Comentario al Evangelio del 19º Domingo del Tiempo Ordinario Ojea: “El tema es dónde ponemos el corazón”

Monseñor Oscar Ojea
Monseñor Oscar Ojea

“Si tienen el corazón en el reino, no tendrán nada que temer, no les pasará nada”

“Tenemos que estar atentos, porque la vida humana siempre es una lucha y siempre tenemos que estar vigilantes”

“El domingo pasado el Señor nos había hablado de la acumulación de bienes, que nuestra vida no está asegurada por las riquezas. No podemos poner la seguridad solo en ellas”, dijo el obispo emérito de San Isidro, Mons. Oscar Ojea, en su comentario al evangelio del XIX Domingo del Tiempo Ordinario. El obispo argentino señalo que, en el texto de este domingo, “con infinita ternura les dice a sus discípulos: Pequeño rebaño, ha sido del agrado de mi Padre darles el reino. Pongan su corazón en el reino”.

Lámparas encendidas

El corazón en el reino

Como si nos dijera, afirmó Ojea: “Si tienen el corazón en el reino, no tendrán nada que temer, no les pasará nada. Si pueden vivir administrando bienes, siendo generosos con los demás, dando limosna, olvidándose de sí mismos, aprendiendo a compartir de verdad, no tiene nada que temer porque estamos sembrando para el cielo, estamos sembrando para ese lugar donde tenemos puesto el corazón”.

Para el obispo, “el tema es dónde ponemos el corazón. Es el tema de nuestra vida. Y corazón, como nos enseña el Papa Francisco, es un centro, un espacio integrador de pensamientos, sentimientos, decisiones, que es lo más íntimo de la persona”. Ojea, cuestionó: “eso profundo nuestro, ¿dónde está? ¿Dónde está? ¿Quién es el quién que motiva en el fondo nuestra vida?”. Pero al mismo tiempo que nos dice esto, Ojea recalcó que “el Señor le dice a su pequeño rebaño que tiene que ser fiel y vigilar, como diciéndoles no se puede regalar nada”.

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Para el obispo argentino, “tenemos que estar atentos, porque la vida humana siempre es una lucha y siempre tenemos que estar vigilantes”. Ojea recordó que “entonces toma en una de las parábolas dos imágenes que me parecen muy profundas”. La primera les dice, señaló el obispo: “estén ceñidos los lomos, estén bien ajustados y con las lámparas encendidas”. Explicando la imagen, dijo que “bien ajustados quiere decir la posición que tiene uno con la ropa cuando quiere caminar libremente. Estar bien ajustado el cinturón para poder estar más ágil, más libre, caminar mejor. Caminar mejor para servir, caminar mejor para estar atentos a los demás, caminar mejor para vivir la alegría del Señor y de su Reino”.

Las lámparas encendidas

“El Señor viene cada día, viene cada día en el rostro de los hermanos, viene cada día en la situación concreta que se me presenta. Su palabra siempre busca mi corazón, no tengo que dejarlo pasar”, resaltó Ojea, que recordó las palabras de San Agustín: “Temo al Señor, ¿qué pasa?”. Junto con la primera actitud, “los lomos bien ceñidos”, mostró la segunda: “las lámparas encendidas”. Para el obispo emérito de San Isidro, “esta es el cirio que recibimos en el bautismo. Ese cirio encendido que significa la luz de la fe y que representa el corazón que está siempre atento al Señor. Corazón que no se quiere dormir, que no se deja estar”.

Ojea explicó eso diciendo que “cuando esperamos a alguien, aunque no estemos en la puerta, lo esperamos con la luz prendida porque estamos ansiosos de que venga. Esto quiere decir con las lámparas encendidas”. Desde ahí, pidió “que podamos vivir para el Reino de Dios sembrándolo ya en la tierra a través de nuestra generosidad y de nuestro desprendimiento, sin miedo. Porque a este rebaño que somos, el Señor quiso con todo su corazón darnos el Reino”.

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