El arzobispo de Rabat elogia la fraternidad tan universal y e ncarnada de Charles de Foucauld Cardenal Cristóbal López: "Un cristiano o una Iglesia no dialogantes son la negación no sólo de la fe cristiana, sino de la naturaleza humana"

Cristóbal López
Cristóbal López

"El hecho de que el 'rebaño' sea pequeño no me ha inquietado nunca, porque en realidad no lo es: las 'ovejas' que el Pastor titular ha encomendado a este indigno pastor auxiliar son todos los habitantes de la diócesis, es decir, más de 30 millones"

  "El diálogo con el Islam no es fácil, es cierto; en realidad ningún diálogo sincero lo es"

"Ante la magnitud del fenómeno migratorio, a veces tengo la impresión de que estamos queriendo arreglar el pinchazo de una rueda de tractor con un parche de bicicleta"

"Nadie ha tenido una visión tan 'universal' de la fraternidad como Foucauld y, al mismo tiempo, un enraizamiento o encarnación tan profundo como el suyo en una realidad concreta como el mundo tuareg"

"Indudablemente el papa Francisco se merecería el Premio Nobel de la Paz; pero más vale que no se lo den para no rebajarlo poniéndolo al nivel de algunos que lo han recibido muy inmerecidamente"

Profundamente salesiano en su vida y en sus formas, el cardenal Cristóbal López Romero (Vélez-Rubio, 1952) hace gala, en esta entrevista exclusiva, de su sencillez y de su buen humor, que manan de un corazón enamorado de su diócesis-esposa y de su gente. Quizás por eso, no le asusta ser pequeño rebaño y levadura en la masa de los 30 millones de musulmanes de Rabat. En ese entorno, asegura que el diálogo es esencial para los que creemos en un Dios Uno y Trino, aunque a vaces "no sea fácil".

Su diócesis, rompeolas de los emigrantes subsaharianos, seguirá siendo samaritana, aunque "a veces tengo la impresión de que estamos queriendo arreglar el pinchazo de una rueda de tractor con un parche de bicicleta". El arzobispo de Rabat también se muestra un enamorado de la espiritualidad universal y del desierto de Charles de Foucauld y asegura que nadie puede hacer más que el Papa por la paz en Ucrania. Y, ante los rumores que lo sitúan en la rosa de eventuales papables, asegura que "mis colegas, los periodistas, ni me conocen ni se imaginan lo que significa ser Papa".

Cristçobal y su gente
Cristçobal y su gente

¿La relación con su primera novia episcopal, su diócesis de Rabat, se asienta y le da alegrías?

    Creo que tuve alguna “novia episcopal” antes de la que ahora es mi esposa (la diócesis de Rabat ), pero la relación no prosperó, quizás por falta de atención de mi parte, y ciertamente porque no estaría en el plan de Dios para mi vida.

    Mi relación “conyugal” con la que no es mi novia, sino mi esposa, la diócesis de Rabat, sí se asienta y me da alegrías. Hay de todo en la viña del Señor, momentos de alegría y momentos de pena, éxitos y fracasos, problemas y soluciones, dificultades y medios para superarlas… Pero el balance general arroja un saldo claramente positivo y satisfactorio, al menos para mí; no sé qué dirán los demás.

 ¿Le está costando ser levadura en la masa, pequeño rebaño?

    Eso siempre cuesta. Porque la levadura es levadura y tiene una consistencia propia mientras no se mezcla con la masa; pero cuando entra en la masa, desaparece como levadura, pierde su existencia. Y a todos nos cuesta desaparecer; a todo grano le cuesta morir para dar fruto; a nadie le resulta espontáneo y agradable disminuir para que el otro crezca. Es el misterio de la Pascua.

    Pero el hecho de que el “rebaño” sea pequeño no me ha inquietado nunca, porque en realidad no lo es: las “ovejas” que el Pastor titular ha encomendado a este indigno pastor auxiliar son todos los habitantes de la diócesis, es decir, más de 30 millones. Esa es la “masa” a la que la pequeña parte de levadura que somos los pocos cristianos debemos intentar fermentar.

    Pero que cuesta, cuesta. Aquí y en España; ahora y siempre, por lo dicho más arriba.

Cristóbal
Cristóbal

 ¿Una Iglesia dialogante, aunque, a veces, el diálogo con el Islam no sea fácil?

    Siempre y totalmente: la Iglesia en su conjunto, cada comunidad como grupo humano y cada cristiano individualmente, debemos ser dialogantes, so pena de no ser fieles a nuestra naturaleza; en efecto, hemos sido hecho a imagen y semejanza de Dios, que es en sí mismo “diálogo de amor”. Nuestro Dios, que es uno, es también, sin embargo, Padre e Hijo que se aman en el Espíritu. La Trinidad es el diálogo original del cual nosotros intentamos ser copia y parte.

    Nuestro Dios, lejos de quedarse encerrado en sí mismo, ha salido de sí en la Creación, y ha querido establecer una Alianza con la humanidad. El colmo (el culmen) de ese diálogo es que, habiendo hablado Dios a los hombres de muchas maneras a través de los profetas, finalmente envió a su Hijo, y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros: la Encarnación como expresión suprema del diálogo de Dios con la humanidad.

    Partiendo de estos principios teológicos, un cristiano o una Iglesia no dialogantes son la negación no sólo de la fe cristiana, sino de la naturaleza humana.

    El diálogo con el Islam no es fácil, es cierto; en realidad ningún diálogo sincero lo es; el diálogo requiere siempre paciencia, generosidad, perseverancia y persistencia, capacidad de perdonar, renuncia a sí mismo, apertura sincera al otro, voluntad de dejarse interpelar por él, disponibilidad para siempre dar el primer paso… Todo esto no es fácil. Y se aplica al diálogo en la familia y en la pareja, al diálogo ecuménico, al diálogo social y político y, por supuesto, al diálogo interreligioso.

    Pero nunca llegaremos a tener más paciencia con el otro que la que Dios ha tenido y tiene con nosotros. Así que… a dialogar toca, cueste lo que cueste. Como dicen en Paraguay, “tenemos que hablar hasta que nos sangre la boca”

 Acaba de dejar de ser administrador apostólico de Tánger y Roma ha nombrado al padre Rocha, nuevo administrador. ¿Espera que sea, y pronto, el nuevo arzobispo de Tánger?

    Tengo que decir que mi “esposa”, la diócesis de Rabat, no es celosa y me ha permitido vivir durante casi tres años una especie de bigamia muy comprometida pero agradable. Doy gracias a Dios que me ha permitido conocer la diócesis de Tánger y compartir durante este tiempo la vida cristiana de las comunidades del norte de Marruecos. He aprendido mucho y he tenido muchas satisfacciones, dentro de la gran insatisfacción de no poder dedicar ni a la una ni a la otra las energías y fuerzas que hubieran sido deseables y necesarias.

Cristóbal
Cristóbal

    Espero y deseo que Tánger tenga un obispo lo antes posible, porque la situación de provisionalidad y de transitoriedad nunca es buena, especialmente si se prolonga demasiado. Pero de plazos y tiempos no puedo hablar, por dos razones: porque no sé y porque no es de mi incumbencia.

 ¿La de Rabat es una Iglesia samaritana que acoge y atiende a los emigrantes subsaharianos?

    Todo lo que podemos, que es mucho, pero casi nada en relación a la magnitud del fenómeno migratorio. A veces tengo la impresión de que estamos queriendo arreglar el pinchazo de una rueda de tractor con un parche de bicicleta.

    Ponemos paños calientes (y eso alivia a quien los recibe), pero no está en nuestras manos resolver los problemas que originan y causan la migración de millones de personas.

    Pero mientras tanto, hay que inclinarse, como buenos samaritanos, para recoger y atender al herido, al enfermo, al hambriento, al desnudo, al extranjero, al marginado… Sí, la Iglesia, es decir, cada cristiano, todos, tenemos que ser buenos samaritanos.

 El 15 de mayo el Papa canoniza en Roma al santo que vivió en el Sahara argelino. ¿Qué representa para usted?

    Lo estoy descubriendo cada día más. Carlos de Foucauld es para mí:

    -el hombre en búsqueda continua de lo que Dios quiere de él;

    -la persona que se abandona totalmente en manos de quien es su Padre;

    -un ejemplo de encarnación en un pueblo y cultura que no son los suyos;

    -el apóstol no de la palabra sino de la bondad;

    -el enamorado de Cristo en la Eucaristía;

    -el hermano pequeño de Jesús y, por tanto, hermano universal.

Foucauld
Foucauld

 ¿Qué significa vivir hoy la "fraternidad universal" de Foucauld?

    Descubrir y vivir que “mi casa es el mundo y mi familia la humanidad”

    Nadie ha tenido una visión tan “universal” de la fraternidad como Foucauld y, al mismo tiempo, un enraizamiento o encarnación tan profundo como el suyo en una realidad concreta como el mundo tuareg.

    Una pretendida fraternidad universal que no se concretice en una realidad geográfica, cultural e histórica daría risa…o daría mal que pensar. En esto también hay que pensar “global” y actuar “local”. Ni globalismo ni localismo: “glocalidad”, si se me permite la palabra.

 ¿Y la espiritualidad del desierto?

    Me da un poco de vergüenza decirlo, pero llevo once años en Marruecos y no he estado en el desierto..., en el desierto físico y geográfico.

    Hay que decir que Carlos de Foucauld no eligió el desierto para aislarse de la gente (de hecho vivió años como monje enclaustrado y lo dejó), sino por lo que suponía el desierto de pobreza y abandono para las gentes que en él vivían, por lo que tenía el desierto de austeridad y esencialidad (y por lo tanto de cercanía y acceso a Dios); en definitva, porque quería estar con los más pobres de los pobres.

    En ese sentido se habla del desierto de la ciudad, porque se puede estar en el desierto geográfico puramente como turista y, contrariamente, se puede vivir la espiritualidad del desierto en pleno centro de las grandes ciudades.

 ¿Qué más puede hacer el Papa para conseguir la paz en Ucrania?

    No lo sé; es difícil imaginar más iniciativas, más propuestas. Indudablemente el papa Francisco se merecería el Premio Nobel de la Paz; pero más vale que no se lo den para no rebajarlo poniéndolo al nivel de algunos que lo han recibido muy inmerecidamente.

El Papa saluda a Cristóbal López

 ¿Qué siente cuando, en algunos medios, le señalan como un eventual papable?

    Risa. Indica que mis colegas, los periodistas, ni me conocen ni se imaginan lo que significa ser Papa. 

    Pero casi me interesa que lo digan, porque ya se sabe que “quien entra Papa al cónclave, sale cardenal”. Y yo tengo mucho interés en no cambiar de esposa; Roma es muy hermosa –aunque algo vieja- pero me supera y me desborda por todos los costados. Bastante tengo con lo que tengo.

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