Vacas gordas y vacas flacas-5

3. Aprendimos en la ecuela de la calle
para desesperación de los "maestros"
El 15M tuvo mucha novedad porque parte importante de la multitu que decidió participar lo hacía por primera vez. Jóvenes, generosos, preocupados, duchos en las redes sociales.
Y desconocedores de muchas cosas que tenían paralizados a sus mayores (en un chiste de Gila de la transición, un anciano en una silla de ruedad dice :"Yo antes era de extrema izquierda, pero desde de que estoy paralítico soy inmovilista"). La ignorancia del 15M iba a ser su sabiduría. No sabían de las miserias de la militancia política, no sabian de la imposibilidad de cambiar la economía, no sabían de la omniscencia de las autoridades de la Unión Europea, no sabían del fin de la historia ni que no había alternativa.
Con su curiosidad e ingenuidad, lo que se encontraron no furon las certezas de los militantes tradicionales de la izquierda, sino un aire libertario que hacía más cómoda la participación. No se trataba de que nadie bajara línea,
sino de encontrar la linea entre todos. No querían los impulsos electromagnéticos de Matrix que programan en tu cabeza el conocimiento, sino volver a la escuela de la calle a aprender a aprender. Para desesperación de los que ya habían hecho ese viaje. Para desesperación de los maestros.
De ahí que lo importante no fuera lo conocido sino lo "por conocer". De ahí la inicial radicalidad (ignorante) del movimiento contra cualquier símbolo del pasado -salvo los referentes de fuera, con el sinsentido que significa alabar, por ejemplo, la resistencia francesa contra los nazis de Hessel y despreciar la resistencia a los nazis en España, esto es, la de los miles de antifranquistas y republicanos-. Era el ADN adanistas del 15M que, al tiempo (nueva paradoja), fue el que permitió que mucha gente se acercara a hablar de lo que nunca había hablado.
No era una multiplacación de mítines donde la línea a bajar, definida de antemano, se brindaba como un abrevadero ideológico. Eran ágoras marcadas por la isegoría, el derchoa a exponer en la plaza pública las propias imquietudes. El 15M funcionó porque los que iban más de prisa refrenaron su marcha para adaptarla al ritmo de los que iban más despacio. Los concienciados que no tenían audiencia se acompasron al ritmo de las multitudes que sí tenían el favor del público.
Gente que no tenía la misma conciencia, pero eran muchos, estaban allí, no en otro lado, y querían escucharse. El 15M entendió que quien ha tenido siempre zapatos necesitaba su tiempo para conocer y pensar antes de entender que hay gente que camina descalza. Esa generosidad fue recompensada. Recibes tanto como das.
Ver: JC. Monedero,Dormíamos y despertamos
El 15M y la reinvención
de la democracia
Ed Nueva Utopía 2012
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Los interesados pueden llamar al tf. 91 534 27 65. o escribir a: fmargalloba@hotmail.com//En Madrid se puede conseguir en la librería Sanz y torres. Textos UNED, Bravo Murillo 45.