Fue
el primer obispo de mi diócesis. Aún recuerdo la última entrevista, días antes de que
Juan Pablo II visitase, por última vez, España. Meses después, sufrió aquel fatídico accidente. Era un
hombre simpático y agradable, que se prestó, incluso, a dejarse fotografiar en poses cómicas. Era más bien conservador, pero ello no le impedía llevarse de maravilla con todo el mundo. Hizo cosas buenas y malas, como todos. Pero
puso en marcha la diócesis más joven de Europa. Y, sobre todo, era una persona excelente. Ojalá la
beatificación de monseñor Fernández-Golfín haga camino hacia delante. Toda la diócesis se alegraría.
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