Ética: ¿realidad o música celestial?

Pero ¿qué es eso de la ética?
Para muchos gestores empresariales la ética es un añadido en las conductas ordinarias pero sin mezclarse con ellas. Algo así como practicar la filantropía para repartir unos beneficios que han podido obtenerse mediante unos procedimientos ni limpios ni transparentes.
Para los gestores de muchas Organizaciones la ética es considerada como un asunto de "valores personales", en lugar de considerarse como un conjunto de principios universales o de criterios objetivos. Y por eso mismo suelen mantener la ética al margen de la toma de las decisiones profesionales.
Pues no, ¡no es eso!
Tampoco es un conjunto de normas a cumplir, que frenan la iniciativa de la empresa y dificultan la consecución de sus objetivos.
La ética no es un coste que se impone desde fuera y que no hay más remedio que soportar.
Tampoco es ninguna garantía de que todo va a ir bien y de que se van a obtener unos beneficios económicos excelentes. De hecho la rentabilidad del narcotráfico y de otras actividades ilícitas probablemente sea mucho más alta que la de cualquier otro negocio honrado.
La ética de una Organización debe ser algo interno, consustancial a sus fines y su actividad. No es un añadido, ni la guinda del pastel, sino un enfoque transversal que impregna toda la gestión, de forma que todo lo que se hace tiene en cuenta las consecuencias de las decisiones.
La ética en el funcionamiento de una Organización es lo que le permite ganarse la confianza de las personas, los grupos humanos, las instituciones y la sociedad con la que se interrelaciona.
Una actuación ética es, finalmente, el estilo de gestión que permite dormir con la conciencia tranquila y decir como Abraham Lincoln “deseo gobernar de tal manera que al final de mi mandato, cuando muchos de los que me rodean se hayan ido, me quede al menos un amigo dentro de mí”.