hijos actuales y ahí encontramos mensajes con mucha fuerza: la gracia de Dios se hace fuerte en los débiles, los más vulnerables enseñan a los fuertes y seguros de este mundo donde está el amor y la felicidad, la esperanza y la lucha ante la adversidad y el dolor no elegido.
Le pedía que se hiciera presente en la celebración del viernes santo y lo aceptó con gusto, acompañará a su sobrino nieto Raúl en el viacrucis y en la liturgia de la cruz será él quien procesione su propia cruz para que todos encontremos en él un motivo para seguir creyendo y esperando ante toda muerte, limitación y sufrimiento.
Matías tú con tu sencillez, tu dolor, tu ducha y tu creatividad serás nuestro faro y nuestro guía en el camino de la cruz y del calvario de este año en Guadajira. Gracias por tu disponibilidad y el ejemplo de tu vida y tu lucha para no darte por vencido. Saber llevar la cruz y hacer de ella algo luminoso, es lo que has hecho simbólicamente con estas maderas y realmente con tu vida y tu dolor.
