Pasaba el Buen Samaritano por el Cuerno de África

Isidro, mi amigo, me ha pedido una reflexión evangélica sobre el problema de fondo del Cuerno de África para la revista que el dirige (Trinidad y liberación). Se trata de una revista que ha surgido de la fusión de “Hoja Trinitaria” (Salamanca) y de “Familia Trinitaria” (Córdoba), una revista cuya cabecera “Trinidad y Liberación” incluye dos palabras fundamentales del patrimonio histórico de la Orden Trinitaria y del conjunto de la Iglesia.

Esta revista ha nacido con vocación de servicio a la Orden, a la Familia Trinitaria y a todos los que están interesados por el Dios de la libertad personal, eclesial y social. Se trata de una oferta editorial abierta a la actualidad, plural en las opiniones y comprometida con una línea de pensamiento, basada en una lectura y presentación del carisma trinitario de “Trinidad y Libertad”, y expresada en la vida, en la misión trinitaria, en sus protagonistas, en los valores del evangelio, y atenta a los signos de los tiempos. “Trinidad y Liberación” quiere ser medio de formación, de información y de acogida de tantos gritos de libertad que emanan de nuestra sociedad.

En esta revista escribo con regularidad, sobre temas de libertad y de Iglesia, desde un fondo bíblico. Me honro de colaborar en ella y de aparecer al lado de varios compañeros/as y amigos/as que me permiten estar a su lado. Gracias, Isidro, por tu ofrecimiento. Éste es el último trabajo que te he mandado, que estará saliendo estos días en tu (vuestra) revista, si no me equivoco. Para quienes quieran informarse de la revista o suscribirse a ella:http://www.secretariadotrinitario.org/revistas/326-revista-estudios-trinitarios-suscripcion.html

El Buen Samaritano en el Cuerno de África

El “cuerno de África” lo forman Somalia, Yibuti, Eritrea y parte de Etiopía, países situados cerca de la ruta del petróleo, junto a un mar lleno de pesca, en el Rift o Brecha (hondonada) geológica por donde han pasado las grandes culturas, desde la Eva Negra (primera humanidad), hasta la Sapiens Sapiens (Cromañón), viniendo hacia Asia, Europa, América y Oceanía. Todos hemos pasado por ese Cuerno de África, que hoy quiero comparar con el camino de Jerusalén a Jericó (cf. Buen Samaritano: Lc 10, 30-37).

1. “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó…” (Lc 10, 30). “Bajaban” los hombres por la Hondonada de África, para recorrer todos los caminos. La mayoría cruzaron y se asentaron en otros países del mundo. Pero algunos quedaron allí, especialmente en las costas y llanos de Somalia, zona rica en recursos, pobre en bienes reales, porque casi nunca llueve. A pesar de ello, los hombres del Cuerno de África pudieron vivir por milenios, entre bantúes del Alto Nilo, semitas de Arabia y mercaderes de muchos países de la tierra.

2. La Biblia recuerda esa tierra, pues llegaron a sus costas los barcos fenicios del Rey Salomón, y la princesa de Saba viajó a Jerusalén para aprender la religión de los hebreos (¡volviendo con un hijo que sería Príncipe del Cuerno de África!). Más tarde pasaron por aquí misioneros cristianos, creando la Iglesia de Etiopía, y después musulmanes, buscando refugio en tiempos de crisis. A pesar de las dificultades de su geografía, las gentes vivieron con cierta dignidad, de la pesca y pastoreo, hasta el 1500, cuando llegaron los portugueses, iniciando la nueva Edad Moderna.

3. Desde entonces han pasado por allí nuevos viajeros y/o bandidos: Unos cruzan ante de sus costas con inmensos petroleros, otros faenan en sus mares, llevando la pesca mientras los naturales pasan gran necesidad; otros, en fin, han venido con ideología y fusiles, enseñando a matar de forma “civilizada”. Y para colmo, en estos últimos tiempos han dejado de venir las lluvias, de manera que los alimentos se han encarecido y gran parte de la gente ha caído al borde del camino, como aquel que bajaba de Jerusalén a Jericó, asaltado por bandidos, tendido, medio muerto, al borde del Gran Camino de Riqueza del mundo antiguo (cf. Lc 10, 30).

4. Hoy, como antaño, muchos preguntan: ¿Dónde está Dios en el camino de Jerusalén a Jericó, en la Hondonada de África? Pero Jesús responderá: ¿Y dónde estás tú? ¡Hazte prójimo de los caídos del camino! (Lc 10, 37). Sin duda, el Dios del Cuerno de África (Señor universal) ha creado un mundo bueno (Gen 1), pero surgen también las “serpientes” (bandidos), surcando los caminos del hambre, para aprovecharse de la miseria ajena. El Dios Samaritano de la parábola de Jesús ha permitido que las cosas sucedan así (¡el mundo es mundo, los hombres se hacen malo!), especialmente en el Cuerno de África, que ha sido y sigue siendo una encrucijada de la historia.

5. Los delegados del Dios Oficial (sacerdotes y levitas de Lc 10, 31-32) van por el camino, con grandes ideas y petroleras, con ricos navíos de pesca, armas en venta… Leen la noticia en los periódicos, miran quizá un momento, pero siguen, dejando al herido medio muerto. Parecen ocupados con sus cuentas de dinero, sus posibles rezos, sus cálculos siniestros: Aunque murieran de hambre los cien millones de heridos del Cuerno, todo seguiría igual en la Bolsa de New York, Tokio o Pekín. Un muerto más ¿qué importa? La Bolsa se olvida de la Gran Hondonada, mientras siguen muriendo millones, que quizá no son “santos” (inocentes), pero son necesitados (cf Lc 10, 30 y Mt 15, 31-46: “Estuve herido al borde del camino y no me auxiliasteis…”.

6. El Dios Oficial les olvida pronto. Tras semanas (o días) de noticia, el hambre del Cuerno desaparece de los periódicos. Las petroleros siguen surcando el mar a lo lejos, los pesqueros faenan con ametralladoras (¡evidentemente, hay piratas!), mientras la Gran Hondonada se cubre de muertos que nadie recuerda y la Bolsa sigue jugando a la droga del olvido…

7. Pero el Dios Samaritano de Jesús no olvida: No hay crimen que no le duela, ni muerte que no sea su muerte, ni herido que no quiera curar con su aceite y su vino (Lc 10, 33-34). Ese Dios sigue cabalgando a ras de tierra, buscando a los heridos. No va lejos, como las petroleras y los traficantes, sino cerca en su cabalgadura, para “encontrar” a los caídos, hambrientos, heridos de todos los caminos, y de un modo especial en la Hendidura de África. Éste es el Dios que sabe mirar a los heridos, pues cree en los hombres y anuncia la llegada de un día distinto, sin petroleras ni barcos ni armas de ricos, el Dios del buen aceite y vino de la vida, que cura al herido y le monta en su cabalgadura, para llevarle al mesón (hostal, refugio) donde puedan curarle (Lc 10 34).

8. Ese Dios Samaritano es Amigo Eficaz que, por alguna razón (Él sabrá) ha dejado que salgan bandidos al camino, para venir él mismo, en persona, curando el mal que otros han hecho, para enseñarnos (como Jesús, Buen Samaritano), de forma que sepamos mirar y no olvidemos, buscando a los caídos del camino, para curarles y llevarles a la buena posada, cambiando de esa manera a todos, incluso (¡especialmente!) a los bandidos. Es el Dios que llega a las raíces de la vida, a los barrancos del camino, con su cabalgadura, su alcuza de aceite (medicina) y su copa de vino (esperanza), como sabe Lc 10, 34-35.

9. Es el Dios que actúa a través de los amigos de los hombres, como Jesús, a través de nosotros, que hemos escuchado y queremos cumplir su parábola… Es el Dios Samaritano del Buen Corazón, que sabe hacerse “prójimo” (próximo, cercano: ¡haz tú lo mismo! Lc 10, 37) y se “encarna” en la Historia de los Hombres, como principio y recuerdo de amor, sobre todos los principios de la política despiadada y del dinero (salario) del hambre de aquellos que avasallan el mundo con sus petroleros y sus metralletas.

10. Es Dios de la Buena Cabalgadura y la Buena Posada. Ciertamente, va por los valles de lágrimas de la Gran Hondonada (Rift) con su buen corazón, pero lleva una Cabalgadura, para montar en ella a los heridos, y lleva aceite y vino (para curar) y unas monedas buenas (¡no hacen falta muchas!) para encargar al amigo posadero: ¡Cuídalo hasta que yo vuelva, y te pagaré lo que fuere, si no llega este dinero! Es el Dios del aceite y el vino, suavidad y alimento, medicina y humanidad. Si vamos así al Cuerno de África, podremos curar a sus heridos… y los heridos de África nos cuidarán a nosotros, y habrá un lugar para todos (con cabalgadura, aceite y vino) en la “posada” del mundo.
Porque el mundo es “posada” en la Hondonada (Rift) de la vida, y no fortaleza permanente como quieren los señores de las armas y el dinero, que corren el riesgo de matarlo todo, y que lo harían, si no hubiera un Dios de Humanidad, el Dios del Buen Samaritano.
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