Alberto Benito (1944-2018). Lamento grande por un tipo de Iglesia

Alberto Benito Jiménez era riojano, de Aguilar del Río Alhama; cursó estudios de Teología en el Seminario de Tarazona, y se ordenó de presbítero, especializándose después en Filología Bíblica (Sagrada Escritura) en el Instituto Bíblico de Roma. Enseño teología en Tarazona y Zaragoza, trasladándose después a Salamanca, donde impartió clases de Sagrada Escritura en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia, ejerciendo varios años el cargo de Vice‒Decano (con el Profesor Gabriel Pérez).

Fue aquí donde le conocí y fui varios años su colega (entre el 1975 y el 1980). Era un hombre cordial, maestro y guía nato de sus alumnos, amigo fiel de sus colegas, hombre positivo, de Iglesia y Cristianismo, de Humanidad y de Cultura.

No era investigador puro en el sentido estricto del término; no se le conocen gruesas tesis, ni grandes publicaciones. Pero era gran maestro de la palabra directa, dialogada, transformadora. Por eso lo queríamos todos, y nos sentíamos honrados de ser sus compañeros y amigos.

Hombre de Iglesia, hombre enamorado. Un carta ejemplar

La lógica de la vida, y el mismo evangelio, le llevó un día a confesar su amor a la que sería después su esposa (María José Castaño González), y la madre de sus hijas: hijas, María, Isabel y Patricia. En esa circunstancia (andando enamorado) escribió una carta ejemplar a la autoridad suprema de la Iglesia (al mismo Papa y Vaticano). Una carta donde exponía de modo impecable, cristiano su triple fidelidad.

a. Fidelidad a la Iglesia y a su ministerio de presbítero en ella. Quería seguir poniendo su vida al servicio de la tarea pastoral (evangelizadora) de la iglesia, como ministro que era de ella.

b. Fidelidad a la enseñanza de Teología en una Universidad Pontificia. Se sentía feliz con su tarea de profesor de Sagrada Escritura. Su relación con los alumnos era muy positiva. Quería seguirla realizando.

c. Fidelidad a la que quería que fuera su esposa. Se habían encontrado en el amor, y él había descubierto en ese nuevo camino, que él deseaba ratificar con el Sacramento del Matrimonio su mejor su mejor impulso y motivo para seguir siendo presbítero de la Iglesia y Profesor de Teología en una universidad católica.

Este era (si mal no recuerdo) el contenido básico de su carta “fiel”, fiel a sí mismo, fiel a la que sería su esposa, fiel a la iglesia… Pero la iglesia, en aquel momento (¿en este?) no era fiel en este campo, no sabía descubrir los caminos de Dios en las personas, ni valorar la entrega de un hombre como Alberto.

La respuesta de la Iglesia dura, una iglesia “oficial”… que no sabe de personas

Fue una respuesta dura y seca, sin “dar” la cara, pidiendo al Decanato de Teología y a la Universidad Pontificia que prescindieran inmediatamente del servicio del Profesor Alberto Benito, sin tener en cuenta sus derechos laborales, sus derechos humanos… su fidelidad personal. Y así Alberto tuvo que dejarnos (yo seguí bastantes años…).

No quiero seguir contando algunas de las cosas posteriores… Se casó con su novia, crearon una familia… y él tuvo que buscar un trabajo de profesor de griego en un Instituto de Asturias, donde ha vivido los últimos años.

Más de una vez he pensado en Alberto, más de una vez me he propuesto: ¡Iremos a Asturias, a Sama de Langreo, beberemos una cerveza, nos consolaremos… Quería descubrir de nuevo su sonrisa, su honradez humana, su inmensa humanidad (¡la verdad radical de su persona!).

Más de una vez he pensado que una Iglesia que defiende un tipo de celibato oficial (ministerial) por encima de personas como Alberto Benito no es simplemente una iglesia moralmente enferma, sino ignorante (¡lo que es aún peor!). Una institución que se permite “perder” de esa manera a hombres (¡a servidores suyos!) como Alberto Benito es una iglesia condenado a morir “oficialmente” (si es que no está ya muerta).

Anejo 1. Una carta final

Cuando me enteré de la muerte de Alberto me entró una inmensa pena, no por Alberto, que ha sido siempre un hombre fiel a sus principios, que estoy convencido de que ha sido feliz con su familia y su trabajo… dedicando parte de sus últimos años a la política, en un partido que a su juicio respondía mejor a las necesidades sociales y personales de la gente de su entorno. Me entró pena por la Iglesia, que no ha sabido valorar a personas como Alberto.

Estaba pensando en esto, sin decidirme a escribir esta “postal” cuando recibo un correo de un compañero lejano, de más allá de los mares, curtido en estas lides. De ha escrito así:

Por 22 años, casi todo lo relacionado a mi familia, giró en torno a la Iglesia Conocí y estuve trabajando en todas las áreas: estuve tomando cursos en el seminario,tuve a cargo a jovenes, niños, Concilios, tesorerias, forme parte de Sinodos, fui administrador diocesano, e incluso representante legal. Estuve detras de muchas batallas. Conoci todo desde adentro. Mis hijos se criaron en esto...son 4, mi esposa me ha acompañado con paciencia.

Luego de varias batallas con presbíteros, y obispos, por su inconsecuencia y posicionamiento de cara a la iglesia indolente e impropio, aunque pulcro públicamente, llegue a la profunda convicción que la institución, la separación entre ordenados (clero) y no ordenados, y el sistema institucional eclesiástico, que siempre beneficia de manera preponderante a sus dirigentes, y no a las viudas, ni a los huerfanos, ni necesitados, es un sistema fracasado e incluso en muchos aspectos contrario a las enseñanza de Jesús mismo.

El camino ha sido duro, desde 1996. Mi propio sistema de vida se ha resquebrajado.... No creo que la iglesia gire en torno de pastores, ni obispos, y no creo que haya sustento bíblico para ello, ni para que estos vivan del resto indefinidamente. Ni tampoco, que aquellos tengan dominio y autoridad final sobre el resto por ser quienes son.

Creo que el sistema institucional fomenta la flojera del no clero, y perpetúa esta posición distinta, que forma seguidores de obispos, pastores, como que si ellos debieran administrar un don especial al resto.

Por último, me saturé de politiqueria eclesiastica al interior de las iglesias, su afán de comunicar verdades que no viven, como si fueran un dpto. de marketing de una empresa, de declaraciones no acompañadas de actos concretos visibles a la comunidad, del secretismo que juzga situaciones de conflicto, con criterios que son del mundo, etc.

Así me escribe un “amigo” de Iglesia. Con estas palabras termino recordando con ternura a Alberto. Añado su esquela y una nota de periódico. Hasta pronto, Alberto.


Anejo 2. La esquema de Alberto.

"YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA ,
EL QUE CREE EN MI, NO MORIRÁ."

EL SEÑOR DON
Alberto Benito Jiménez
Falleció en el Hospital Valle del Nalón - Riaño - Langreo,
el día 28 de NOVIEMBRE de 2018....D.E.P.

Su esposa, María José Castaño González; hijas, María, Isabel y Patricia; madre política, Sefi González Terente (Viuda de Castaño); hermanos, Cándido y Gela, Fernando (†) y Araceli; José Ramón, Luis Antonio, Katia y Javier Castaño González; tíos, Adamina (†), Miguel e Isabel González Terente, Pepita (†), Joaquina Castaño Velasco (Dominica de La Anunciata) y Luis López (†); sobrinas, Mirian, Chema y Sara; primos y demás familia...ruegan una oración por su alma.

El cadáver será recibido el VIERNES, día 30 DE NOVIEMBRE, a las CINCO de la tarde, en la iglesia parroquial de SANTIAGO APÓSTOL DE SAMA DE LANGREO, donde se celebrará el funeral de cuerpo presente, y, acto seguido su traslado al TANATORIO LA FLORIDA - SOTRONDIO, donde será incinerado.

Anejo 3, nota de la prensa de Asturias:

Fallece de forma repentina Alberto Benito, el portavoz del PP en Langreo
La presidenta popular destaca el carácter "dialogante y conciliador" del edil
Langreo, E. Peláez 30.11.2018 | 02:47
Compañeros del PP y ediles del PSOE, en el tanatorio.
Compañeros del PP y ediles del PSOE, en el tanatorio.

Las banderas del Ayuntamiento de Langreo ondearon ayer, y lo harán hoy también, a media asta con crespón negro en señal de luto por el fallecimiento del portavoz municipal del PP en Langreo, Alberto Benito Jiménez. El concejal popular, que encabezó en las pasadas elecciones municipales las listas populares en el concejo, murió de forma repentina el pasado miércoles por la noche a los 74 años. Alberto Benito era "un compañero excepcional, de talante dialogante y conciliador", aseguraron la presidenta regional del PP, Mercedes Fernández, y el máximo responsable de la formación en Langreo, Rafael Alonso.

Alberto Benito estaba en la tarde del miércoles en la sede del partido, en La Felguera. Allí se celebraba una reunión en la que se analizaba el orden del día del Pleno que tendría que haberse celebrado ayer, y que fue suspendido, cuando se sintió repentinamente indispuesto. Al local acudieron los servicios sanitarios, que trasladaron a Alberto Benito en la UVI Móvil al Hospital Valle del Nalón, donde su estado empeoró y falleció alrededor de las once de la noche. El Ayuntamiento trasladó la "conmoción de todos los que han tenido el honor de trabajar en la institución con una persona firme en la defensa de los planteamientos de su partido, pero siempre educado y respetuoso con los planteamientos de los demás, lo que le hizo ganarse el respeto general".

Los portavoces de los diferentes grupos políticos declararon dos días de luto oficial en el municipio, ayer y hoy, y suspendieron el Pleno y las comisiones previstas. También pusieron a disposición de la familia y de su partido los medios municipales para celebrar, si así lo estimasen, un acto de reconocimiento.

El alcalde de Langreo, Jesús Sánchez, destacó de la "educación y saber estar" de Alberto Benito, "que se ganó el aprecio, el cariño y el respeto de todos los compañeros de la corporación y de los trabajadores municipales". La presidenta regional del PP trasladó las "condolencias y todo el afecto del partido" a la familia del edil. Recordó a Alberto Benito "siempre dispuesto y sonriente, listo para argumentar su encendida defensa de los principios de nuestro partido", dijo. "Despedimos a Alberto con gran tristeza. Era un compañero excepcional, lleno de ilusión y que logró el respeto de todos", indicó Mercedes Fernández, que resaltó que "siempre aseguraba presencia y trabajo en todo aquello para lo que se le convocase".

Benito, que nació en Aguilar del Río Alhama (La Rioja), residía en Sama, de donde es natural su esposa, desde hace más de 30 años. Se jubiló en 2013, tras impartir durante los últimos 15 años clases como profesor de Griego en el IES Jerónimo González de Sama. Formaba parte de la junta local y fue una de las cinco personas que se mantuvo tras la crisis abierta en 2011, cuando dimitieron gran parte de los integrantes, afines a Álvarez-Cascos.

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