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La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de caridad, porque busca el bien común. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!" (Evangelii Gaudium Pg.162). Esta tarde, el Congreso de los Diputados debatirá el hipotético
referéndum por la independencia en Cataluña.
No es ésta una bitácora política, aunque ningún tema nos es ajeno por sistema. Y tenemos nuestra postura: pensamos que hay un camino común entre todos los españoles, y que hay lugar para seguir recorriéndolo, entre todos. Independientemente de lo que suceda, hoy y los días posteriores, tenemos clara una cosa:
sólo el diálogo es capaz de encontrar caminos nuevos.
Las
posturas intransigentes, de uno y otro lado, sólo provocan rupturas, que en nada benefician al bien común. Podemos avanzar -ojalá que juntos- hacia un futuro mejor, desde el cumplimiento de los deseos, la ley y la cordura. Y desde la verdadera política, la que no piensa tanto en llenarse el bolsillo y sí en vaciarse por el pueblo. Aunque nos duela.
Es tiempo de hablar. Y de escuchar. Y de abrir puertas a nuevos caminos compartidos.