Dispositivos de control en un Cónclave ¿Un cónclave manipulado?

En la dinámica actual del cónclave, sería difícil imaginar, en el siglo I, siquiera una candidatura del pescador de Galilea

Los hilos detrás del Cónclave

Francisco se sorprende de la vestimenta de su sucesor AI

Dichos y variaciones de la lengua italiana como “sfumature”, “ufficiale” y “ufficioso”, muestran la riqueza de su cultura y de la mentalidad que subyace también al Cónclave para la elección del papa. Algunos dichos a propósito del papa dan cuenta de esto: “Morto il papa se ne fa un altro”; “Chi entra papa al conclave, ne esce cardinale” y luego de la muerte de un papa longevo como Pío IX o Juan Pablo II “vogliamo eleggere un santo padre, non un padre eterno”.

Los relatos fragmentados de los cardenales que toman parte de la elección del romano pontífice permiten también hacer conjeturas sobre el desarrollo del proceso de elección del papa. Sus relatos más devotos, dan cuenta a posteriori de la Providencia divina detrás de los acontecimientos ocurridos durante la Sede Vacante. No obstante lo anterior, y salvando el voto de silencio de los cardenales electores, no es difícil imaginar el subrepticio diseño de un plan que asegure el resultado que esperan personajes “di spicco” como acostumbran decir los italianos.

cardenales lloran el fallecido AI

Lo que para el mundo “non addetto ai lavori”, es un rito milenario que mezcla tradición, intrigas y misterio, un reality show muy mediático, es en cambio para todos los cardenales una convivencia fraterna de hermanos y para los cardenales electores un retiro espiritual intenso entre el Extra omnes y la aceptación solemne y emocionada del elegido.

Sin embargo, decisiones consignadas en las leyes que rigen la elección del papa, dan cuenta que realmente el cónclave es “tutt’altra cosa”. Baste mencionar la prohibición del veto por parte de gobiernos o estados y la mención del caso de simonía en el que la elección sería como ama distinguir el Derecho canónico “valida ma illecita”. Efectivamente, en la historia bimilenaria de la Iglesia Católica, se cuentan relatos en los que “la realidad supera ampliamente la ficción”.

El verdadero cónclave, desde las constituciones apostólicas de Pablo VI “Romano Pontifici eligendo” y de Juan Pablo II “Universi Dominici Gregis”, pasando por las reformas parciales de Benedicto XVI, se juega en las Asambleas generales de cardenales mayores y menores de 80 años, donde se escuchan las voces de los cardenales que desean intervenir en el Aula del sínodo y seguramente se dialoga tranquilamente entre ellos en los pasillos, durante el café y en las invitaciones de unos y otros a cenar en restaurantes y palacios romanos; mientras que el cónclave, propiamente dicho, sería un ejercicio de silencio y de responsabilidad de los “más jóvenes” después de todo lo dialogado en las distendidas charlas en las inmediaciones del Aula Nervi.

reunion general de cardenales

De acuerdo con varias entrevistas, posteriores al cónclave, concedidas a los medios por cardenales que eligieron al cardenal Robert Francis Prevost, sucesor del apóstol Pedro y 267 papa de la Iglesia católica, quien tomó el nombre de León XIV, durante la sede vacante no tuvo lugar una “vera e propria” campaña electoral, porque no hubo proselitismos ni anuncios de candidaturas. De hecho, Juan Pablo II prohibió la “cosí detta” elección por aclamación, que permitía escoger un nombre sin necesidad de balotaje, ni mayoría de las tres cuartas partes.

Asimismo, las pequeñas reformas introducidas por el papa Francisco referentes a la exposición y sepultura del cadáver del difunto papa, no atañen la elección propiamente dicha. Sin embargo, sus elecciones y nombramientos de cardenales en general y en la curia romana en particular si buscaban seguramente incidir en el resultado del cónclave que elegiría a su sucesor. Aceptando cuanto previsto por sus antecesores, el número de cardenales italianos por él nombrados, fue disminuyendo durante su pontificado, así como el número de cardenales titulares de sedes metropolitanas o de la Curia romana nombrados en esos cargos por Benedicto XVI.

La sorpresiva renuncia al pontificado del papa Ratzinger, anunciada el 11 de febrero de 2013, durante un Consistorio ordinario de cardenales para la notificación de causas de algunas canonizaciones, mostró el “ingente” peso que lleva sobre sí el pontífice y que superó las fuerzas del experimentado y notable teólogo, papa Ratzinger. El caso de Vatileaks mostró la vulnerabilidad del dispositivo comunicacional dentro de los muros vaticanos y la deslealtad de algunos de los más cercanos alfiles del dimitido papa. La sobriedad en las vestiduras y el gesto del papa Bergoglio, su crítica mordaz a la “esclerosis espiritual” de algunos curiales, dejaron claro que “il fummo di satana” mencionado por Pablo VI, no era cosa del pasado. Es difícil pensar que todo se haya corregido con el papa Francisco y que en el vértice de la Iglesia todo sea ahora paz y armonía. No fue esa precisamente la evaluación que del papa Francisco hicieron durante las Asambleas generales cardenales beneméritos “ultra ottantenni” como Ruini y Stella.

Dónde encontrar entonces una probable manipulación intencionada por parte de algún grupo de poder dentro del Vaticano durante la Sede Vacante?

Una primera posibilidad serían las Congregaciones generales de cardenales.

cardenal Aveline de Marsella

De acuerdo con la intención consignada por los antecesores del papa León XIV, las Asambleas generales de cardenales permiten especialmente a los cardenales electores, hacerse una idea del liderazgo que necesita la Iglesia y el mundo en el momento actual. De ese modo, se irían perfilando las características que debería tener el nuevo papa. Un cálculo muy empresarial con la lógica del managment y la administración, pero que no resiste un rápido paralelo con la designación del primero de los papas por parte del mismo Jesús. Efectivamente, Simón de Galilea era impulsivo y reaccionario, miedoso pero arrepentido. De acuerdo a la dinámica actual del cónclave, sería difícil imaginar siquiera una candidatura del pescador de Galilea.

En el último precónclave, serían tres las características que deberían definir al nuevo pontífice de la Iglesia católica: conocimiento de la realidad, capacidad gerencial y profunda vida espiritual. Características que definían al cardenal Prevost y que los medios no lograron intuir.

El silencio reinante durante las votaciones en la capilla Sixtina y el embarazante latín de las fórmulas utilizadas podría silenciar también los rostros y las voces de otras visiones de Iglesia que el papa argentino quiso destacar cuando acudió a las periferias a llamar a los nuevos cardenales.

La logística de las reuniones de cardenales, que organizaría y facilitaría las cosas antes y durante el cónclave, podría también incidir en el resultado final: el manejo del tiempo en las intervenciones y la preinscripción de quienes toman la palabra en el Aula del Sínodo, el uso del italiano y del latín en diversos momentos, el uso de la tecnología para la ubicación “al azar” de los purpurados en la sala, podrían prestarse también para la especulación.

cardenales Tagle y Prevost

Dicho lo anterior, un cónclave largo causaría preocupación máxima a los cardenales mayores de ochenta años que atienden “in preghiera” y en la Plaza el humo blanco de la continuidad o de la discontinuidad. Un cónclave breve, sería en cambio la continuidad tranquila de lo conversado en el Aula del sínodo y al calor de una copa de vino en los restaurantes de la urbe.

En segundo lugar, un papa reinante, si la Providencia le da el tiempo para hacerlo, también incide grandemente en el cónclave: principalmente con la nómina de los nuevos cardenales y con la promoción especial de algunos de ellos a cargos mayores en la Curia. Es el caso del cardenal Robert Francis Prevost, reconocido a posteriori por sus mismos electores, quien vivió un ascenso rápido y calculado probablemente por Francisco, desde el anonimato posterior a su período de diez años como general de los agustinos, al periplo episcopal de la lejana diócesis de Chiclayo en el Perú, a la nómina como prefecto de la Congregación para los obispos y la presidencia de la Comisión para América latina, hasta la reciente incorporación en el limitado grupo de cardenales obispos.

el papa de Chiclayo imagen de AI

De otra parte, también las omisiones sorprendentes del nombramiento de algunos purpurados seguros en el ambiente eclesial, inciden en la elección de un nuevo papa. Ese fue el caso del arzobispo de Milán, Giovanni Battista Montini a quien Pio XII no quiso conceder la púrpura, nombramiento que rápidamente hizo papa Roncalli en su primer consistorio para la creación de cardenales.

De todas formas, siempre seremos solo espectadores de un evento providencial en el cual las cábalas y previsiones de la prensa más informada quedan en evidencia cuando el cardenal protodiácono anuncia al nuevo papa. Lo que sucede dentro de los muros del Vaticano durante el período de la Sede vacante y del Cónclave, no dejará de alimentar la imaginación de guionistas y directores de cine.

el protodiacono hace el anuncio imagen de AI

Con la ayuda De la IA se han ilustrado momentos del cónclave comentados en el presente artículo.

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