Evangelio de Adviento

Celebración litúrgica
Rito penitencial
Por experiencia sé que no se acepta que el celebrante hable en la misa de temas políticos, socioeconómicos, laborales o cambios estructurales en la sociedad. Se le tacha de político, demagogo o de salirse de su misión, religiosa ¿no es cierto? Pues bien, si muchos cristianos de hoy hubieran escuchado a Juan Bautista, le habrían tachado igualmente de demagogo.
Hemos de pedir perdón por
no escuchar a los profetas
y rechazar la voz de Dios
que habla por ellos.
Oremos
Henos aquí, Señor, dispuestos a recibir
tu voz que nos ofreces por los profetas
de aayer y de hoy.
Voz airada unas veces contra los que
dicen hablar en nombre del hombre al
que no escucha nunca,
voz serena y apagada, otras,
para contrarrestar el griterio
de los que se pasan la vida hablando
y no dicen nada (de provecho).
Queremos acoger tu voz, Señor,
como espada que atraviesa el corazón
y lo inflama de amor
hoy, mañana y por
los siglos de los siglos.
Ideas para la homilia:
-Pregonero en el desierto Juan Bautista no fue escuchado, se perdió su voz en el viento y no cuajó. Es normal. Quiso enderezar los caminos tortuosos del pueblo de Israel, pero siguen torcidos; rellenar los valles para ponerlos al mismo nivel social de los montes, (los de arriba) y tampoco tuvo éxito.
-Día a día vemos crecer en las nuevas generaciones, en los pueblos, un deseo insaciable de liberación, un afán incontenible de transformar la sociedad para que no haya excluidos nunca más en ella(15-M).
-No importa una sacudida fuerte con tal de que se rompan las amarras que aprisionan la libertad.
-Dinos, Cristo, ¿no has sido tú quien ha puesto en el corazón del hombre esta sed que no se puede apagar? Dinos ¿es posible la liberación en el corazón del hombre y en la sociedad sin una fuerte sacudida producida en el compromiso?
En el Adviento de siglos y siglos, esperanzados unas veces y deseperados otras, seguimos atentos a los signos de tu venida y no los vemos. Tal vez esperamos tu venida por las nubes del cielo y ese, ciertamente, no es el camino de tu llegada. Hay que mirar a la tierra y ver al hermano desprotegido y agobiado donde tú habitas y reconocerte en él.
Nos falta sensibilidad para descubrirte en millones de personas que apenas pueden sobrevivir. Los hombres y mujeres derrotados por la crisis del paro, con varios hijos a su cargo. No vemos signos de justicia, por eso no es posble aún la paz.
Queremos ponernos en camino nuevamente y buscarte entre los hermanos marginados para encontrarte.
Plegaria eucarística
Te damos gracias, Señor.
porque te revelas como un Dios justo y liberador
en el empeño de abrir caminos nuevos en los pueblos.
Los profetas en tu nombre proclamaron la justicia y el derecho,para que todo hombre y mujer sean respetados
en su dignidad.
Fieles a su eco, proclamos hoy nosotros
la libertad de nuestro pueblo
y la integración de todos los excluidos de la sociedad.
Este es tu Evangelio, Buena Noticia que acogemos y que nos mueve a confesarte diciendo: Santo...
Santo eres, Señor, y santo tu advenimiento al mundo
en son de redención: hiciste ver a los ciegos
y anunciaste a los pobres su liberación.
Derrama sobre nosotros tu Espíritu tan noble
al recordar ahora el memorial de tu vida, muerte y
resurrección.
Nos asociamos contigo y con los que viven en el empeño
de que sea posible tu Adviento:
los profetas de hoy herederos de los de ayer,
que con su palabra encarnada ponen el dedo en la llaga
de la injusticia, no con intención de herir sino
de curarla.
Y con todos los que se afanan de corazón
por borrar de la redondez de la tierra
todo vestigio de opresión o pobreza y
siembran justicia y amor,
bendecimos tu nombre.
Así es como veremos algún día tu Advenimiento
entre nosotros por los sglos de los sglos.
F.Margallo, Profetas de ayer y de hoy
Madrid 1986