El Papa de la solidaridad

Más allá de reformas curiales, de nuevos organismos de gobierno, de reestructuraciones en el Banco Vaticano, la liturgia u otras normas, que son importantes y deben darse, lo importante, hoy y siempre, son los más pobres de entre los pobres. Esos a los que Jesús se acercó en su tiempo, y a los que los hombres y mujeres de Dios se acercan a diario en todos los rincones del mundo. Esos a los que nadie quiere. Esos para los que hay que poner a disposición de Dios lo que somos y tenemos, como dice Francisco en su tuit.
Francisco: el papa de la solidaridad. El que prima el servicio frente al poder. El de los rostros de los humildes. Ése que tanto necesitamos para liderar el cambio de actitudes en una sociedad que cada vez entiende menos el valor de las manos cansadas, de los rostros tristes, y que necesita más el mandato evangélico del amor y la caridad. El poner la cara de Jesús a cada uno de los que sufren. Y no tener miedo a hacerlo.