Comer con manos “impuras". Mc 7: Voladura sistemática de tradiciones opresoras

He comentado ayer este evangelio, con su manifiesto a favor de una “voladura” de tradiciones religiosas que en sentido extenso podemos llamar “talibanas” (en línea judía, cristiana o musulmana).

Desde ese fondo he retomado los principios y el sentido actual de la proclamación de libertad y universalidad de Jesús, que está en el fondo del cristianismo (con el judaísmo mesiánico y el verdadero Islam). El tema de los talibanes no es sólo afganistano, sino de todo el mundo, incluido el occidental con cierto cristianismo.

Manifiesto de Jesús: Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

 En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. ( Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes la manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas. )

Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús "¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores"? Él contesto: / "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: / "Este pueblo me honra con los labios, / pero su corazón está lejos de mí. / El culto que me dan está vacío, / porque la doctrina que enseñan / son preceptos humanos." / Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres."

Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro."

Un tema clave

Escriba - Wikipedia, la enciclopedia libre

Escuchemos la pregunta-acusación que los escribas llegados de Jerusalén y algunos fariseos dirigen a los discípulos de Jesús (cristianos): ¿Por qué tus discípulos no cumplen la tradición de los ancianos, sino que comen el pan con mano impura? (7,5).

La acusación nos puede parecer insignificante, pero no lo es. No se trata de pequeños problemas de observancia legal o costumbres alimenticias, sino de comunión de vida., de comunicación humana, de interioridad religiosa.   

 La dificultad no está en disputas conceptuales sobre propiedades genéricas de Dios (amor, bondad, justicia...), que nadie niega ni discute en ese plano. Tampoco se halla, por ahora, en cuestiones sobre el carácter dogmático del mesianismo de Jesús, que tampoco han preocupado de manera directa a judíos y cristianos del principio. La dificultad está en el modo de crear y sostener una comunidad religiosa (y social) en medio de un mundo amenazante. De forma expresa, los escribas de Jerusalén basan su función y la misma identidad nacional en dos normas fundantes:

Tradición de los ancianos (paradosis tôn presbiterôn).

Un pueblo vive de tradiciones que todos respetan. Por eso es fundamental la autoridad de los ancianos, de los padres y garantes de las normas que definen la vida del conjunto. Esta es la línea de sustentación vertical que ya Eclo 44-50 había resaltado con gran fuerza; es la actitud que ha tomado como base el Tratado de los Padres de la Misná: «Moisés recibió la Torá desde el Sinaí y la transmitió a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas, los profetas a los hombres de la Gran Asamblea...» (Abbot 1).

            Allí donde esta línea de tradición se ciega, allí donde alguien rompe esa unión vital con los ancianos (padres fundadores), el judaísmo se destruye. Se puede discutir y se ha discutido todo lo imaginable en la sinagoga de aquel tiempo, menos la autoridad de la tradición de los ancianos. Jesús no ha discutido nada (o casi nada), pero ha prescindido de esa autoridad: por eso mismo resulta peligroso.

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Comer el pan con mano impura.Superación sistemática de un tipo de tradición.

            El conjunto de purificaciones alimenticias, codificadas en su forma inicial por Lv 11-15, y luego expandidas y concretadas por la tradición de los escribas (como indica el mismo Marcos 7,1-23), tiene dos finalidades: Por un lado, mantiene la pureza legal de aquellos Judos que distinguen y separan alimentos de alimentos, centrándose en aquellos que, según la tradición, DIOS mismo ha permitido o ha querido que se coman. Por otra parte, suscita y defiende la pureza exterior del pueblo se separa de los otros pueblos de la tierra, no pudiendo mantener con ellos comunión de mesa o de familia.

Los judíos observantes fueron construyendo de esa forma un tipo de alambrada o muro de separación con una ley que dicen que es divina Todos acaban siendo así unos fariseos (separados) para mantener su Identidad sacral (pureza) no comen ni conviven con los otros.

            Éste ha sido el problema principal que han encontrado los cristianos desde el mismo momento en que han querido expandir el mesianismo de Jesús hacia los pobres y enfermos de la tierra, como aparece en temas anteriores de este mismo evangelio (Marcos 6,30-44 y 6,45-56), al comienzo del tema de las multiplicaciones. De verdad que hay un viento contrario en el mar del mensaje (6,47-53) Para alimentar de manera real a los hambrientos, para acoger y curar en hondura a los enfermos que vienen de todas partes (no se puede controlar de donde, ni trazar cordones religioso-sanitarios de pureza), tiene que estallar el gran complejo de las tradiciones de los padres.

Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro  es lo que hace impuro al hombre" - Evangelio - COPE

            La iglesia católica ha cultivado por siglos un tipo de talibanismo de ortodoxia casi vacía y de ortopraxia legalista, moralista, jerarquizante… Un tipo de Iglesia ha querido y quiere comer con mano limpias de ritos, de vestidos cardenalicios, de edificios sagrados, de moralidades externas… Un tipo de “talibanes ortodoxos” impulsaron desde el cristianismo la guerra social de España entre el 1936-1939. Un tipo de talibanes ortodoxos, incluidos posibles cardenales, nuncios y demás auto-pastores que quieren comer con “sus manos limpias”  cierran actualmente el camino de renovación del evangelio.

            El Papa Francisco hablar de “comer con manos manchadas”, manchadas de contacto con la pobreza, con el hambre, con la opresión…

            Este es el problema que subyace en 7,1-23. Esta operación de voladura sistemática de un tipo tradiciones resulta extraordinariamente peligrosa, no sea que al final no quede nada de la vieja Escritura y caigamos en un tipo de puro gnosticismo de pureza (como harán grupos cristianos del siguiente siglo). Marcos 1,1-8 habla comenzado arraigando la novedad de Jesús en la Escritura (igual que 2,23-28).

            Ésta es una “voladura peligrosa”,  para los legalistas, pero es absolutamente necesaria para crear un cristianismo de evangelio. Jesús comió con manos sucias…Andaba con la gente sucia, pecadores, oprimidos, locos, expulsados de la buena sociedad… Comió con todos, pues tenia el corazón limpio de la pureza de Dios, pes para aquel que es limpio todo es limpios.

Corazón frente a labios, humanidad frente a ley (7, 6-13), amor abierto.

            Aprovechando una cita de 1s 29,23, Marcos afirma que las tradiciones de los padres, convertidas en norma de existencia, acaban siendo una enseñanza puramente humana, es decir, un simple modo de control social. Esta es la religión de los laboos, de la palabra externa que se vuelve mentira (hipocresía) y no permite que se llegue al nivel del corazón, es decir, de la apertura a DIOS y del encuentro universal entre los hombres Para ser fiel a Isaías, Jesús debe superar el legal sino de las tradiciones judías entendidas en forma nacionalista.

 Una vez que se ha empezado a caminar por la vía de las leyes socio-religiosas, el ser humano corre el nesgo de absolutizarlas, poniendo así el templo por encima de los padres necesitados y haciendo de la norma un fin y no un servicio creador. En esta perspectiva se habla situado ya Marcos 2,27-28 al poner al hombre sobre el sábado En esa misma línea reinterpreta Marcos el valor original del mandamiento de DIOS (Ex 20,12, Dt 5,16) al servicio del hombre necesitado. De esta forma, Jesús absolutiza a los padres en cuanto necesitados (pobres, ancianos, enfermos) desde la palabra fundante del decálogo, mientras rechaza la autoridad religiosa normativa de los padres en cuanto presbíteros, es decir, en cuanto portadores y garantes de sacralidad legal (cf.73-5).

En esta misma línea ha de entenderse luego Marcos 7,29-30 donde Jesús rompe con un tipo de paternidad que se identifica con la tradición y ley de Israel, para así descubrir y cuidar mejor a los padres en cuanto personas que están necesitadas Sólo en esta dialéctica de ruptura paterna (independencia y libertad mesiánica de cada uno) y mayor servicio personal a los padres adquiere su sentido el evangelio. La misma palabra de la Escritura, aceptada como fundamental por los escribas, ha servido a Jesús para superar la interpretación legalizante de los ancianos.

Jesús se pone así en contradicción con las tradiciones cerradas de los escribas, pero no con la Escritura como exegeta de la libertad, ha descubierto en el mismo fondo de la Biblia hebrea el valor humano del corazón (Is 29) y del servicio a los padres en cuanto ancianos o necesitados (Ex 20, Dt 5). De esa forma, los cristianos se pueden sentir seguros: la voladura del edificio de las tradiciones judías no es para ellos destrucción, sino descubrimiento del sentido más profundo de la voluntad de Dios (cf.7,9), reflejada en las mismas Escrituras, tal como Jesús las interpreta.

No podemos precisar aquí con más detalle el contenido de esta enseñanza-praxis de Jesús, ofrecida por un lado a todos los que quieren escucharle, en la gran plaza del Judaismo de su tiempo (7,14-17), y después concretizada para sus discípulos dentro de la casa de la Iglesia (7,17-23), en estrategia didáctica que aparecía ya en 4,1-34 Pero allí (Marcos 4) parecía que solo los discípulos podían comprender hasta el final la voluntad y mensaje de Jesús. Aquí, en cambio, se pide a los de fuera, es decir, a todo el pueblo, que escuchen y que entiendan (akousate mou pantes kai synete de 7,14, contra 4,12 donde los de fuera me syniusan, no logran entender). Jesús quiere que a ese plano de superación de la ley alimenticia-social y de profundidad religiosa todos puedan ser capaces de llegar a un entendimiento. Estos son los puntos cardinales de su propuesta

Interioridad que vincula a todos en amor y servicio. Comunidad universal

Frente a la pureza exterior (exothen 7 14) de alimento y manos que separa a los judíos (o cristianos y musulmanes puros)  de los otros, busca Jesús la pureza interior (esothen) del corazón y los deseos (reasumiendo en 7,21 el tema de 1s 29, ya citado en 7,6) Esa interioridad significa descubrimiento del corazón es decir, del lugar de las experiencias y decisiones profundas.

             La religión se vuelve de esa forma tema de conciencia que alumbra la vida en amor a todos, por encima de leyes talibanas, judías, cristianas o musulmanas.. No es valioso lo que hago desde fuera, en ritos que se imponen por vieja tradición o por costumbre social. No es buena la imposición de una “sharía” siempre arbitraria, hecha de leyes y tradiciones de los hombres, pero no del Dios (del auténtico Corán, de la Biblia o Iglesia verdadera).

            La religión es libertad interna, descubrirme responsable desde el don de DIOS, escuchar su llamada y responderle, para amarse de esa forma todos. Marcos 7,14-23 nos lleva así hasta el corazón mismo del evangelio, tal como lo entiende y desarrolla Pablo en Gal 2-5, especialmente en Gal 3,28: No hay judío ni griego, ni cristiano o musulmán. Hay simplemente seres humanos, unidos en el Cristo que es libertad y amor (en el Dios de todos los pueblos).

El problema de fondo está en lograr que exista comunión desde esa libertad fontal humana en ámbito de gracia Parece que los hombres solo pueden vincularse por una ley de fuerza, por un Código de normas bien ritualizadas, impuestas desde arriba con carácter sagrado Cuando se derriban esas normas, cuando el muro de la protección legal se hunde, puede llegar el desenfreno la falta de distinciones, la lucha de todos frente a todos.

Contra eso legislan los escribas. Por eso tienen miedo del proyecto de Jesús, miedo a que el conjunto caiga, y así desaparezca el edificio de la seguridad Judía, construida en siglos de paciencia religiosa Pues bien, en lugar de eso, Jesús apuesta por una nueva comunidad universal, fundada en la libertad interior, en la conversión del corazón y en la apertura de la gracia, allí donde se invierte el mal interno de que habla 7,20-23

La propuesta de Jesús resulta escandalosa, pues destruye los principios de separación del Judaísmo (significativamente no se habla aquí de la Circuncisión, que ha preocupado tanto a Pablo). Allí donde todos los alimentos son ya puros (7,19), allí donde no deben cumplirse los principios de separación en la comida (temática central del mensaje evangélico en 2,13-17 y 6,20-44), cesan ya las distinciones de Judíos y gentiles (como supone Gal 3,28). En este nivel solo quedan ya seres humanos.

Volvemos así a los principios del Génesis, sobre un mundo en el que todo es limpio (no hay alimentos Impuros, no existen separaciones ritualistas), todos los humanos pueden vincularse si es que tienen corazón autentico (limpio). Esa limpieza de corazón permite a los humanos comer Juntos, en banquete mesiánico anunciado ya en 6,30-44, y les lleva a abrirse en gesto de acogida transformante a los enfermos y los marginados (como indica 6,54-56).

 Este es el duro camino que los discípulos de Jesús debían asumir en la noche de un mar con viento adverso (cf.6,47-53) La tarea de unificar la comunidad humana desde el corazón y no a través de separaciones religiosas ritualistas ha venido a situarnos de esa forma en el centro mismo del evangelio, allí donde la disputa con los escribas de Jerusalén acaba siendo más hiriente.

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