El arzobipo de Valladolid, Luis Argüello, se ha referido a un problema "que ha aparecido con fuerza" como es el de la vivienda, que afecta a toda la sociedad, y ha planteado cuál debe ser el criterio de los cristinaso al poner en el mercado o no una vivienda que, quizás, está cerrada.
En su carta pastoral de la primera quincena de julio, que lleva por título 'El Corpus continúa en la presencia en el mundo de los católicos', el prelado vallisoletano ha explicado que en el tema de la vivienda "hay diversas dimensiones económicas y políticas" que tienen que ver con su regulación, y que afecta a la vivienda, el suelo, la construcción, los impuestos, las viviendas de protección oficial y el facilitar el acceso a la vivienda a determinados grupos sociales.
Ante esta situación, el arzobispo plantea qué pueden hacer los católicos, "sobre todo aquellos que tengan más de una vivienda, aquellos que sacan al mercado de manera legítima una vivienda para obtener una rentabilidad de un dinero que han invertido, quizás de sus ahorros o de cualquier otra circunstancia de la vida".
Al respecto, el prelado afirma que hay dos maneras de estar, y una de ellas es aceptar las reglas del mercado, con sus precios e incluso la crisis de la vivienda que da la oportunidad "de obtener unas rentas más altas", un criterio que para Argüello responde a "una especie de doble vida aceptada o lo que el Papa Francisco llama en 'Dilexit nos' una alienación social".

Pero el arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE se ha referido a un "criterio que brota del corazón mismo de la Eucaristía" que invita "a la comunión de vida y a la comunión de bienes y también a una comunión de acción en medio del mundo en relación con todos los asuntos de la vida social".
Al respecto, interpela a los católicos sobre cuál ha de ser el criterio al poner o no en el mercado una vivienda que quizá está cerrada y les pregunta si estarían "dispuestos a aceptar, quizás, un nivel de renta menor que suponga una justa retribución a un dinero invertido" o si se someterían a las reglas del mercado que puede darles una "oportunidad de ganancia" pero que puede suponer para otros "una barrera" para poder llevar "una vida digna".
"Hemos de caer en la cuenta de que somos católicos y la catolicidad supone poner en relación unas cosas y otras, las que afectan al templo, las que afectan a la calle, las que afectan a la vida interior y las que afectan a nuestras decisiones en la producción, en el consumo, decisiones que unas pueden ser relacionales, que otras son económicas, que otras son políticas", ha aseverado el arzobispo de Valladolid en su carta pastoral.
Luis Argüello concluye proclamando que es "la hora del amor" y "el amor" se manifiesta también en las decisiones que tienen repercusiones en otros.