Mi alegría por la vuelta, sanos y salvos, de los rehenes catalanes, es grande pero la alegría no debe ocultar los reparos. Amigos misioneros de la zona en donde ocurrieron los hechos me han dicho: “Vosotros los catalanes sois muy vuestros. No consultáis con nadie, hacéis lo que os peta. Sois unos narcisistas. Más que solucionar los problemas de los necesitados lo que realmente os interesa es la imagen. Primero vosotros, después vosotros y, para terminar, vosotros. El hecho de que la tal ONG sigue empecinada en volver con otra caravana guiada por sus miembros raya con un narcisismo patológico. Hay mil medios para hacer llegar la ayuda que queráis enviar pero tenéis que ser vosotros y siempre vosotros. Sois el niño en el bautismo, la novia en la boda y el muerto en el entierro”.