Libreria Ars (Salamanca). Viernes, 6 de Marzo: Ciudad Biblia

Como una Lectio Divina para Cuaresma: Misterios del camino 

Xavier Pikaza presenta su libro Ciudad Biblia en la Librería ARS de Salamanca

Si estás en (o vienes por) Salamanca el viernes, podemos vernos en la Liberaria Ars, en plena Rua, el centro del centro de Salamanca.   ARS es un rescoldo del arte del saber y de la vida, en plana ciudad, a unos metros de la Clerecía y de las Conchas, a medio camino entre la Plaza y las Catedrales, a un tiro de piedra de San Esteban (el primer mártir y testigo de Jesús en Jerusalén y en Salamanca). 

Es tiempo para detenerse un momento y pensar, quizá para detenerse en este libro, CIUDAD BIBLIA, que es como una guía de la propia ciudad "bíblica" de Salamanca, con sus plazas y calles,sus rúas y cuestas,  sus muros y espacio abiertos, con sus sempiterna plaza, y su balcón sobre el gran río de los pícaros y lazarillos, con el puente que tiene los mismos años que los últimos libros de la Biblia, cuando los romanos subían y bajaban por la Vía que después se llamo de la Plata (la ría adoquinada,  desde Asturias a Cádiez).

Sería bueno empezar allí, por el Puente, del tiempo de Jesús, buscar ruinas anteriores del tiempo de Moisés o Elías...  recorrer y recrear la Biblia con la Ciudad de Salamanca....

Pero hace todavía frío... y no podemos andar  con y por la Biblia por las calles de Salamanca, desde la Puerta de Anibal (el fenicio-cartaginés) hasta la biblioteca y calle de Abraham Zacut, el judío astrónomo de del XV, pasando por el "Cielo de Salamanca", con las Constelaciones descritas por el libro de Job... y por eso tendremos (y por la amabilidad y servicio de su gente) haremos la lectura y presentación del libro en la Librería ARS.

Este libro, Ciudad-Biblia, tiene tres partes..., es libro en tres libro y así lo presentaré:

  1. ESTUDIO. La primera y más extensa de esas tres partes es la Presentación histórico-literaria del conjunto de la Biblia... (págs. 17-188), en forma de esquemas y mapas, con tablas comparativas de tiempos y culturas, libro a libro, argumento tras argumento, en plano a veces más técnico, otras un poco más popular,  con ilustraciones adecuadas, con riqueza de colores y un lujo de maquetación.  Esta parte ofrece una visión de conjunto de la Ciudad-Biblia, que podría llamarse historia-Biblia, desde  Abraham hasta Jesucristo, desde el Génesis al Apocalipsis,... para perderse, para encontrarse en ese libro de libro que recoge el sueño más hondo y duradero de la historia de la humanidad, entendida como gran biblioteca de Dios, como decía ya el Eclesiástico, como han dicho después pensadores y poetas, desde la Cábala hasta el mismo Unamuno. 
  2. LECTIO DIVINA. La segunda parte, algo menor, recoge 32 grandes temas (=conjuntos de misterios)  de la Biblia... (págs 189-254). Esa parte cambia de "tercio", como en una corrida de luz y colores... y pasa a la erudición a la "intimidad" meditativa de  una línea de "lectio divina",  lectura  con Dios al fondo, una ventana de Dios hecho libro para recorrer sus misterios, 32 conjuntos de misterios.... que nos llevan también desde el Génesis al Apocalipsis. De esa manea, este libro se convierte en "guía de oración", como un mapa meditativo de la experiencia interior de la Biblia. Cada uno de los 32 temas puede dividirse y se divide en seis o siete subtemas. Para entendernos, esta parte ofrece un tipo de "rosario bíblico", con 32 conjuntos de misterios. Entre ellos, evidentemente, están los misterios gozosos del nacimiento de Jesús, los misterios de la vida pública de Jesús, los dolorosos y los gloriosos. Recogen, de algún modo, los temas de las "tablas" del Retablo de la Catedral  vieja de Salamanca. 
  3. GUIA DE LECTURA PERSONAL Y DE GRUPOS...  Esta es la parte del Mapa de la Biblia como ciudad, con doce plazas, barrios y calles para recorrer en doce meses (págs 255-286). Después de la parte de estudio y de la parte de oración... viene este final de estudio personal. He dudado mucho sobre el orden de estas dos partes, que ofrecen una guía de lectura de la Biblia, por un lado en una línea orante (parte anterior), por otro lado en una línea "escolar", como en un curso de estudio de la Biblia en 12 grandes unidades, para leer, para pensar, para evaluar... 

   Como digo, he dudado del orden de este libro.  Así lo pensé al principio, así lo ha presentado y recreado de manera magistral los amigos de Verbo Divino, con Etxabe, con Albares... Pero quizá, si hubiera una nueva edición me atrevería a cambiar el orden de las dos últimas partes... Unidas ambas con un título común: Proyecto y camino de lectura:

a. Lectura de estudio y conocimiento personal (la de los Doce meses, con la ciudad de fondo, con orientaciones y evaluzacioes)

b. Lectio divina, lectura orante, con los 32 conjuntos temáticos, en clave de Biblia de Oración, con un método que puede asemejarse al que que viene desde Ignacio de Loyola (Ejercicios espirituales) hasta los grandes maestros actuales de la Lectio Divina.

A modo de ejemplo, cito aquí tres "misterios" del camino de Jesús, que forman parte de la Biblia para orar.... Esos tres misterios  (o unidades temáticas que siguen) nos sitúan, ahora en cuaresma, ante el comienzo del amino de Jesús:

a.  Comienzo del mensaje, proclamación del reino en Galilea. b. Primer camino, de Galilea a Jerusalén. c Jesús en Jerusalén... Estas tres unidades corresponden,   dentro del conjunto de los 32 temas, a los números 20-21-22.  Como he dicho, sigo el  esquema el estilo orante que puede encontrarse en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola o en los grandes maestros de la lectio dvinia

 TEMA 1 (=20). GALILEA.  REINO DE DIOS. MENSAJE CENTRAL (28-29 dC)

                Empezó con dos rupturas. (a) Dejó su casa (si la tenía)  y  su trabajo (si no estaba en paro) para ir con Juan Bautista (¿por cuánto tiempo?), asumiendo su visión apocalíptica del juicio. (b) Dejó a Juan (quizá después que le encarcelaran, hacía el 28/29 dC),  para iniciar un camino propio, anunciando el Reino de Dios (cf. Mc 1, 9-14 par). Ambas rupturas indican su capacidad de aprendizaje y cambio, su decisión radical a favor de la obra de Dios. El centro del mensaje de Juan, con quien Jesús compartió su vida por un tiempo, había sido el juicio de Dios. En un momento dado, Jesús pensó que ese juicio ya  se había cumplido, o que Dios había cambiado su plan, tras el prendimiento del Bautista. Sea como fuere, se sintió llamado y vino a Galilea para anunciar y preparar el Reino de Dios:

 Galilea tierra del Reino (Mc 1, 14 par)

  No fue a Jerusalén (aunque al final  irá, como veremos), pues la obra de Dios no se expresaba por los sacerdotes y el templo. No quedó al otro lado del Jordán, esperando el juicio de Dios, como el Bautista, sino que vino a Galilea, para iniciar allí, en un extremo de la tierra prometida, la obra del Reino de Dios (cf. Mt 4, 12-16), retomando así la historia más antigua de Israel.

Bodas de Caná (Jn 2, 1-11).

El evangelio de Juan ha condensado el mensaje de Jesús en Caná de Galilea, empleando signos sacrales (sacramentales): Jesús quiere que los suyos  pasen (por consejo de su Madre: María, Israel) del agua de las purificaciones (Juan Bautista, judaísmo legal) al vino de las bodas de Dios, que son el Reino. Éste es el primero de sus signos, el sello de su vida y mensaje.

 Anuncio del Reino (Mc 1, 14-15)

Inició el anuncio y camino del Reino, afirmando que el tiempo se había cumplido. Ésta es una afirmación teológica (Dios viene), antropológica (los hombres deben acogerle) y cristológica: Jesus va a poner toda su vida al servicio del Reino. Se podrá discutir si él se llamaba Hijo de Dios o Mesías; pero es evidente que anunciaba el Reino de Dios y estaba a su servicio.

 Plenitud de Israel, los Doce (Mc 3, 13-19)

Había llamado (según Mc 1, 16-20) a “cuatro” como pescadores finales (quizá en la línea del Bautista). Pero su llamada final se dirige a Doce, a quienes convoca, desde Galilea, como signo y principio del nuevo Israel, las Doce Tribus de Jacob, que han de ser principio y fuente de transformación para toda la humanidad

 Rechazo en Nazaret (Mc 6, 1-13)

Su vida y mensaje le enfrenta con su familia y su gente, que le rechazan por conocerle (¿quién es éste?) y porque piensan que se opone las buenas tradiciones de su tierra (cf. Lc 4, 16-30). Eso significa que el proyecto de Jesús ha suscitado desde el principio la oposición de mucha gente, ya en su gente, entre sus familiares. Su opción mesiánica no fue compartida por todos.

Sermón del Monte (Mt 7 5-7).

Rechazado por los suyos, él ofrece a todos su mensaje, que Lc 6, 20-36 ha centrado en tres motivos: Bienaventuranza de los pobres, amor al enemigo, superación del juicio  (cf. Mt 5-7), que resumen el sentido de su proyecto: Su visión de Dios, su forma de entender la presencia del Reino y la tarea de los hombres que lo acogen. Sólo desde aquí puede entenderse lo que sigue.

 Su mensaje básico es muy simple. No incluye complicaciones de escuela (propias de rabinos), ni exige grandes esfuerzos de comprensión, sino  que pueden entenderlo y acogerlo todos los que creen en la obra y presencia de Dios en la vida de los hombres, pues  recoge los elementos básicos de la tradición de los profetas, desde la nueva perspectiva  de Jesús. Él  inventa nada, simplemente toma en serio lo que habían dicho los profetas.

 Contexto:

 – Sincronismo. Hemos citado ya el de Lc 3, 1-2, que sitúa el comienzo del mensaje del Bautista, en torno al 28/29 dC. Es muy posible que Lucas no contara con ninguna tradición sobre el año en que Jesús comenzó su ministerio, pero las referencias a Juan se pueden aplicar a Jesús. Seguimos hacia el 28/29 dC. Tiberio es emperador, Herodes Antipas tetrarca de Galilea, Poncio Pilatos gobernador de Judea etc.  Todos los pueblos del mundo conocido (occidente) están sometidos a Roma. Sólo los partos conservan su independencia, pero en este momento no hay guerra de ellos con Roma.

– Galilea. Jesús no anuncia el mensaje junto al río que lleva a la tierra prometida (como el Bautista), ni en (o contra) Jerusalén como hacen los de Qumrán y como hará el egipcio de Josefo (Ant 20, 167-172), sino en Galilea, en la tierra profunda del antiguo Israel, ahora aplastada por hegemonía política de Antipas y la pobreza intensa de la población,  dominada por el hambre, la enfermedad y el miedo.

TEMA 2 (21) GALILEA, TIERRA DEL REINO (29 dC)  Mc 4-8 par (Seis misterios)

                El mensaje del Reino se expresa en estos misterios de Galilea, recogidos por los evangelistas, pasados los años, tras la Pascua, resumiendo lo que había  sido el mensaje de Jesús. Tanto como aquello que pasó importa el sentido que tiene para la Iglesia, desde una perspectiva catequética y misionera. Recojo aquí seis misterios, siguiendo el orden de Mc 4,1–8, 33  (aceptado por Mateo y Lucas), destacando el primero y el último, que tienen un carácter especial; todos ellos condensan la tarea de Jesús, el mensaje de un año, abierto al tiempo posterior de la Iglesia.

 Parábolas. Entender (Mc 4)

El mensaje de Jesús es ante todo una nueva manera de entender, una apertura de conciencia,  una parábola. Él  no quiere fijar una conducta, como los rabinos, sino ofrecer a todos una comprensión más honda y personal de la realidad en la que actúa Dios. Mt 10 ha recogido más parábolas (y también Lucas en otros lugares), pero el sentido de fondo es el mismo: Saber entender.

 Paso por el mar (Mc 4, 35-41)

El camino de Jesús implica decisión y riesgo: Hay que atreverse a pasar al otro lado, para ver las cosas desde una perspectiva distinta, a pesar del riesgo que ello implica (cf. también Mc 6, 46-52 par). El evangelio no es calma contemplativa, sino travesía arriesgada y compartida, que nos permite pasar al otro lado de la realidad, para volver al principio de las cosas.

Milagros. Salud (Mc 5, 1-43)

Jesús no quiere que los hombres y mujeres sigan como son, sino cambiarlos, haciendo que sean capaces de curarse y de vivir en salud, como aparece en estos y otros pasajes (cf. Mt 8-9). No se ocupa de cosas externas, sino de personas, enfrentándose con ellas, para que sean capaces de creer, dejando que el poder interno de Dios (fe) les transforme.

 Misión de los Doce (6, 6-13)

Llamó a Doce, para que fueran signo de Israel (Mc 3, 13-19 par). Ahora les envía ofreciéndoles su misma palabra y su poder, como portadores del Reino, sin riqueza material, sin armas (cf. Mt 10, 5-15; Lc 9, 1-6), como semilla del nuevo Israel, humanidad reconciliada, en gesto de mesianismo compartido.

Multiplicaciones (Mc 6, 30-44)

De la palabra pasa a la comida compartida, aquí y en Mc 8, 1-12 par. El judaísmo de los rabinos tendía a expresarse como sagrado (templo) o ritualizado (puro, entre puros). Jesús sitúa el pan a campo abierto, para así multiplicarlo y compartirlo entre todos los que vienen (los que tienen hambre de palabra y pan).

 Confesión de Pedro (Mc 8, 27-33)

Estos misterios de Galilea culminan, significativamente en una escena situada al Norte (en Cesárea de Filipo), donde Jesús ha llevado a sus discípulos para que le digan cómo han entendido, por qué siguen. En nombre de los Doce, Pedro le dice que él es el Mesías. Pues bien, a partir de aquí, empezará el camino en el que debe definirse lo que implica ser mesías

                 El evangelio de Marcos ha entendido a Galilea como símbolo del Reino, lugar de la Iglesia cristiana. Por eso ha propuesto al final (16, 1-8) la exigencia de “volver” allí para encontrar a Jesús resucitado y retomar su camino. La Iglesia posterior ha insistido más en la exigencia de confesar la divinidad de Jesús (Hijo de Dios, Señor divino, conforme a los concilios de Nicea o Calcedonia), dejando en sombra la vida y mensaje de este Jesús de Galilea, que enseña en parábolas y cura a los enfermos, con el ideal concreto de las multiplicaciones (comida compartida).

 Contexto, Galilea año 29:

 – Externamente, era un tiempo pacífico. Desde que el 6 dC (tras la remoción de Arquelao, por motivos del censo) se había levantado Judas Galileo, no se habían dado motines ni revueltas en el conjunto de la tierra de Israel. Herodes Antipas gobernaba con firmeza la región. Sin embargo, los profetas más lúcidos vieron y destacaron los problemas:

 –Juan Bautista lo había resaltado, aunque no en Galilea, sino en Perea, al otro lado del Jordán, frente a Judea. Pues bien, Herodes, que era tetrarca de Galilea y Perea le había juzgado peligroso, encerrándole y matándole en Maqueronte, muy lejos, no en la cercana Galilea, quizá por miedo a un levantamiento del pueblo (Josefo, Ant 18, 109-119).

– Jesús de Nazaret, que había seguido a Juan, no se mantuvo como él en Perea, esperando la apertura del Jordán, para pasar a la tierra prometida (Judea), sino que anunció el Reino en Galilea, expresando así su protesta contra las condiciones económicas, sociales y religiosas de Galilea.

TEMA 3 (22) EL CAMINO DE JERUSALÉN (29/30 dC)

 Mc 8, 31–10, 32; Lc 9, 31–19, 43; Jn 11 (Seis misterios)

                Los misterios de Galilea han culminado con la confesión de Pedro, a la que Jesús responde pidiendo a sus discípulos que callen (Mc 8, 29-30), porque ha de trazar un Camino de Reino que subirá a Jerusalén. Juan Bautista no subió (le prendieron y mataron al otro lado de la tierra prometida). Jesús quiere hacerlo, desde Galilea. Así lo ha puesto de relieve Marcos con sus tres anuncios de entrega (8, 31; 9, 31; 10, 32-4), y de manera más intensa todavía Lucas, presentando la segunda parte del evangelio en forma de camino (éxodo) que lleva a Jerusalén, donde culminará (9, 31. 51). Desde aquí se entienden los seis misterios del camino, tomados del fondo común de los sinópticos (anuncios de pasión, Tabor), del material particular de Lucas (Marta y María, buen samaritano), y de la tradición del final de ese camino (ciego de Jericó, resurrección de Lázaro)

 Anuncio de la Pasión (Mc 8, 31)

En el comienzo del camino de Jesús hacia Jerusalén está el descubrimiento de que su tarea de Reino implica un tipo de derrota o sufrimiento (cf. Mc 8, 31; 9, 31; 10, 32-34 par). No sube a Jerusalén para morir, sino para anunciar allí el Reino de Dios y prepararlo, pero está dispuesto a morir (esto es, dar la vida) al servicio de su causa.

Transfiguración (Mc 9, 2-9 par)

En ese contexto se sitúa esta escena de gloria mesiánica, vinculada a la resurrección. Ella ha sido redactada tras Pascua, pero contiene un elemento de fondo histórico: El camino de Reino de Jesús retoma la dinámica de todo el AT (están presentes Elías y Moisés), y sólo puede entenderse desde la perspectiva del Dios de la gloria.

 Buen Samaritano (Lc 10, 25-37)

En su camino hacia Jerusalén (Lc 9, 51), Jesús pasa por Samaria, donde no le reciben (9, 52-56). Pues bien, en ese contexto, él aparece como “buen samaritano”, como aquel que cumple el mandamiento del amor (10, 25-29) ayudando al asaltado y herido del camino. Esta parábola pero expresa del modo más claro la identidad de Jesús

Marta y María (Lc 10, 38-42)

En el camino anterior está la casa de Marta y María, que son la Iglesia entera, centrada en el servicio de las mesas (acogida, ayuda mutua) y en la escucha de la Palabra. Mientras sube a Jerusalén, Jesús crea de esa forma iglesia, una comunidad donde se vive el evangelio, expresado en el gesto de estas dos mujeres.

 Ciego de Jericó (Mc 10, 46-52 par)

Ésta es la escena final del camino, según la tradición común de los sinópticos. En Jericó, última etapa hacia Jerusalén, hay un ciego (en Mt dos) que pide limosna, queriendo “ver”. Jesús abre sus ojos (le hace ver), y él le acompaña en el último tramo de la entrega de la vida. Precisamente por eso, por dar visto a los ciegos, le matarán en la ciudad.

Resurrección de Lázaro (Jn 11)

En el final del camino, según Juan (antes de la unción de Betania y la entrada en Jerusalén) se sitúa  la llamada a la vida  de Lázaro, signo del mismo Jesús, que así aparec como resurrección y vida, transformando de un modo radical la religión de los sacerdotes que, lógicamente, le condenan a muerte.  Esa vida pascual de Jesús marca la diferencia cristiana.

 Estos seis misterios  trazan el sentido del camino que va de Galilea (anuncio del Reino) a Jerusalén, y que los cristianos deben repetir una y otra vez, para actualizar de esa manera su historia mesiánica.  Hay otras escenas (históricas, parabólicas) que podrían citarse en este contexto, pero estas seis han sido y son suficientes.

 Contexto

 Éstos seis misterios del camino de Jesús, que nos sitúan en los años 29/30 dC, pueden  compararse con algunos gestos de su entorno y de su tiempo, propios de profetas judíos, que esperan la llegada del Reino de Dios:

 – El Jordán. Juan Bautista no sube a Jerusalén, sino que queda esperando la señal, al otro lado del río, hasta que le entregan a Herodes, que le mata, en torno al año 28/29 dC (cf. Mc 1, 1-9.14). En el mismo lugar espera Teudas, con otros muchos, en tiempos de Cuspio Fado (44-46 dC), que se le opone y le (les) mata (Josefo, Ant 20, 97-98).

– Ante Jerusalén. Jesús de Nazaret sube a Jerusalén por el Monte de los Olivos, sin armas (Mc 11, 1-11), volviendo allí para esperar la llegada del Reino de Dios (el 30 dC), pero le prenden y matan (Mc 14, 26.32). Años más tarde, se apostará en el mismo monte un judío de origen egipcio, con otros muchos, esperando la caída de las murallas de Jerusalén y la llegada del Reino de Dios. Pero el procurador Félix salió con sus soldados y mató a más de cuatrocientos “rebeldes”, aunque el egipcio logró escapar,  hacia el 53-55 dC (Josefo, Ant 20, 167-172).   

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