Dios conoce la mejor versión de nosotros mismos
Hoy leemos en la primera lectura de la misa (I Samuel 16, 1-13)cómo fue la elección de David como rey de Israel... Dios se fijó de nuevo en quien los ojos humanos no se fijan.. David era el menor de 8 hermanos, era pastor. Me resulta especialmente hermoso este momento cuando Samuel se encuentra con el mayor de los hijos y piensa que ese es el elegido... Dice así el texto:
"Cuando llegó, vio a Eliab y pensó:
«Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo:
«No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón»"
¡Qué extraordinaria la pedagogía de Dios! Aprender a mirar con los ojos de Dios es aprender a mirar y juzgar la realidad desde el corazón no desde las apariencias....
¡Cuánto hemos de aprender aún!
El Papa Francisco en su homilía de hoy en Santa Marta hizo mención de la conocida frase de S. Agustín: "No hay santo sin pasado ni pecador sin futuro". Dios no mira las apariencias ni va tomando nota de nuestros tropiezos de igual modo que el padre no va contando las veces que se cae su hijo que empieza a caminar... si nosotros somos capaces de mirar con comprensión y ternura a nuestros hijos cuando van aprendiendo a hacer las cosas y aconsejamos con misericordia cuando se van tropezando, cuánto más será la compasión y la misericordia de un Dios cuyas entrañas son puro Amor.
El tentador trabaja con interés en el desánimo del discípulo de Jesús. Tiene la capacidad de engañarnos haciéndonos pensar, antes de pecar, que nuestro pecado no es para tanto... pero cuando caemos el mismo padre de la mentira nos hecha encima toda la carga del peso de nuestro pecado haciéndonos sentir que es tan grave que no merece el perdón de un Dios misericordioso. Y ¡No es cierto! Dios jamás se cansa de perdonar, de mirarnos con ternura y de esperar que saquemos la mejor versión de nosotros mismos...
"Cuando llegó, vio a Eliab y pensó:
«Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo:
«No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón»"
¡Qué extraordinaria la pedagogía de Dios! Aprender a mirar con los ojos de Dios es aprender a mirar y juzgar la realidad desde el corazón no desde las apariencias....
¡Cuánto hemos de aprender aún!
El Papa Francisco en su homilía de hoy en Santa Marta hizo mención de la conocida frase de S. Agustín: "No hay santo sin pasado ni pecador sin futuro". Dios no mira las apariencias ni va tomando nota de nuestros tropiezos de igual modo que el padre no va contando las veces que se cae su hijo que empieza a caminar... si nosotros somos capaces de mirar con comprensión y ternura a nuestros hijos cuando van aprendiendo a hacer las cosas y aconsejamos con misericordia cuando se van tropezando, cuánto más será la compasión y la misericordia de un Dios cuyas entrañas son puro Amor.
El tentador trabaja con interés en el desánimo del discípulo de Jesús. Tiene la capacidad de engañarnos haciéndonos pensar, antes de pecar, que nuestro pecado no es para tanto... pero cuando caemos el mismo padre de la mentira nos hecha encima toda la carga del peso de nuestro pecado haciéndonos sentir que es tan grave que no merece el perdón de un Dios misericordioso. Y ¡No es cierto! Dios jamás se cansa de perdonar, de mirarnos con ternura y de esperar que saquemos la mejor versión de nosotros mismos...