Más precisiones sobre la figura de Henoc/Metatrón (109-22)

Hoy escribe Antonio Piñero


La importancia de la figura de Henoc/Metatrón, transformado en un ángel, quizá como respuesta a la teología cristiana sobre Jesús, es grande. Es preciso tener en cuenta que, en ciertos círculos cristianos, en los principios de la cristología, la fe situaba a Jesús junto a los ángeles, al lado de Dios Padre. Entre los creyentes sencillos pudo darse una suerte de cristología “angélica” que hacía de Jesús resucitado un ser a nivel de esos espíritus (aún no Dios plenamente).

Este tipo de especulación se apoyaba probablemente en ideas judías similares a las que aquí hemos reseñado someramente (Henoc, Metatrón, ángel Jacob). La primera parte de la Epístola a los Hebreos lucha enérgicamente contra este tipo de cristología restringida: Cristo, el Hijo, es superior a los ángeles (1,5-2,18).

Obsérvese el notable inicio de este “Epístola” (probablemente una homilía bautismal, puesta luego por escrito):

1 Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; :2 en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los mundos; 3 el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 con una superioridad sobre los ángeles tanto mayor cuanto más les supera en el nombre que ha heredado. 5 En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna vez: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y también: Yo seré para él Padre, y él será para mi Hijo? (1,1-5)


Ahora leamos lo que dice el Libro hebreo de Henoc o 3º Henoc sobre Metatrón Apócrifos del Antiguo Testamento IV 285ss:

Dijo el Santo, bendito sea, yo hice fuerte, yo lo tomé, yo lo designé, a Metatrón, mi siervo, que es único entre todos los seres celestiales. Lo hice fuerte en la generación del primer hombre. Pero cuando vi a los hombres de la generación del diluvio, que estaban corrompidos, me dispuse a alejar mi presencia (Shekinah) de entre ellos. Lo elevé a lo alto entre el clamor de trompetas y aclamaciones… y lo tomé, a Henoc, el hijo de Yared, (Henoc), de entre ellos… a los cielos para que me sirviera de testigo entre los vivientes (hayyot) que están al lado de mi trono (merkabá, “carro”) en el mundo futuro.. Le confié todos los tesoros y depósitos que tengo en cada cielo, encomendándole las llaves de cada uno de ellos. Lo hice príncipe entre todos los príncipes, servidor del trono… (48C, 1-4)…


Y no sólo eso, sino que además Metatrón (Henoc) se sienta cada día en los altos cielos durante tres horas y reúne de los fetos que murieron en el seno de su madre… de los lactantes que murieron sobre el pecho de su madre, y de los escolares que murieron sobre los cinco libros de la Ley. Los conduce bajo el trono de la Gloria y los coloca en compañías y divisiones y clases alrededor de la Presencia. Les enseña la Ley, los escritos sapienciales, la haggadá (los relatos de piedad) y tradición y completa así su instrucción… (48C, 12).


Dijo Metatrón, el ángel, el príncipe de la Presencia; el ángel, el príncipe de la Ley (Torá), el príncipe de la sabiduría; el ángel, el príncipe del entendimiento; el ángel, el príncipe de los reyes… (48D, 7)…


El secreto por el cual fueron creados cielo y tierra, mar y tierra seca, montañas y colinas, ríos y manantiales, gehenna (infierno), fuego y granizo… Metatrón sacó los tesoros de su almacén y los transmitió a Moisés, Moisés a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas, los profetas a los miembros de la Gran Asamblea, los miembros de la Gran Asamblea a Esdras, Esdras el escriba a Hillel, el viejo…, etc. (48D, 6.10)


Aquí tenemos, en el judaísmo un tanto posterior a Jesús, cómo los judíos piensan en un ser humano que de algún modo es “divino”, que está cabe Dios, que es el príncipe de toda sabiduría y que es el ayudante del cual se sirvió Dios para transmitir la Ley escrita y oral a Moisés y de ahí a todos los sabios del pueblo elegido.

Ocurre, pues, que el judaísmo posterior al cristianismo (veremos en la siguiente postal que la redacción actual del 3º Henoc puede ser bastante tardía) tiene necesidad de explicar cómo Dios se comunica con los seres humanos y lo hace por medio de un “segundo poder en el cielo”, dependiente de Dios, pero tan exaltado por la divinidad que casi lo coloca a su altura, tanto que hasta los ángeles protestan.

Esta vía de exaltación de un ser humano fue mucho antes transitada por los cristianos.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, “Cristianismo e Historia” (en la revista electrónica “Tendencias21”, el tema de hoy es:

“El reino mesiánico en el Libro eslavo de Henoc y en los Oráculos Sibilinos”
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Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE, Sevilla (Véase postal de 26-06-2009)
Para obtener más información:

http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp

Saludos de nuevo.
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