Los santos que nunca serán canonizados

Milani: un cura pedagogo
que dió la palabra al pueblo
En 1923 nacía en Florencia un niño a quien llamaron Lorenzo: sus padres eran Albano Milani, profesor universitario y Alice Weiis, de origen israelita. Trasladados a Milán, allí fue donde Lorenzo Milani realizó los estudios primarios y secundarios
Parece que la primera vocación de Lorenzo fue la pintura, ya que se había inscrito formalmente en la academia de Brera. Pero en 1943 Lorenzo da un giro a su vida y entra en el seminario florentino, de donde saldrá ordenado sacerdote el 13 de junio de 1947 Su primer cargo lo situó en San Giovanni di Calinzano, donde fundó una escuela popular para jóvenes obreros y campedinos
Posteriormente, en 1954, fue trasladado a Barbiana, una pequeña aldea de montaña, donde hacía de cura de una exigua comunidad. Allí fundó también una escuela para los chicos del pueblo que habían terminado sus estudios primarios.
En 1958 termina su libro Experiencias pastorales, pero es retirado del comercio por disposición del Santo Oficio, que lo considera inoportuno. ¿Cuál era el "pecado" de Lorenzo Milani"?
Sencillamente el descubrimiento puro y simple de que el ABC de la pedagogía era "dar la palabra al pueblo", hacer que el pueblo saque de su interior esa palabra ahogada y sofocada y que, en el mejor de los casos, es sustituída por otra palabra de impotación, que le suministra la clase dominante para que hable el lenguaje que a ella le conviene.
Gian Paolo Meucci, gran amigo de Milani, advierte a este propósito que el profeta es aquel que logra decir la palabra que la masa descubre ser la suya,la que habría querido decir sin lograr pronunciarla; es aquel que propone una solución cultural, como proposición de una radical transformación de nuestro modo de tener relaciones con los demás y con las cosas. Por esto es asesinado y después les son rendidos honores y reconocimientos: cuando su palabra no pone ya bajo acusación las relaciones de poderes resistentes. Por eso, Milani merece ser definido como un profeta. Tanto más singular, porque en el fondo, fijándonos en sus escritos, ha sido el profeta que ha pedido que seamos educadores concretos, maestros que deben escudriñar los signos de los tiempos, adivinar en los ojos de los chicos las cosas bellas que ellos verán claras mañana y que nosotros veremos solamente confusa.
Lorenzo Milani murió prematuramente en octubre de 1968. El eco de su enseñanza fue de tal resonancia que hasta 1974, según una encuesta llevada a cabo por Gianfranco Riccioni, el número de artículos dedicados a su figura y a su obra llegaba a 1053.
Es curioso observar que la prensa católica tuvo frente a él una doble postura: de hostilidad manifiesta mientras él vivía, y de favorable acogida después de su muerte. Cuando el Santo Oficio condenó su libro Experiencias pastorales escribía el Osservatore Romano, órgano del Vaticano; Don Milani no ha creído hacer nada mejor que compartir el más rígido y exagerado clasismo, la rebelión de la sociedad en su actual estructura y organización,
Por el contrario, la prensa "laica" puso de relieve la imagen de un "cura anticonformista", combatido por una Iglesia retrógada de una "educador revolucionario", de un "santo". Sin embargo, hay que reconocer a esta prensa su limpieza en el tratamiento del caso Milani; y así la propia prensa comunista se caracterizó por una doble dirección: por una parte subrayando, juntamente con lo positivo, los indudables límites de la experiencia y de las proposiciones de Milani; y, por otra, evitando cuidadosamente una posible instrumentalización política.
Pero lo más curioso es que a Lorenzo Milani se le presentaba, por parte de la izquierda laica, lo que únicamente era: un sacerdote, un profeta. Y así, L'Unitá, órgano oficial del Partido Comunista Italiano; decía de él: Es un luchador obediente tan sólo al ímpetu de una conciencia evangélica sedienta de justicia (28-6-67). En el también diario comunista Paese Sera se afirmaba: No es marxista o comunista y ni siquiera católico de izquierda. Era católico (29-5-70). Y en la prestigiosa revista Rináscita, dirigids por el mismo Partido Comunista se llega a hacer esta aparentemente extraña afirmación: Más bien era un cura totalmente tradicionalista, que descubre la injusticia de clase y se ve obligado a luchar contra ella (10-7-70).
Por el contrario, para la prensa fascista, Milani era un "clasista", "un tribuno", "un agitador de obreros en dirección al comunismo", "un loco", "un subversivo, "un comunista", "un clérigo de la izquierda católica".
Pero lo que sí queda claro es que Loenzo Milani entra de rondón en nuestro santoral apócrifo, ocupando en él su indiscutible puesto de profeta evangélico.
- Ver: José Mª González Ruiz, Los santos que nunca
serán canonizados
Ed. Planeta 1979