Cristo Rescatado, Cristo para Rescatar. Ante el "Jesús" de Medinaceli

Ésta no es una fiesta litúrgica oficial, sino del pueblo-pueblo, y, sin embargo, ha calado, como ninguna otra en la conciencia del pueblo cristiano, que no se identifica con el Cristo poderoso, que nos rescata y redime, sino con el Cristo Cautivo, a quien nosotros, sus amigos, debemos rescatar y redimir.
Ésta es una fiesta que deriva del texto quizá más importante de la biblia cristiana, aquel que dice: “Estuve en la cárcel, estuve cautivo, y viniste a redimirme”. Cada vez que ayudamos a un hombre (le damos de comer, le acogemos, le curamos, le redimimos…) lo estamos haciendo con el mismo Cristo de Dios (Mt 25, 31-46).
Ésta es una fiesta promovida por los Trinitarios, que rescataron en África, pagando por ello muchísimo dinero a un Cristo cautiva, como verá quien siga leyendo. Ésta es una fiesta que celebran este año 2017 los mercedarios, diciendo que es el año del Cristo redimido y redentor (a los 800 años de su fundación).

Esta es una fiesta complejísima, llena de contrastes, pues muchos de los que van a venerar al Cristo Cautive de Medinaceli (entre ellos siempre un miembro de la familia real española) tendrían (tendríamos que) empezar haciendo justicia a las personas que están a nuestro lado….
(cf. Imagen 2, la princesa Elena venerando hoy al Cristo. Cf. http://www.abc.es/estilo/gente/abci-infanta-elena-cumple-rito-venerar-imagen-cristo-medinaceli-201703031307_noticia.html )
Mucho venerar al Cristo cautivo en una imagen… de Madrid, pero quizá somos incapaces de acoger de acoger y ofrecer un espacio a los miles y millones de Cristos reales que no vienen bajo el amparo del Duque de Medinaceli (ni del Rey de España) y a quienes detenemos con vallas y muros, en Ceuta o en el Mediterráneo.
Ésta es una reflexión a la que he vuelto muchas veces en este blog. Hoy lo hago de nuevo recordando los dos “cristos” de la tradición trinitario, es decir, de la Orden del Cristo Redentor (con los mercedarios).
1. El Cristo Redentor de San Juan de Mata
El año 1193, celebrando la Eucaristía, tuvo una experiencia de las cautividades, contemplando en visión interna a Jesús Señor tomando de cada mano a un cautivos, un blanco/cristiano, un moro/musulmán. Los dos eran suyos, ambos esperaban libertad. Esa experiencia define la fundación de la Orden de la Trinidad, al servicio de la liberación de los cautivos, cristianos y musulmanes, de manera que todos pudieran canjearse y vivir todos en concordia, cada uno en su tierra y religión.
Esta experiencia se refleja en la Cruz Trinitaria de S. Tomás in Formis (Roma 1210) donde aparece Cristo con los dos cautivos como “signum” de la Orden, él sentado, en el centro, los cautivos en pie y con cadenas, para ser liberados a sus lados, formando así una Cruz de Pascua y Trinidad, que es divina y humana, gloriosa y exigente, pues pide a los cristianos que se pongan al servicio de la liberación de los cautivos (imagen 3).
El Cristo Pantocrátor del centro, madero vertical de la cruz, está sentado en su gloria como juez de la historia, en gesto de majestad y magisterio, no para imponerse desde una altura lejana y juzgar destruyendo a los perversos, sino para reconciliar a todos, a partir del cautivo cristiano que lleva una cruz en su manos. Esa es la gloria de la Trinidad Liberadora, que se expresa en el juicio de Mt 25, 31-46, interpretado en forma social, no para destruir a los perversos (¡apartaos de mí, porque fui cautivo y no me liberasteis!), sino para liberar a todos, blancos y negros, musulmanes y cristianos, dentro de la misma historia, fundando para ello una Orden y dándole el signum (sello) de la Trinidad y los Cautivos, en el contexto socio-religioso marcado por Inocencio III (1198-1216).
Esta es la Cruz del Cristo de San Juan de Mata que vincula a Trinidad de Dios y cautivos de la historia, abriendo así en ella un camino de liberación. Éste es el Cristo sentado en el trono, que hace justicia y redime, a unos y otros, para que podamos vivir en justicia sobre el mundo.
2. El Cristo Cautivo y Rescatado de Medinaceli
La historia de esta nueva cruz ha sido nuevamente “novelada” con fondo histórico, por Jesús Sánchez-Adalid (Treinta Doblones de Oro, 2014). Habían pasado los siglos, casi seiscientos años y unos redentores trinitarios “compraron” en Mequínez, capital el nuevo reino marroquí, con un grupo importante de cautivos, una talla barroca, de origen sevillano, del Cristo Cautivo (juzgado por Pilato, coronado de espinas, condenado a muerte).
Las cosas sucedieron el 1681/1682. Las tropas del Muley Ismail, primer “sultan” alauita , tomaron la ciudadela/colonia española de Mamora (San Miguel de Ultramar, al sur de Larache, Marruecos), e hicieron cautivos a los cristianos, a quienes llevaron a Mequinez para allí repartirlos, organizarlos y venderlos. Eran tiempos duros para el reino “cristiano” de España, y más tristes para los miles de cautivos, robados y vendidos como mercancía humana.
(Imagen 4: Cristo de la Valla de Ceuta... Viene de Marruecos, como el Cristo de Medinaceli. Pero a éste nadie le compra, nadie le abre una puerta, nadie le ofrece libertad)
El reino alauita, financiado en gran parte sobre el robo de cautivos, era un mercado organizado en torno a la "venta" de personas... Pues bien, resultó que entre los “vendidos” se hallaba el Cristo Cautivo de Mamora. Con gesto sorprendente, los trinitarios dedicados a canjear y liberar cautivos, “redimieron” también por gran precio (treinta doblones de oro) al mismo Cristo.
Este Cristo Trinitario (Cautivo y Redimido), cuya imagen se venera en la iglesia de Medinaceli (Madrid), es quizá el más conocido y venerado de todos los “cristos” del mundo. No lleva cruz, ni está clavado en ella, ni tiene forma trinitaria, porque él mismo es Cruz, y Trinidad, y de esa forma simboliza a todos los cautivados, juzgados, atados, condenados, torturados, asesinados.
Ese Cristo es un signo del compromiso de liberación, pues el Cristo de Dios (el tres veces Santo) sigue sufriendo en cada uno de los cautivos, cerrados tras muros o mares, sin dignidad ni libertad… Quizá muchos de los que hemos venerado hoy al Cristo Cautivo de la Imagen de Medinaceli (incluidos los miembros de familias reales o regias) hacemos que este mundo siga siendo lugar de cautiverio, sin escuchar la palabra de Jesús: “Cada vez que vendéis y condenáis a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí me vendéis y condenáis”.
Este Cristo Imagen es la Trinidad Cautiva y Liberadora, a quien veneran sus devotos. Pero el verdadero Cristo, sigue cautivo y sufre en todos los sufrientes, encarnado en ellos, abriendo anunciando libertad. Tiene las manos atadas, porque es Todopoderoso. Está coronado de espinas, porque es la Gloria de la Trinidad Liberadora, que muere en/con los hombres para darles Vida. Está de pie, porque quiere ponerse a caminar, llevando a su espalda (a cuestas, por dentro) toda la Trinidad hecha Cruz.