Domingo 4 I 2009 Nacer de Dios ¿sin deseo de carne/varón?

Jn 1, 1-18. Este domingo 2 después de Navidad tiene el mismo evangelio de la Misa Mayor de Navidad, y así lo comenté en el post del 25 de Diciembre, ofreciendo una visión general de ese texto clave de la Biblia y de la Iglesia, que antes se llamaba en Segundo Evangelio (y se leía en todas al final de todas las misas). Hoy quiero fijarme en unas palabras discutidas de ese texto, en la línea de lo que vengo diciendo sobre “nacer de Dios, nacer de una mujer”, pues este pasaje puede suponer que nacer de sangre/mujer y de deseo/varón es malo. El texto litúrgico traduce esas palabras de un modo piadoso, diciendo que los que creen en Jesús “no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios”. A primera vista, ese pasaje rechaza (y en algún sentido condena) el amor carnal, el amor humano, de una forma gnóstica. Por eso será bueno comentarlo... y abrir una discusión, si hace falta.


Texto. Palabras centrales (Jn 1, 9-14)


L
a Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.


Delimitación y sentido general.

Dentro de esa parte central quiero fijarme aún más en el verso 12-13, traduciendo sus palabras al pie de la letra:

a. a quienes le recibieron (a la Palabra de Dios) les dio el poder de ser Hijo de Dios

b “los cuales» [o el cual] no han nacido (no han sido engendrados) ni de las sangres, ni del deseo (=voluntad) de la carne, ni del deseo (voluntad) de un varón,

a’. sino que han nacido de Dios



Es evidente que la primera y tercera parte (a y a’) se corresponden: ellas dicen que los que escuchan la Palabra (los que acogen a Jesús) son hijos de Dios, en sentido espiritual. La dificultad está en el centro (en el b), tanto en plano textual (si se refiere a uno o a muchos) y en plano de sentido: ¿qué significa no nacer de las sangres y del deseo de varón-carne?

Lectura en singular: el que nace sin deseo de la carne es Cristo.

¿Quién es o quiénes son los que no nacen de las sangres… del deseo de varón? Hay una lectura minoritaria, pero atestiguada en muchos códices antiguos y en diversas tradiciones donde el texto está en singular: no ponen hoi egennethêsan…(los cuales no han nacido… de la carne, sino de Dios), sino hos egennethê (el cual no nace de la carne, sino que ha nacido de Dios).

Si esta lectura es primitiva y se toma al pie de la letra, como hacen muchos,… el texto quiere hablar de Jesús…y contraponerle al resto de los hombres, que nacen de las sangres (sangres mestruales y puerperales de las mujeres y del deseo de la carne/varón). Jesús, en cambio habría nacido de un modo puramente virginal... sin deseo de varón (José), sin sangres de mujer (sin mestruación, sin parto normal). En otras palabras: No había habido en su concepción ningún deseo de varón (el deseo de la mujer no solía contar, en aquel contexto); no había habido sangre menstrual de María…Más aún, ella habría sido virgen en el parto (un parto sin sangre).

Algunos pensamos que, si las cosas fueron así, resulta difícil decir que Jesús fue un hombre verdadero

Pero esta lectura se puede tomar también en sentido simbólico… y decir que Jesús ha nacido del deseo de Dios, no del deseo humano, entendido de un modo radical.

Lectura en plural…

La mayor parte de los manuscritos tienen el texto en plural y así lo pone el texto litúrgico. En esa línea, todos los que creen en Jesús nacen de Dios, no provienen del deseo de la carne y de la sangre (de la voluntad del varón…). Pues bien, esa lectura plural, que es dominante, puede entenderse desde varias perspectivas:

Perspectiva radical, de tipo gnóstico… Toda generación es mala

Algunos gnósticos antiguos (y algunos cristianos normales) han tomado todo lo relacionado con la sangre menstrual y el deseo de la carne/varón como algo pecaminoso, como puede verse en muchos textos de San Agustín.

Ellos interpretan de un modo literal la palabra de un salmo que diría: “et in peccatis concepit me mater mea”. Los niños nacen del pecado de la madre y del pecado del padre… Los verdaderos gnósticos no nacen de esa forma, sino sólo de Dios, pues todo el proceso de la generación esta manchado por un tipo de pecado original que continúa. Por eso habría que buscar un mundo sin deseo de varones, sin sangre mestrual y deseo de mujeres.

Perspectiva simbólico… Hay una generación superior…en Dios,pero la generación con sangre/deseo no es tampoco pecado

La mayoría de los cristianos interpretan hoy este pasaje de un modo, distinguiendo dos planos:

a) En un plano humano, los hombres nacemos de las sangres de la mujer (no se conocía antiguamente el ovulo femenino, se pensaba que la madre sólo daba la sangre… y el esperma era todo del varón)… y del deseo/esperma del varón, que es deseo de carne… Ese plano es inferior, pertenece a la naturaleza….

b) Pero, en un plano superior, los creyentes nacen de la Palabra, es decir, nacen de Dios… En ese plano todos nacemos de una forma Inmaculada (es decir, superior al orden biológico)… Hay algo en el hombre que algo que nace de Dios: la Palabra (alguien diría el alma…).

Perspectiva de vinculación creadora: el deseo de Dios en el deseo y amor humano, de hombre y mujeres…

Cuando Juan 1, 14 dice que El Verbo Se Hijo Carne… está diciendo algo más hondo… Dios mismo ha entrado en la carne y en la sangre, en el deseo de varón (y en el deseo de mujer… que sí lo tiene). Desde ese fondo tenemos que reinterpretar el texto, en contra de la letra del mismo Juan, diciendo:

Los que escuchan la Palabra… Nacen no sólo de la sangre-carne-varón… sino que nacen del Dios que actúa como Palabra fundante a través de esa misma sangre-carne-varón… La sangre/deseo de la mujer (biológicamente su óvulo) y el deseo/carne del varón (biológicamente su espermatozoo) pueden ser y son vehículos de la palabra de Dios, de tal manera que toda auténtica concepción humana es concepción inmaculada…


Voy a dejar el tema así, por hoy… Si alguien quiere seguir, seguimos… pues tengo y he leído varios libros sobre este pasaje de Juan… Recuerdo en Roma a un gran estudiante valenciano (Antonio Vicent Cernuda) que dedicó años enteros a comentar este pasaje… Sus trabajos pueden encontrarse por ahí, y siguen siendo ejemplares… aunque yo no comparta sus conclusiones. Por eso, presentaré las mías:

Conclusiones:


a) Creo que el texto de Jn 1, 13 es un texto «peligroso», pues puede llevarnos a una visión gnóstica de Cristo (habría nacido sin nacer de verdad) o de los cristianos, condenando toda carne/sangre/deseo…

b) Más aún, este texto ha dado lugar a muchos problemas en la Iglesia… Parte de la condena de la sexualidad (sangre de mujer, deseo de varón, deseo mutuo) está vinculada a una visión errada de este pasaje, separado de Jn 1, 14 donde se dice que la carne es Dios (palabra de Dios).

c) Este pasaje debe ser reintepretado en la actualidad… desde la nueva perspectiva biológica y humana que se abre desde el evangelio y desde la misma ciencia moderna.
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