El Cristo de Borja y la paradoja de la Iglesia

Cecilia Giménez es una octogenaria, feligresa de la iglesia de Borja, que un buen día vio cómo el "Ecce Homo" de la parroquia estaba absolutamente deteriorado. Ni corta ni perezosa, y al ver cómo nadie hacia nada por evitarlo, se puso manos a la obra y, pincel en mano, y ante la vista de todos, hizo su propia "restauración". Una "chapuza" en toda regla. De buenas intenciones está el infierno lleno, que dicen (aunque ahora quieran llevar a los tribunales a la buena señora).

El calor de agosto ha hecho que la buena mujer se haya convertido en toda una celebridad, y su "obra de arte" protagonista de chanzas de todo tipo. Y en todo el mundo. Hemos visto al Cristo como Chewaka, Paquirrín, Don Pimpón, la Mona Lisa, Rajoy o El Fary.

El de Cecilia es un buen termómetro para valorar cómo está nuestra Iglesia. Desamparada, dejada de la mano de Dios, poco a poco va perdiendo el color y se llena de desconchones sin que quienes tienen la responsabilidad de cuidar de ella (todos los cristianos) hagan algo. Y así pasa lo que pasa: que la mayoría pasa de largo, mientras algunos, por su cuenta y riesgo, tratan de salvar lo que se pueda. Y así sucede, que en soledad se cometen errores graves. Y después, por supuesto, no faltan los que se echan las manos a la cabeza y denuncian el destrozo que ellos mismos despreciaron en su día.

baronrampante@hotmail.es
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