Es comenzar por tener un sueño, comprometerse con él, actuar con entusiasmo y perseguirlo con pasión.
Es saber leer e interpretar la realidad para identificar y aceptar lo que no se puede cambiar y trabajar con ahínco en aquello que está en nuestras manos transformar.
Es reconocer tus propias debilidades y fortalezas.
Es no pedir ni a los demás ni a ti mismo ni a la vida más de lo que te puedan dar. Pero tampoco menos.
Es aceptar la realidad como es y mejorarla en lo que se pueda.
Es saber que no estamos solos y trabajar en equipo ayudando y dejándote ayudar.
Es poner amor donde lo hay y donde no lo hay. Porque el amor siempre proporciona la alegría de vivir.
Es reconocer que detrás de cada acierto, puede haber fracasos. Y volver a empezar con renovada ilusión cuando algo no ha ido lo suficientemente bien y puede mejorarse.
Es reconocer que te equivocaste y pedir perdón.
Es tener conciencia de lo que uno quiere, arriesgar y volver a empezar sin darse por vencido.
Es reconocerte en tus logros, compartirlos y disfrutar de ellos.
Es pensar en positivo.