Cultura de la paz

La violencia en el hombre es parte de su herencia animal. Por naturaleza el hombre-mujer se siente enemigo del otro hombre como intuyó Hobbes. Lo que nos hace concluir que la paz es furo de la cultura y se nota, porque los pueblos usan cada vez más el diálogo y el pacto para dirimir sus desavenencias. El destino de la humanidad es la paz.

Ya para los filósofos antiguos, la paz es la postura del alma culta, que, cual hilandera incansable de ideales, va tejiendo hilos de amistad entre los hombres. Y el tejido social se va haciendo más firme y extenso. Tienen razón, porque las guerras que perduran hoy día en muchos pueblos se debe al fallo del tejido social que no crece al ritmo debido o se le entorpece. La guerra entre Israel y Palestina es un ejemplo reciente.

Es verdad que la paz a que aspiramos no existe hoy y tal vez no exista nunca, pero la vamos haciendo. Si miramos a la historia vemos que las espadas se van envainando y crecen los espacios de paz. También es verdad que hay muchas parcelas en la que está muy arraigada la enemistad y la barbarie.

Otra vez es ejemplo el conflicto palestino-israelí, por eso siguen siendo necesarios los pacificadores, en este caso los países que están gestionando una paz duradera en la zona. A los que buscan la paz son llamados en el argot cristiano “bienaventurados”.

Hay que seguir construyendo, incansablemente, la gran ciudad de la paz en la que quepan todos los pueblos. Ahora bien, esta ciudad no se construye sobre la pasividad de los conformistas y resignados; una paz pasiva e idiota es la blasfemia de la paz, sentencia Ortega.

Es necesario aglutinar a los descontentos, que pregonan sus quejas y reprochan a la incongruencia de la sociedad burguesa su culpabilidad en la desavenencia entre los hombres y la lucha de clases que ha creado. De donde se deduce que la cultura de la paz tiene dos ingredientes aparentemente contradictorios: mansedumbre y revolución. (Ejemplo obispo P. Casaldáliga en Brasil).

Así lo ha decidido el sentir unánime de la humanidad hace tiempo: los dos hechos que marcan la evolución de la sociedad son: el nacimiento de Jesucristo y la Revolución francesa. No deja de ser paradójico que hayan influido en la evolución dl hombre-mujer la mansedumbre del profeta de Galilea y los sucesos sangrientos de 1793, pero así es.

El mensaje cristiano, dentro de su aparente mansedumbre, contiene una fuerte carga revolucionaria en lo que se refiere a los valores humanos para la transformación del mundo y a la misma concepción de Dios.

Para Ortega la cultura es cultivo de todos los valores humanos y criticó la beatería de la cultura que se ha fabricado como gracia o adorno que se pone a la vida, pero queda fuera y ajeno a ella.
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