Foro I Ellacuría



Globalización económica
y
solidaridad humana
Joaquín García Roca


Los puntos ciegos de la globalización

Los psicólogos hablan de puntos ciegos para indicar aquellas zonas de la conciencia que se ocultan para lograr seguridad, lo que no queremos ver para continuar en el autoengaño.

Al calor de la globalización, nacen puntos nuevos que se revisten de mitologías, supersticiones, ideologías y miedos particulares (J. García Roca: "Figura idolátrica del milenio: El fetiche de la globalización, en Fe y Teología en la historia. Barcelona 1997).El encubrimiento ideológico que practica la globalización, se articula sobre algunos mecanismos que ocultan sus orígenes y sus intereses: convierte lo que es un medio en fin, lo que es un hecho en receta, consagra el esquema sacrificial y es profundamente selectiva.

Un medio que se convierte en fin


El primer encubrimiento de la globalización, que falsea su alcance y significado, consiste en confundir dos sueños,el sueño de la globalización económica y el sueño de la mundialización y presentar como fin lo que es un simple medio; y, al confundirse ambos proyectos, se hace pasar como la figura de un mundo más humano, ocultando lo que tiene de desigual y antagónico. La seducción de la globalización llega hasta el punto de convertirse en fin, cuando ni siquiera se puede afirmar que exista un vínculo automático entre globalización y mundialización.

La globalización es el proceso que posibilita el intercambio de bienes y de servicios, el flujo de riqueza a lugares donde jamás hubiera arribado con barreras arancelrias y fronteras; la globalización económica es simplemente la última fase del capital, que se orienta a su expansión bajo la forma de capital-mercancia, capital-dinero y capital-financiero; es el sueño del tendero obsesionado por los beneficios, que presta la mayor atención a los aspectos cuantitativos del crecimiento económico.

Hasta hoy (1999), la globalización está construida prioritariamente por las empresas transnacionales; le faltan actores e instituciones mundiales pero, sobre todo, el soporte social comunitario que ofrezca a los individuos un horizonte compartido de sentido. Invocar la comunidad mundial es todavía una ficción retórica.

La globalización es un simple medio por el cual podemos asistir, vía satélite, al deambular de millones de personas por el corazón de África o presenciar el bombardeo de Bagdad (globalización informática); por el cual la Ford puede cambiar de país bucando mayores ganancias (globalización productiva); por el que podemos estimar la música africana (globalización cultural)o quedamos expuestos a la contaminación causada por Chernobil (globalización ecológica.

La mundialización es, por el contrario, el proceso por el cual se amplía la conciencia de pertenencia al mismo mundo y se crea un planeta interconectado e interdependiente; es una nueva forma de comprender el espacio que se amplía y el tiempo que se acelera; significa la pertenencia a un mundo único más humano y habitable, que se experimenta como un único pulso y como un territorio, que por fin llega a ser el hogar del ser humano a través de contactos sociales y mestizajes culturales, del progreso de las comunicaciones y de la integración intercultural.

La mundialización está ineresada por los aspectos cualitativos del ser humano, la calidad de la vida, o el sentido solidario, el enfoque cooperativo entre la gente, el mundo como hogar. Si por la mundialización el mundo nace único, por la globalización económica nace también desigual y antagónico.

Pero por desgracia, como hemos visto en días anteriores hablando también de la globalización, las teorías económicas imperantes hoy han traspasado el ámbito de los defensores del neoliberalismo ecnómico, siendo asumidos por parte de la socialdemocracia. El social-liberalismo, como muestra el último documento aprobado por la internacional socialista cae en la trampa preferida del neoliberalismo económico: la de la globalización de la economía, entendida como un hecho irrevocable, una revolución de dimensiones infinitas que viene a cambiar de manera radical el mundo y la sociedad, beneficiando al capital actúa libremente sin control alguno posible.
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