(Juan Velarde Fuertes, Escuelas Católicas).- Confieso que una de las tareas que más me satisfacen es ser presidente del Foro "Calidad y Libertad de la Enseñanza". Por cierto dos cosas que cabalgan la una junto a la otra. España necesita, en estos momentos replantear todo su modelo de desarrollo económico.
Uno de los asuntos fundamentales en este sentido es disponer de una economía muy competitiva, porque tenemos -añadiría que gozamos- de una economía muy abierta. Se halla en el grupo de los más abiertos del mundo. Por otro lado, si no se consigue ese objetivo de la competitividad, es seguro el hundimiento de nuestra economía.
Doy una cifra: en los doce meses que concluyeron en el mes de marzo de 2011, el déficit comercial español se situaba en los 70.000 millones de dólares. Uno mayor solo lo tenían en el mundo Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Turquía y la India. Si no resolvemos esta cuestión, y los cinco otros países deficitarios también están afanados en su alivio porque comprenden que es una situación insostenible a medio plazo, entraremos en una larga depresión.
Y he aquí que uno de los elementos fundamentales para que esta cuestión se resuelva, es el disponer de un buen sistema educativo. La calidad de la enseñanza trasciende así de la puramente cultural para constituirse en uno de los pilares básicos de un progreso económico serio.
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